La noticia es que Caja Navarra, como regalo de despedida a los cargos políticos que dejaban el puesto por la reforma estatutaria, les entregó en junio unos relojes de lujo valorados en entre 2.500 y 4.000 euros, según el modelo. Los beneficiarios de esta generosa atención fueron Miguel Sanz, Yolanda Barcina, Roberto Jiménez, Carlos García Adanero y Alvaro Miranda. La ocurrencia de la CAN empezó quedar en cuestión cuando Yolanda Barcina devolvió su reloj. Por las mismas fechas, según Diario de Navarra, devolvió el suyo Roberto Jiménez y poco más tarde García Adanero. Enrique Goñi telefoneó a Barcina y Jiménez para que no devolvieran los relojes, sin convencerlos, explicándoles que se trataba de un detalle que la CAN tenía con todos sus empleados al cumplir 25 años de trabajo. Miguel Sanz y Alvaro Miranda no entendieron que hubiera ningún problema y no se plantearon la devolución de sus relojes. En cuanto a los beneficiarios, conviene recordar que no han cumplido 25 años trabajando para la CAN y que al cesar como consejeros pasarán a formar parte de la Junta de Entidades Fundadoras, órgano asesor repleto de cargos políticos emanado de la “despolitización” estatutaria de la CAN, que se reunirá cobrando dietas al menos una vez al trimestre.
La noticia es extraordinariamente jugosa por lo que les animamos a dejar su opinión al respecto a través de sus comentarios. Además les invitamos a votar en las siguientes encuestas para conocer si ustedes están de acuerdo o no con este regalo.
Cargando ... Cargando ...
19 respuestas
El asunto de los relojes forma parte del nuevo estilo puesto en marcha por Goñi al frente de la CAN. Es el estilo «Guay» de invitaciones al extranjero a determinados clientes, de tener el despacho más «in» de Navarra aunque para ello haya que gastarse un pastón en reformas y contrareformas, el de inventar un foro de expertos «Viálogos» que nada aporta a la cuenta de resultados y que conlleva afrontar grandes gastos para traer a Pamplona a «gurús» de todo el mundo, el estilo de comprar en la calle Serrano de Madrid un piso de 400 metros cuadrados para cuando el señor viaja a Madrid se encuentre como en casa, el estilo de poner el acento en la publicidad, la imagen y el diseño aunque detrás de eso haya «humo». Los políticos que han devuelto los regalos lo han hecho cuando se enteraron que el asunto podía salir a la luz pública. Alguno de ellos ya lo había estrenado. Es triste el estilo impuesto en la CAN por Goñi que recuerda, por desgracia, al que llevó a la ruina a algunas divisiones de Mutuavenir y triste también el estilo de los políticos que no tienen reparos en recibir un regalo de semejante cuantía. Sin embargo lo más triste es que crean que son merecedores de tal obsequio.
Andá! Igual soy yo quien con mi voto sí/no hace que no coincidan los resultados. Me explicaré: Me parece un tremendo error regalar semejantes pelucos, pero si un político lo acepta, resulta patético que después lo devuelva.
Ya está bien de regalos ‘institucionales’, de 100 o de 5.000 euros, filtrados o no filtrados a la prensa. ¿Hay que regular por ley (foral) también estas nimiedades? Quien malversa no es tal vez el/a «beneficiario/a», sino el responsable de comunicación o relaciones públicas de ‘la’ institución’. Tolerancia cero, tb para una visita oficial del embajador USA o cualquier otra personalidad: basta con una comida (de 4-6 personas máximo). ¿no se enteran de lo que es la INTEGRIDAD?
Tan villano fuere el que diera,así como villano el que consintiera.No hay dádiva que no espere ganancia para la hacienda,y tampoco hubiere hacienda que caso no hiciera a lisonja y joya regalada.Dimes y diretes andan que el amo no es propio para la hacienda ajena,más no por voces queda…pero nadie de ahí quitarle pueda.Mala andanza para el pueblo ahora aquí nos halla,que otro pudiente caballero en hacienda valenciana,en las mismas lides por allí anda,pero tampoco hay paladín que de esa hacienda mejor cuidara.Escarnio no parece que hayemos a tan desatinado entuerto,sí que es veraz que la plata se va…y a dó ni villanos,ni paladines,ni populacho,saben si alguna vez volviera.