Putin aprueba una Ley de Memoria Histórica similar a la del PSOE

Putin ha vuelto a dar una muestra de su simpatía por la extinta, sanguinaria y longeva dictadura soviética aprobando una ley que criminaliza la equiparación del nazismo y el comunismo.

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La decisión de Putin contrasta por un lado con la resolución del parlamento europeo que condenaba y establecía una simetría entre los crímenes del nazismo y los del comunismo, pero en cambio coincide con el sentido de las leyes de “memoria histórica” de la izquierda española.

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Decimos que la “memoria histórica” de Putin coincide con orientación de la memoria histórica de la izquierda española porque también la izquierda española pretende penalizar lo que no coincida con su memoria, porque tampoco la izquierda española acepta condenar en igual medida el nazismo y el comunismo, distinguiendo entre dictaduras de primera y de segunda, y entre genocidas de primera y de segunda, y porque la izquierda española, como Putin, establece dos errores de principio en relación con los crímenes del comunismo y los del nazismo.

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Los dos errores de base, por no decir las dos mentiras de las que parten la izquierda española y Putin, son en primer lugar que luchar contra el nazismo y luchar por la libertad es lo mismo. Evidentemente no lo es. Los comunistas no querían acabar con los nazis para imponer un régimen de libertad, sino para sustituir la dictadura nazi por una dictadura comunista. Cuando los comunistas derrotaron a los nazis en la Europa del Este, no llegó la libertad sino una dictadura comunista que sustituyó a la dictadura nazi. Pretender que los comunistas luchaban por la libertad porque luchaban contra los nazis es como pretender que los nazis luchaban por la libertad porque luchaban contra los comunistas.  El comunismo ha afectado a más países, ha durado más y ha matado a más gente que el nazismo. Lo midamos como lo midamos, en realidad resulta difícil no concluir que el comunismo es tan dañino como el nazismo o incluso peor.

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El segundo error de base de la memoria histórica de la izquierda es pretender que, puesto que ganó el otro bando y la izquierda fue duramente represaliada, la izquierda sólo puede ser considerada como víctima y en absoluto como verdugo. Obviamente esto también choca frontalmente con los hechos históricos. La represión en la zona republicana fue al menos tan salvaje como en la zona nacional, puede que más. En términos numéricos la represión franquista fue algo mayor, pero más que por las virtudes izquierdistas esto se explica porque la izquierda nunca llegó a controlar más de media España y porque, al ganar la guerra la derecha, la represión de posguerra le corresponde al ganador. Por lo demás la propia hemeroteca de la izquierda y los discursos de sus líderes evidencian que los republicanos no luchaban por la democracia, sino por el establecimiento en España de un régimen como el de Stalin. La izquierda española quiere penalizar que se recuerde la historia que no coincida con la suya por las mismas razones que Putin. Porque si se recuerda todo resulta que los comunistas no pueden ser considerados mejores que los nazis. Denunciar los horrores del comunismo no es apoyar al nazismo ni denunciar el terror rojo y el carácter antidemocrático de la izquierda republicana es apoyar el franquismo, es sólo decir la verdad y eso no se puede penalizar.

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Finalmente, para concluir una reflexión como la presente cabe preguntarse por qué en España o en otros países se habla tan frecuentemente de fascismo pero tan infrecuentemente de nazionalsocialismo. ¿Se trata de un hecho inocente? Aquí nada es inocente. Históricamente no tiene sentido referirse a los nazis como fascistas, o sustituir el término nazi por el de fascista, como si los peores horrores de la Segunda Guerra Mundial los hubieran llevado a cabo los italianos en vez de los alemanes. Más bien parece que al socialismo, por razones obvias, le conviene mucho más hablar de “fascismo” para referirse a los nazis que de “nacionalsocialismo”, lo que establecería en el imaginario colectivo, con razón, un vínculo familiar evidente.

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