¿Qué hacemos con los Caídos?

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Se quiera o no, el caso es que tenemos abierto un debate en torno al futuro del Monumento a los Caídos. Eso sí, los términos del debate son muy distintos según quien abra el debate. Por ejemplo, el Noticias, como Boletín Oficial del Gobierno, restringe las opciones del debate a Derribar el edificio o reconvertirlo en una especie de centro de memoria histórica selectiva (sólo lo buenos que eran unos y lo malos que eran los otros). El caso es que su propia encuesta al Noticias no termina de cuadrarle, puesto que de momento hay una clara mayoría a favor de reconvertir el edificio y no de destruirlo.

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El debate es objeto de debate no sólo en cuanto a los posibles términos del debate. ¿Quién es el sujeto de decisión de lo que hay que hacer? ¿El Ayuntamiento? ¿Los habitantes de Navarra en referéndum? ¿Los habitantes de Pamplona? ¿Los del Segundo Ensanche? ¿Qué sujeto nos conviene más para que salga lo que queramos? Cuidado que, por lo que estamos viendo, las consultas populares las carga el diablo.

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Como es lógico la opción de destruir el edificio tiene sus argumentos a favor. Hay quien se muestra preocupado, por ejemplo, ante la posibilidad de que el edificio sea mantenido aunque reconvertido en un centro de memoria histórica y que luego, ante un futuro cambio de gobierno, el carácter del edificio sea subvertido. Efectivamente, ¿quién garantiza que un futuro gobierno no pueda organizar en los Caídos una exposición con las portadas más significativas de medios como El Socialista, Mundo Obrero o Renovación, editados respectivamente por el PCE y el PSOE de la época? Una pequeña muestra de lo que la izquierda realmente predicaba en aquella época contrastaría bastante con el discurso revisionista que se nos vende ahora.

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No obstante, aunque se dinamitara el edificio, la verdad es que a la izquierda siempre le resultará imposible evitar una exposición de este tipo, o cien de ellas si hacen falta, en cualquier otro edificio. Empezando por el Parlamento de Navarra, como hizo Ainhoa Aznárez hace escasos meses con una exposición totalmente sectaria por el lado contrario. No es posible ni borrar las hemerotecas ni dinamitar todos los edificios en los que se podrían acoger exposiciones sobre las portadas, los discursos o las imágenes que delatan a la auténtica izquierda de la época. Es más, como posibilidad, incluso es posible que, tras dinamitarlo, alguien en el futuro decidiera reconstruir el Monumento a los Caídos. ¿Quién sabe las revueltas que puede dar el futuro si insistimos en no cerrar las heridas? Si nos empeñamos todos en repetir los errores de nuestros antepasados, por poder podemos hasta volver incluso a iniciar una nueva Guerra Civil y repetir una y otra vez la locura. Hasta que nos aniquilemos. Hasta que aprendamos. Es por ello que, de ser posible, lo más deseable sería una solución ampliamente consensuada. Una iniciativa en positivo de la que hoy nos hacemos eco en otra noticia propone, por ejemplo, convertir el Monumento a los Caídos en un museo de la historia de la ciudad de Pamplona.

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Alguien podría pensar, por otro lado, que para organizar exposiciones blasfemas con formas consagradas efectivamente es mejor derribar el edificio. Se ha ido ya tan lejos en retorcer la naturaleza del edificio que derribarlo seguramente es una mala opción, pero no la peor. Hay opciones peor que el derribo, como dedicarlo a la memoria de los etarras. Ojalá pudiéramos decir que es se trata de un escenario impensable en algún momento futuro. Pero una vez más, si un gobierno quiere organizar una exposición blasfema o un homenaje a los asesinos de ETA, siempre habrá un edificio donde pueda hacerlo. No estamos ante un problema que pueda resolver una excavadora. El menor de los problemas es el edificio. El problema nunca son los edificios, el problema son los seres humanos. Y también la solución.

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Como hemos señalado en otras ocasiones, si vemos lo que sucede en otros países ante situaciones similares, puede observarse que hay monumentos dedicados a los soldados alemanes caídos en Normandía. Hay monumentos dedicados a los soldados caídos de los estados del Sur en los EEUU. Hay monumentos a los soldados soviéticos que ocuparon Alemania en Berlín. Si llevamos el purismo al extremo, habría que desmantelar las pirámides de Egipto, el Kremlin, el Palacio de Versalles y la Torre de Londres.

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Y, volviendo a nuestro territorio, por otro lado también hay todo tipo de recordatorios en lugares públicos a los golpistas de izquierdas del 34. O a Companys. O a Prieto y Largo Caballero, golpistas confesos, responsables de llevar al país a una convivencia imposible y principales autoridades cuando se ejecutó a decenas de miles de personas en la retaguardia republicana. Navarra fue retaguardia nacional, pero hubo muchas retaguardias republicanas. ¿Mantenemos todo o liquidamos todo? ¿Con qué legitimidad liquidamos sólo lo de una parte?

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El abandono total del relato por parte de la derecha desde hace 40 años

Sea lo que sea lo que hagamos, en cualquier caso hay dos conclusiones fuera de todo debate. La primera de ellas que la historia no se puede derribar. Y la segunda que la forma en que la historia nos puede dividir menos es contando la verdad. Pero toda la verdad. Es mucho más difícil hacer populismo o usar la historia como arma arrojadiza si se cuenta todo y no sólo una parte. Si contamos los horrores, contemos todos los horrores. Si contamos los golpes, contemos todos los golpes. Recordémoslo todo, o dediquémonos a otra cosa y dejemos la historia a los historiadores.

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¿Qué cree usted que debería hacerse con el Monumento a los Caídos?

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6 respuestas

  1. Creo que el Monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada debería de recuperar su naturaleza original, la de basílica. Lo que sí creo que sería bueno es que se buscara la forma de grabar los nombres de los muertos en combate navarros por el bando republicano y que el monumento sirviera como homenaje a todos los navarros muertos en la contienda fueran del bando que fueran y que se pueda rezar por ellos

  2. Montar un club de inertercambios de parejas liberales acorde a Navarra

    Nota: Son las 7:41 ¿A ver cuánto tiempo tardan en «Hiden it»?

  3. Derribarlo, ni hablar. No vaya a ser que se les ocurra montar una explanada con una bandera (sí, esa) de tropecientos mil metros cuadrados, al estilo de la española que hay en Madrid.

  4. ´El monumento es patrimonio de Navarra. Lo pagó la diputación. Es magnífico, hermoso. La mayoría de la población no tiene nada en contra del monumento. Más bien creo yo que lo aprecia pues estéticamente ofrece una panorámica sensacional. Son los exaltados marxistoides los que quieren ejecutar una escenificación de su odio a la derecha, a la Iglesia y, de paso, una revancha contra sus (probablemente) propios antepasados. Así son de degenerados. Esta gente es sádica y goza destruyendo. No hay que permitirlo.

  5. Creo que supone una insensatez imitar a los aberzales y plantear qué hacer con el Monumento. Más delirante aún me parece el considerar si se podría reconstruir ¿Es que vamos a permitir su destrucción?

    En contra de lo que afirman los favorables a un museo, es mentira que tengamos que reconciliarnos con la historia no tan reciente (80 años). Los rencores y penurias quedaron atrás dejando en términos generales una sociedad cohesionada y pacífica. Yo no tengo que reconciliarme con el recuerdo de lo que hicieron mis antepasados: siento gratitud hacia ellos. Considero justa la causa por la que luchó la inmensa mayoría navarra en el 36, el requeté, en defensa de la Fe, de la tradición y de la unidad de España. En cambio los bildus y afines son los que tienen pendiente reconocer los hechos y asumirlos sin ánimo de revancha.

    Totalitario es servirse de las instituciones oficiales para imponer una u otra visión de la historia. Que cada cual piense según le parezca y que respete otros criterios. Pero los bildus no quieren respetar; quieren imponer. Lo vemos también en el vascuence. Si se trata de narrar horrores, más recientes son los ocasionados por el terror de los etarras, a quienes acogen y justifican.

    Ya hemos visto el pobre redondel que ocupa el lugar de la escultura de Fructuoso Orduna en la Diputación. Nos toman por idiotas y creen que con su pedagogía (palabra de moda) farsante puesta en paneles nos van convencer.
    El asunto del Monumento es mucho más grave. Debemos defender nuestro patrimonio histórico, si no pensarán que pueden hacer todo lo que se les antoje. Por cierto, el recurso de la familia Sanjurjo está pendiente.

  6. El Monumento no es en absoluto fascista ni franquista. Sería, en todo caso, requeté pues en honor a los héroes carlistas se herigió. Los carlistas eran católicos y monárquicos. Franco no admitió la dinastía carlista aunque hacía la vista gorda en Montejurra. El fascio fue ateo. Esto tiene en común con el comunismo, entre otras cosas.

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