El pasado 22 de octubre, el Tribunal Constitucional polaco emitió una sentencia que prohibía el asesinato de fetos de personas discapacitadas, lo cual habría invalidado el supuesto eugenésico de la legislación abortista en vigor.
Tras ello, una violenta minoría feminista y pro-muerte, no solo respaldada por la oposición izquierdista sino por poderes supranacionales y otros grupos de presión que pretenden subvertir la Catolicidad de la patria natal de San Juan Pablo II y San Maximiliano Kolbe, trató de sumir el espacio público polaco al caos.
No obstante, hubo numerosos polacos valientes por cuyos hechos podemos atrevernos a aseverar que existe esperanza alguna en este país hermano. Para ello, por medio de una entrevista en exclusiva, hemos conversado con uno de los responsables de esas acciones de defensa de los lugares de culto y otras estructuras sagradas en Polonia.
Nuestro entrevistado es Rafal Mekler, quien fue número 2 en la candidatura al Sejm (año 2019) de la coalición Konfederacja, encabezada por el diputado paleo-libertario Jakub Kulesza, perteneciente a la formación política de Korwin, mientras que Mekler forma parte de otra de las formaciones integrantes de esa coalición: el Movimiento Nacional (de la cual es líder representante en Lublin).
¿Cuándo se fundó la Guardia Nacional (Straz Narodowa en polaco)
No puedo aseverarlo. Nosotros, en Lublin, tomamos nuestra propia iniciativa, de manera conjunta entre las divisiones locales del Movimiento Nacional y Juventud de Toda Polonia, y otros grupos pro-vida y conservadores. No obstante, sin haber formado parte, sí hemos estado cooperando con la Guardia Nacional.
Hay quienes afirman que las autoridades policiales fueron «desproporcionadamente estrictas» en la Marcha por la Independencia del pasado 11 de noviembre, cosa que no se daba ante el asedio revolucionario previamente mencionado. ¿Qué hay de cierto aquí?
Esto es verdad. Vimos entre tres y cuatro millones de mujeres enfadadas gritando. Nosotros permanecimos rezando en las escaleras de la catedral. En el lado opuesto vimos olas de masas enfurecidas. En una fila tuvimos problemas similares dos días después, sorprendiéndonos que, pese a estar bajo restricciones de contención de la propagación del coronavirus (solo puedes reunirte con cinco personas en un lugar), la policía no hizo nada para pararlas. Teníamos a unas dos mil personas que no mantenían la distancia social, no llevando algunas de ellas mascarillas.
Yo estuve en la marcha del 11 de noviembre, en la que sentíamos una atmósfera de tensión generada por la policía. En un año «normal» nunca habíamos visto a estos agentes con escudos, bastones y equipaciones completas. Pero, en esta ocasión, estuvieron preparados para una batalla callejera que ellos mismos declararon. Yo estuve en frente de la marcha y no he visto lo que ocurrió en la ronda de DeGaulle, pero como he visto después en Internet, hay posibilidad de que agentes de policía ocultos provocasen esto. En cualquier caso, pienso que no hay razón para disparar a nadie si tienes otras opciones para garantizar el orden.
La diferencia de trato entre ambas movilizaciones es visible. Eso sí, cuesta entenderla. Más aún cuando tenemos un supuesto «gobierno de derechas» que no demuestra tal cosa. En las calles no apreciamos mucha diferencia entre este gobierno «derechista» y el anterior gabinete centro-izquierdista. La única declaración del PiS es obtener más votantes en la tradicionalmente conservadora sociedad polaca. Nada más.
¿Podrías describir algunas de las estrategias de defensa en las que incurristeis (al menos en Lublin)?
En nuestra ciudad, organizamos grupos de vigilantes de las iglesias. Por supuesto, el nivel de enfado fue alto, pero muchos manifestantes eran chicas adolescentes acompañadas, a menudo, por sus novios, gritando «f**ck PiS» (partido de gobierno) o algunas consignas a favor del aborto. Los grupos que hicimos abrieron un perfil en redes sociales en las que escribimos cuántos éramos así como los sitios en los que podemos estar a veces (consideramos esto suficiente para evitar cualquier vandalismo). Son valientes si no hay ningún oponente. Para proteger las iglesias, bastaba con estar allí. Nada más.
¿Cuál es la importancia del Catolicismo para la identidad nacional polaca?
Existe una canción llamada «Basamos esta ciudad en el rocknroll«. Así pienso que podemos decir que «construimos este país sobre el catolicismo».
En nuestro pasado, hemos tenido muchos periodos en los que hemos estado bajo control. En esos tiempos, nuestros valores como nuestro destino, nuestra lengua tratando de ser erosionada por todo ocupante (Rusia, Prusia y Austria). La Iglesia fue el único lugar donde teníamos cierta independencia y nos manteníamos unidos. Los rusos querían hacernos ortodoxos, los alemanes, protestantes.
Durante años, se ha dicho que ser católico polaco implica estar unido a los demás. Por ejemplo, en Kresy, un territorio otrora polaco, la fe católica es denominada «fe polaca».
El catolicismo es el fundamento de base de la identidad polaca, representado visiblemente en la arquitectura y basado en valores a respetar.
¿Cuál es tu perspectiva de futuro sobre el catolicismo en Polonia?
Pienso que el catolicismo está en nuestras mentes y almas. Actualmente estamos en una especie de crisis, pero se trata de un mero periodo de tiempo breve tras el cual se ha fortalecido la iglesia (la primavera viene tras cada invierno). Estos jóvenes que hoy protestan tendrán que empezar a pensar en mejorar su futuro cuando tengan sus propios hijos. La reflexión viene más tarde y muchas cosas empiezan a comprenderse con el tiempo.
Para pensar en positivo, necesitamos empezar por nosotros mismos. Todo católico necesita ser prueba viviente de su fe. El mundo está avanzando de una manera que no podría ser aceptada por muchos. Estamos viviendo en una era en la que todos los valores están en constante ataque. En estos días, donde nada es permanente, la gente, tarde o temprano, la gente virará a algo que aún es lo mismo desde hace miles de años. La Iglesia estuvo, está y estará.