Reflexión: Nabai y Bildu se niegan a condenar los homenajes a etarras

La pasada semana, varias decenas de simpatizantes ultranacionalistas recibían con honores en Pamplona al etarra Jorge Olaiz Rodríguez junto a una herriko taberna en la calle del Carmen. Uno de los méritos de Olaiz para este homenaje es el de haber intentado asesinar al exedil de UPN Miguel Ángel Ruiz de Langarica. El etarra fue detenido en 2001 tras un tiroteo cuando formaba parte de un grupo que intentaba reconstruir el Comando Nafarroa. A los actos de homenaje en la calle se sumó la bienvenida desde Twitter por parte de algunos significados personajes de la “izquierda abertzale”, como la diputada de Bildu Aitziber Sarasola o el abogado de Kontuz Jokin Elarre. El acto había sido anunciado profusamente mediante carteles colocados previamente por todo el Casco Viejo de Pamplona.

Ayer el Parlamento de Navarra, por otro lado, aprobó una declaración expresando que “condena y rechaza los actos de homenaje a personas condenadas por su pertenencia a la banda terrorista ETA porque suponen un comportamiento que contribuye a fomentar el odio y la violencia”. La declaración fue aprobada con los votos en contra de Bildu y Aralar-Nabai y la ausencia de Patxi Leuza (Geroa Bai), que sí estuvo en otras declaraciones contra la trnasexualidad y la transfobia que se aprobaron en el Parlamento ese mismo día.

Son muchas las reflexiones que pueden inspirar todos los datos contenidos en las líneas anteriores.

Cabe preguntarse, por ejemplo, por la pasividad de las autoridades ante el homenaje. Que no es una pasividad nueva sino una pasividad respecto a la que se escribe un capítulo nuevo cada día. Alguien en el PP debería preguntarse si entre las razones del descalabro electoral hay algo más que el mero hecho de pintar a Cañete de azul en los carteles.

Otra reflexión posible es la pregunta de cómo quienes se niegan a rechazar el homenaje y la exaltación de un etarra pretenden luego prohibir una exposición del regimiento América 66.

Naturalmente la exposición del regimiento no resulta equiparable porque no exalta ninguna acción totalitaria, ningún período concreto, ningún régimen particular ni ningún crimen de guerra, limitándose a mostrar los avatares de 250 años de historia y exhibir algunos esquíes, algunas armas, algunos uniformes y, en realidad, poco más. Pero incluso aunque lo hiciera perderían toda legitimidad moral para protestar quienes luego homenajean a un etarra.

Alguien podría alegar que el recibimiento prestado al etarra no es un homenaje, sino una comprensible expresión espontanea de afecto personal por parte de algunos vecinos y familiares, sin connotaciones políticas e ideológicas.

Obviamente se trata de una explicación difícil de digerir, pero es que en este caso la declaración del Parlamento de Navarra no rechaza tal o cual acto concreto que pudiera discutirse si es o no es un homenaje, sino que rechaza “los actos de homenaje a personas condenadas por su pertenencia a la banda terrorista ETA”. Es decir, que Bildu y Nabai no votaron en contra de esta declaración por pensar que actos concretos como el de la semana pasada no constituyen un homenaje a los etarras, sino que votaron expresamente contra una declaración en virtud de la cual, cuando algo sí es un acto de homenaje a ETA, no lo condenan.

Finalmente, cabe mostrar la máxima sorpresa ante el hecho de que incluso un abogado de Kontuz se sume al homenaje al etarra Olaiz Rodríguez. A lo mejor es que hay que recibir como un héroe a Olaiz Rodríguez porque, aunque formaba parte de una organización terrorista, no cobraba ninguna dieta. O a lo mejor a los consejeros de entidades financieras que han cobrado dietas les bastaba con pedir su ingreso en ETA para que Kontuz pasara a considerarlos dignos de homenaje.

Si a alguien se le perdona que mate por ser de los nuestros, ¿qué no se les perdonará a los nuestros del asesinato para abajo?

Seguramente habrá muchas razones para votar a Bildu o a Nabai siempre que, por lo visto, la coherencia, la ética y la lucha contra la corrupción no se encuentran entre ellas.