Los diputados de UPN Carlos Salvador e Íñigo Alli han presentado una pregunta al Ministerio del Interior para saber si tiene conocimiento de la jornada de homenaje al etarra José Miguel Gaztelu que ha organizado la izquierda abertzale el 18 de noviembre en Elizondo, y si “va a evitar que, en caso de que se celebre, suponga un acto de exaltación del terror, de enaltecimiento de un asesino y de humillación a las víctimas de ETA”.
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El etarra Gaztelu participó en los asesinatos de Pedro Galnares, Antonio López y Mario Leal, y en los secuestros de José Antonio Ortega Lara y Julio Iglesias Zamora. En total fue condenado a 224 años de prisión, de los cuales cumplió 20 en prisión y acaba de salir en libertad el pasado 4 de octubre.
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La jornada de homenaje por la que preguntan los diputados prevé una recepción en la plaza principal de Elizondo, una comida privada en un restaurante de la localidad y un acto político posterior. Tanto Salvador como Alli dirigen estas preguntas al Ministerio del Interior “ya que la convocatoria de este recibimiento podría dar lugar, entre otros delitos, a los de enaltecimiento del terrorismo, de odio y/o de humillación de las víctimas del terrorismo”.
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Lo cierto es que prohibir un acto de este tipo o reprimirlo es actuar sobre el último peldaño de una escalera mucho más larga. Cuando hay que llegar a ese punto es que previamente existe una sociedad que está fallando. No es normal que en un pueblo se reciba como un héroe a un criminal. Incluso en una guerra, Gaztelu sería un criminal de guerra. Gaztelu es una auténtica basura humana pero en cualquier pueblo puede haber un psicópata, un ladrón o un violador. Lo grave es que el pueblo reciba a un sujeto de este tipo como a un ciclista que acaba de ganar el Tour, convirtiendo en modelo para los jóvenes de la localidad a este tipo al que todo el mundo abraza y da palmaditas. Pero no sólo falla la sociedad o una parte de la sociedad.
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Que hablen. Es más, que hagan
Todos recordamos, y si no se lo recordamos ahora, la indignación que recorrió a Asirón, Ainhoa Aznárez, Laura Pérez o Joseba Santamaría cuando en el Sadar, durante un partido con el Sevilla, apareció una pancarta en la que simplemente ponía “Gordo”, por uno de los acusados de la violación múltiple que se está juzgando estos días. En esa pancarta no ponía “Muy bien hecho, gordo”, o “eres un modelo para todos, gordo”, sino simplemente “gordo”, lo que bastó para indignar a todos los mencionados. Pues bien, ¿dónde está ahora la indignación de todos los mencionados con el homenaje en Elizondo al asesino Gaztelu? ¿O vamos a pedirles mucho más a sus votantes que a ellos?
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4 respuestas
NC, no pida peras al olmo.
Tres asesinatos y dos secuestros se castigan con 20 años de cárcel, 4 años por delito. Ese es el problema. Si estuviera 60 años en la cárcel no habría homenaje posible.
Cuando años despues se estudien los hechos que ocurrían en España y en especial en Vascongadas y en pueblos de Navarra, nuestros descendientes se morirán de vergüenza.
El bandolerismo elevado a la categoría de heroicidad por una parte de una sociedad amoral que grita ! Viva Barrabás!
Sí, también yo creo que se morirán de vergüenza.
Y también dirán que «el sistema» de dejar libres tan fácil a tantos asesinos, de demagogia de tomo y lomo, de no poder decir nada con eficacia si no eres el amo de la comunicación, de desgobierno y dejación ante los golpistas y amigos de mil presiones, de un hombre un voto sobre lo que ignora, de decidir sobre todo, de libertad para absolutamente todo sobre todo, es algo penoso … que hemos inventado, y es birrioso de toda pena, sobre todo porque sistemáticamente favorece a la morralla que tenemos delante.