Clave: ¿Qué pasa con Pamplona?

Es raro. Aquellos que dicen que quisieran convertir a Pamplona en la capital de un estado independiente son los que más están haciendo por deprimir y arruinar la ciudad. La cosa viene de lejos, naturalmente, no todo va a ser culpa de los que han pasado de quemar villavesas a regular su circulación. La cosa empezó cuando, con esa típica dejadez del político demócrata, se fue acentuando la macrocefalia navarra sobre Pamplona en lugar de seguir aquella vieja planificación que aspiraba al crecimiento armónico de las cinco cabezas de merindad. Naturalmente, alentar el crecimiento -ordenado- de Sangüesa, Estella, Tafalla y Tudela, y de Aoiz o de Elizondo o de otras varias pequeñas ciudades requería un esfuerzo al que no están acostumbrados esos vampiros de lo público que gastan todas sus energías en la campaña electoral. Y así es como Navarra, a su escala, imitó el modelo centralista de la France, el de nuestro vecino Aragón, el de las radiales madrileñas. Estos burócratas, que son una máquina perfecta a la hora de inspeccionar el civismo políticamente correcto de las clases medias, han ofrecido una increíble manga ancha a la hora de colaborar en la construcción de las nuevas murallas de Pamplona: esa cadena de centros comerciales y grandes superficies que rodea todo el perímetro urbano y que ha arruinado comercialmente el centro.

Ahora lo de Asirón y compañía, sus avenidas moscovitas sin coches, sus chiringuitos infantiles de fin de semana, sus multas disuasorias, sus carriles descontaminados y sudorosos, son la puntilla que viene para perroflautizar el centro. Para acartonar lo que debiera ser una ciudad viva con algo más que locales municipales infrautilizados, franquicias, bares, tiendas para turistas y rincones okupa.

Alguien debiera explicar al señor alcalde que la vieja Iruña no es lo mismo que la Pamplona de nuestros días. Que fue una antigua aldea que existió antes que la ciudad de Pompaelo y antes que la Pamplona de los burgos y antes que esta Macropamplona de La Morea. Un poblacho que, se lo aseguro, no cumplía ninguna de las normativas soviéticas que hoy tanto emocionan a los políticos urbanitas.

Jerónimo Erro

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CLAVES EN OPINIÓN

4 respuestas

  1. Pamplona se ha sumado a ese modelo de ciudad tipo Donut, en el que la gente vive en horizontal y en la periferia, trabaja en la periferia, y se divierte y compra en la periferia. Para ello hace falta pasar más tiempo en el coche, utilizar más el coche y gastar más gasolina. La vida se hace más complicada y hay que andar llevando y trayendo hijos de aquí para allá. Todo con la etiqueta de la ecología y el medio ambiente. Y yo me pregunto, ¿Quién saca tajada de todo esto? ¿No serán los fabricantes de coches y las grandes petroleras? Me da la impresión de que el Nuevo Orden Mundial nos sigue manipulando.

  2. Anda, y quien metió el Corte Ingles con forceps? Quien edificó Baluarte en el mejor solar para aparcar – el de la Misericordia? Quien soluciono los problemas de vivienda construyendo en Sarriguren? Quien ha colaborado activamente a sacar del centro Salesianos o Maristas?

    Esta bien que el 4partito es un delirio, pero ni que fueran los únicos…

  3. Perroflauta, Carlossemana, no os pongáis nerviosos. Leed bien el artículo y veréis que no le atizamos sólo a los «independentistas».
    «Lo de Asirón es la puntilla», digo. O sea, que antes de Asirón ya estaban las cosas bastante torcidas en Pamplona.
    Nuestra capital necesita un nuevo «privilegio de la unión» porque si antes era una capital de tercer orden ahora está cayendo en picado.

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