La historia demuestra que la llegada de los comunistas al poder es un acontecimiento peligroso. Una vez que llegan, aunque sea a través de las urnas, puede resultar muy difícil sacarlos del poder ni mediante las urnas ni de ninguna otra manera. Un caso significativo sería el de Venezuela, más aún teniendo en cuenta que los líderes de Podemos no son meros admiradores del chavismo, cosa que ya sería preocupante, sino promotores y empleados del chavismo. Incluso sin el factor venezolano, el peligro de la gente que va por ahí con banderas de la URSS o con un chándal de la RDA, o que expresa su admiración por la dictadura castrista, no se puede menospreciar.
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Entre las medidas que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias podrían ir decidiendo adoptar para hacer muy difícil que el actual gobierno fuera derrotado en las urnas podríamos imaginar al menos cuatro, no por lo graves sin embargo irrealizables.
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Desde luego la primera medida es el control férreo de los medios de comunicación. De todos modos esto es ya casi un objetivo culminado que hay que situar más en el presente o el pasado que el futuro, en cualquier caso la resiliencia de un gobierno a ser desalojado del poder siempre resulta directamente proporcional a los medios que controla.
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El segundo elemento de encastillamiento en el poder es el control de la Educación. Como en el punto anterior la izquierda ya tiene mucho avanzado en este terreno pero la batalla futura por el adoctrinamiento de los escolares se llama feminismo e ideología de género, de ahí la importancia que está adquiriendo el debate sobre el PIN parental.
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En relación con este segundo elemento, otro posible instrumento de la izquierda para perpetuarse en el poder podría ser la rebaja a los 16 años de de la edad para tener derecho a votar. Hablamos de un contingente cercano al millón de votantes potenciales entre los que la izquierda no sólo encuentra ya un alto grado de afinidad, sino que sería sensible a un mayor adoctrinamiento desde el control de la Educación. No podrían descartarse tampoco medidas como una renta juvenil para garantizarse la fidelidad de este voto. Con 2.400 millones podría establecerse una renta mensual de 200 euros a todos los menores de entre 16 y 18 años, un gasto más que asumible y social habiendo en juego casi un millón de votos.
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Un tercer elemento podría ser la nacionalización masiva de extranjeros. El nuevo ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, declaraba hace escasas fechas que España necesita unos 270.000 inmigrantes al año para pagar las pensiones. Más allá de que esto sea un disparate, porque al venir sin cualificación y sin empleo (pero presionando los salarios a la baja) además de no pagar pensiones habría que pagarles el paro, la Sanidad, la Educación y todo tipo de ayudas, el hecho es que hablamos de otro millón más de potenciales votantes de cara a las próximas elecciones. Económica y socialmente es un dislate, pero políticamente tiene sentido.
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Como cuarto elemento podría pensarse en una reforma de la Ley Electoral. Un sistema más proporcional, por ejemplo, podría dificultar sobremanera una mayoría parlamentaria del centro derecha, que nunca ha tenido un 50% de los votos en ningunas elecciones generales. En realidad, por la fuerte presencia de partidos nacionalistas, es muy difícil que ni la derecha ni la izquierda puedan superar sin ellos el 50% de los votos. Esto favorecería la perpetuación del actual gobierno, que se apoya precisamente en esa presencia nacionalista. Eso por no mencionar cambios legales más sibilinos que pudieran favorecer la representación de ciertas comunidades sobre otras, en función de su afinidad con el gobierno.
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Todo lo anterior no deja de ser un escenario de ficción, pero hablamos de cosas que se pueden hacer desde el poder y dentro de la legalidad para perpetuarse en el poder, que en buena medida pueden hacerse o no hacerse dependiendo sólo de la buena voluntad y el fair play de quienes detentan las mayorías para controlar el sistema, mayorías que por otro lado y para mayor desasosiego contaminan el sistema judicial. Por el lado de la intranquilidad, además, el actual gobierno está usando esa capacidad de modelar el sistema para ofrecer impunidad a los dirigentes de los partidos que le apoyan. Teniendo un gobierno intervenido por los comunistas, los sediciosos y Bildu, lo irracional sería no temer lo que puedan hacer en el futuro para no abandonar el poder.
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Un comentario
Gracias Mariano (y Soraya)