Rajoy decepciona

La situación que atraviesa el PP resulta sumamente complicada lo reconozca o no el presidente del gobierno, cuya comparecencia el sábado para explicar todo lo sucedido se puede resumir en dos palabras: “es falso”.

Pero no completamente falso.

Al menos algunos de los pagos realizados en la contabilidad X del Partido Popular no sólo están siendo reconocidos por algunos miembros del partido, sino explicados y en la medida de lo posible justificados por ellos mismos. Es decir, que la contabilidad publicada puede no ser completamente cierta, pero a estas alturas también parece evidente que tampoco es completamente falsa. No se trata por tanto de una mera relación insidiosa de pagos imaginarios. No al menos totalmente.

Son los apuntes del tesorero del PP

Huelga decir, por otro lado, que los apuntes que se están publicando son nada menos que los del tesorero del Partido Popular desde el año 1991 hasta el 2009, confirmado por Rajoy en 2008. No se trata por tanto de unos papeles anónimos sino de los papeles del tesorero del partido confirmado por el propio Rajoy en su cargo. Y el mismísimo Rajoy aparece como beneficiario en alguno de esos pagos. Algo demasiado grande para despacharlo en una rueda de prensa en la que no se admitieron las preguntas con un “es falso” argumentalmente escuálido.

¿Hay más cosas por salir?

Tampoco son los periodistas de un solo medio ni de medios de un solo espectro ideológico quienes insisten en la veracidad de los apuntes contables de Bárcenas, sino que las acusaciones se multiplican desde distintos medios y distintas líneas editoriales en parte por lo ya publicado, pero es de sospechar que también basados en las confidencias de sus fuentes o acaso en documentos de los que son conocedores y que en cualquier momento pueden ser publicados. Lo que existe en cualquier caso es un ambiente de sospecha generalizado en la opinión pública del que resulta difícil que Rajoy pueda salir diciendo sólo dos palabras como “es falso” y nada más, para desmontar toda la información que se está publicando.

Encuestas

Como expresión de todo lo anterior, diversas encuestas publicadas en las últimas horas señalan un desmoronamiento de la intención de voto del PP. La encuesta de Metroscopia para El País indica una caída del voto del PP del 44,6% en las generales hasta un 23,9% en estos momentos. Cierto que El País no es un medio afín al PP pero la encuesta tampoco señala ningún beneficio para el PSOE que sigue quedando por debajo, incapaz por completo de canalizar algo del voto descontento. El Periódico, por su parte, vaticina en su encuesta una caída para el PP desde los actuales 186 escaños hasta los 133/135, mientras que el PSOE apenas sube de los 110 de las pasadas generales a los 120/123 en los momentos actuales. En ambas encuestas se observa en cambio un aumento notable de UPYD e Izquierda Unida, que ven incrementados sus escaños en ambos casos hasta el entorno de los 25 diputados.

A río revuelto, ganancia de radicales

Las encuestas anteriores, hasta donde podemos confiar en las encuestas, vienen a reflejar tanto la caída en desgracia de los partidos mayoritarios como el ascenso de formaciones que toleran el asalto a supermercados, pero en territorios como Navarra o el País Vasco el de otras que han protagonizado o no han condenado el trasiego de sobres de los que no sólo tenían dinero negro por dentro sino manchas rojas de sangre por fuera. Existe un doble riesgo en cuanto al ascenso de este tipo de formaciones en río revuelto. De una parte, en pleno naufragio del sistema, por el voto directo en tanto que formaciones que se presentan a sí mismas como antisistema, aunque sus puntos de vista no sean a menudo sino una versión radical y exacerbada del sistema y su corrupción un mero reflejo del poder que tienen, por poco que sea, cuando lo tienen, donde lo tienen y en cuanto lo tienen. Por otro lado, el riesgo de que un aumento generalizado de la abstención multiplique la proporción del voto radical incluso aunque no crezca en números absolutos. Es un buen momento para repensar y cambiar el sistema pero sin asumir que cualquiera es antisistema o que cualquier alternativa al sistema automáticamente es buena. La propuesta más revolucionaria seguramente no es tanto el mismo sistema con otras caras (en realidad bastante requetevistas), el superado sistema con cartilla de racionamiento modelo soviético-bolivariano (no digamos ya sin tener petróleo que vender a los capitalistas), ni otro sistema (eso no es ser antisistema), sino menos sistema. El problema es que resulta difícil encontrar políticos dispuestos a tomar el poder para reducirlo.

Interesante buscador

Para los interesados en navegar a través de la maraña de anotaciones de las cuentas de Bárcenas, este enlace al diario El País permite buscar información por el nombre, las fechas y las cantidades a través de toda la maraña de papeles del caso. Interesa acaso subrayar los nombres que NO aparecen en los papeles, entre ellos los de Soraya Sáenz de Santamaría, Esperanza Aguirre, Feijóo, Gallardón, Montoro, Wert, de Guindos, Cañete, Fernández Díaz, García-Margallo, Ana Pastor, Morenés… en realidad casi nadie del gobierno, para ser justos.

El PP ha decepcionado incluso a sus propios votantes

La herida infligida al PP probablemente tiene algo que ver con el descontento previo generado por los populares entre su propia base de votantes. A los liberales les ha subido los impuestos mientras paralelamente no era capaz de ajustar el déficit ni poner en orden las cuentas del estado. Los conservadores no han visto que se cambiara la ley del aborto, la del matrimonio gay y ni siquiera que se haya garantizado mínimanente todavía la libertad educativa. Los reformistas no han visto ningún avance en materias como el cheque escolar, la autofinanciación de los partidos, las listas abiertas o la despolitización de la justicia. Quienes se manifestaron con Rajoy contra la política antiterrorista de Zapatero ven ahora a la izquierda abertzale acomodada en las instituciones y a Bolinaga, el terminal más longevo del mundo, paseando por la calle.

Ante un eventual colapso del PP

Un hipotético escenario, dada la generalización de las sospechas sobre la cúpula del PP, podría ser el de una situación de dimisiones en cadena. El PP tiene legitimidad democrática para gobernar tres años más a pesar de las peticiones de la izquierda de elecciones anticipadas. El PP tiene legitimidad para convocarlas pero también para no convocarlas. Otra cosa es que algunos miembros del gobierno o de la dirección del PP puedan quedar deslegitimados. Pero son los votos obtenidos en las generales los que legitiman al PP y no la santidad de sus directivos. En este sentido, la ansiedad de la izquierda por acabar la legislatura con tres años de anticipación no sólo es un tanto antidemocrática, sino que se observa que viene de antes del caso Bárcenas y en realidad desde el día siguiente al que se conocieron los resultados electorales. Otra cosa es que una limpieza en profundidad de la cúpula del PP pueda requerir la convocatoria de un congreso extraordinario del partido y un nuevo liderazgo que podría recaer sobre Nuñez Feijóo e incluso sobre Esperanza Aguirre, un activo ideológico y electoral del partido muy desperdiciado en estos momentos.