Que no cunda la islamofobia

Un tipo atropella a la gente, la acuchilla, la atropella y la acuchilla… Frecuentemente el día anterior ha pasado la noche hasta arriba de coca con un par de lagartonas. Si es España, Francia o Alemania, seguramente es un finlandés perturbado, sin vínculos determinantes con el islamismo, salvo que decenas de testigos le hayan oído gritando que Alá es grande mientras se fumigaba al personal. Calma. Que no cunda la islamofobia. Si es en Israel, los EEUU o Gran Bretaña, esas mismas acciones rápidamente son calificadas como terrorismo yihadista. ¿Quiénes son los que maquillan la información?

Hace unos pocos días, por ejemplo, era en la ciudad alemana de Heidelberg donde un “loco” atropellaba a varias personas, matando a una, y salía después con un cuchillo a rematar la faena. El “loco” fue reducido tras recibir varios disparos de la policía y se trató el caso evitándose ostensiblemente el uso de la palabra “terrorismo”, calificándose en cambio como la acción aislada de un perturbado con antecedentes psiquiátricos, de nacionalidad alemana. Un velo (nunca mejor dicho) de silencio cayó sobre el caso y no se volvió a hablar de ello. Eso sí, queda una foto llamativa y la enorme similitud con lo sucedido en Londres ahora, o en muchos otros lugares antes.

Hace sólo 3 días, la noticia era que un hombre resultaba muerto en el aeropuerto parisino de Orly al intentar quitarle su arma a un militar. Incluso aunque en este caso existían vínculos con el islamismo, el sujeto abatido gritaba que iba a morir por Alá y se llamabá Ziyed Ben Belgacem, multitud de medios relataron lo sucedido como la historia de un hombre que resultó muerto al tratar de quitarle su arma a un soldado, añadiéndose a veces detalles como que era un personaje con problemas psicológicos, delincuente habitual y drogadicto, pero sin mencionar las palabras “islámico”, “yihadismo” o “terrorismo”.

Que no cunda la islamofobia

Es evidente que no todos los actos violentos que saltan a las noticias tienen como causante a un islamista. No se puede dar por hecho, por tanto, que cualquier acción violenta que ocurra es un atentado islamista, aunque los islamistas que no tienen fusiles y explosivos parecen mostrar una apreciable querencia por los atropellos y los apuñalamientos. En cualquier caso, parece evidente que existe un cierto interés por tapar la violencia islamista. Incluso en los casos en los que la vinculación islamista resulta innegable la redacción de lo sucedido evita con frecuencia hablar de islamismo, yihadismo o terrorismo. El elemento islamista no se niega, pero se omite, salvo cuando se niega. La segunda razón para hacer esto es evitar que cunda el pánico, la primera evitar la islamofobia y la xenofobia.

En realidad se trata sólo de evitar la islamofobia porque estos atentados no generan rechazo ante todos los inmigrantes, sino específicamente frente a los inmigrantes musulmanes. La palabra exacta tampoco es rechazo, sino temor. Y no es un temor infundado, por eso en la medida en que se puede se omite información. Cuando hay que tapar una parte de la verdad por temor a la reacción, es que hay una cierta lógica en la reacción.

Por otro lado, imaginemos que en Andorra hubiera una erupción de casos de ébola. Aunque el ébola sólo afectara al 1% de los andorranos, ¿acaso no sería lógico cerrar la frontera  y someter a estrictos controles a todas las personas que vinieran específicamente de Andorra? ¿Significaría esto que odiamos a los andorranos? ¿Sería inteligente no establecer ningún filtro? ¿Sería legítimo hablar de que en Andorra está semana han muerto tantas o cuántas personas omitiendo la palabra “ébola”?

Obviamente hay algunas disimilitudes entre el ébola y el islamismo. Lo cierto es que seguramente es más fácil saber quién está contagiado de ébola que saber quién es islamista y quién no. Pero supongamos que en Andorra hubiera una epidemia de ébola de tal naturaleza que fuera imposible distinguir a los andorranos sanos de los contagiados. En tal caso, ¿eso sería una razón para abrir la frontera o para hacerla todavía más hermética? ¿Sería intolerable adoptar medidas específicas de seguridad frente a los andorranos que no afectaran a los portugueses? Lo cierto es que, al menos hasta cierto punto, tendría sentido enfrentarse al islamismo como si fuera una epidemia. Y otra cosa cierta es que en el auge de los partidos de extrema derecha hay un elemento que es la incapacidad de la izquierda para gestionar la inmigración masiva de andorranos y algunas de las amenazas que implica.

El entorno islamista


Parte del problema son los islamistas que pueden entrar desde fuera, pero la otra parte son los que 
ya están dentro. En este sentido, seguramente nos encontramos con algo parecido a lo que sucede 
con el terrorismo nacionalista. Para desactivar la generación de yihadistas entre la comunidad 
musulmana que vive en España, en Francia o en Alemania, es precisa la colaboración de esa 
comunidad y que esa comunidad sea la primera en crear rechazo social a la violencia yihadista. Esto
 no sólo es preciso para minimizar la amenaza yihadista sino también para que no exista la 
“islamofobia”, que en tal caso no sería sino la consecuencia lógica en el resto de la población ante 
una falta de compromiso contra el yihadismo por parte de la comunidad musulmanana.