Putas, fraude, corrupción y pronóstico judicial incierto para un histórico navarro de la UGT

Cuando en 2007 la empresa Agrovalle decidió instalarse en la localidad aragonesa de Mallén, sería poco decir que por parte del alcalde todo fueron facilidades. A cambio de todo ello, la empresa debía construir y poner en marcha en la localidad una planta para la elaboración de frutas y verduras que supondría una inversión millonaria y la creación de decenas de puestos de trabajo. A partir de esta línea ideal, como en los viejos mapas medievales, se desdibujan las fronteras y comienzan las tierras donde habitan los monstruos, que ahora exploran los tribunales de la vecina comunidad de Aragón.

Un pelotazo con dinero público

La polémica en torno al caso aparece desde el mismo momento del aterrizaje de Agrovalle en Mallén, ya que los terrenos sobre los que se instala la empresa eran municipales y se habrían vendido a Agrovalle por un 6% de su precio de mercado. La acusación estima que el perjuicio para el Ayuntamiento de Mallén por la venta de esos terrenos fue de 811.512 euros. A su vez, Agrovalle recabó subvenciones del Gobierno de Aragón por valor de casi 1,7 millones de euros. Aunque la empresa comenzó a funcionar, casi desde su inicio los resultados económicos se revelaron catastróficos. Eso sí, los directivos de la empresa disfrutaban de una renumeración estratosférica. Los directivos encargados de gestionar todas las subvenciones de la empresa fueron José Luis Pérez Lizar (antiguo secretario general de la Federación Agroalimentaria de UGT en Navarra) y Herbert Kolling, que dimitió en 2008 cuando la planta de Mallén solo llevaba cinco meses de actividad aunque durante ese período de menos de un año cobró de Agrovalle 143.646 euros, como para hacerse una idea de los sueldos.

Las chicas de Lizar

Según han ido reflejando los medios aragoneses, citando un informe del Cuerpo Nacional de Policía, además de los sueldos estratosféricos la existencia de Agrovalle corrió paralela a un «uso abusivo de tarjetas de crédito para gastos de difícil justificación» por parte de sus directivos. Una muestra cualificada serían los 40.000 euros que Pérez Lizar habría gastado en saunas, hoteles, burdeles y restaurantes que el propio Lizar, ante la jueza, justificaba como “gastos de representación”. Las chicas de Lizar parecen contarse entre las pocas beneficiadas, aparte del propio Lizar, de los 1,69 millones de subvención de la Diputación de Aragón.

De la nada a la nada en menos de 3 años

Con unos terrenos regalados y unas subvenciones millonarias, Agrovalle se puso en marcha perdiendo 266.918 euros el primer ejercicio, 1,9 millones el segundo y la previsión de 2,5 para el tercero. Con semejante ritmo de pérdidas Agrovalle no llegó a cumplir su tercer año, en el que presentó concurso de acreedores y quedó disuelta dejando un inmenso agujero de varios millones de euros. Decir que pasó de la nada a la nada en realidad resulta muy generoso, porque en el tránsito dejó pérdidas a sus acreedores por valor de millones de euros, incluyendo alguna importante empresa constructora navarra. Entre el cúmulo de irregularidades que rodearon a la empresa tampoco puede llamar la atención que no estuvieran dados de alta en la Seguridad Social decenas de empleados.

En manos de los tribunales

La magistrada del Juzgado de Instrucción número 3 de Zaragoza ya ha decretado apertura de juicio oral contra Antonio Asín, alcalde de Mallén, Herbert Kolling y José Luis Pérez Lizar, como máximos responsables de Agrovalle y otros siete acusados del Caso Mallén. En el caso del alcalde, al que el PSOE ha expulsado del partido, las acusaciones son de prevaricación, cohecho, fraude y falsedad continuada, pero las peticiones de pena más llamativas son las de Kolling y Pérez Lizar, a los que la Fiscalía acusa de fraude, falsedad y delito contra la Hacienda Pública, solicitando para cada uno de ellos seis años y medio de cárcel y una multa de cinco millones de euros. La juez ha exigido a cada uno como fianza 6,7 millones de euros. En breve la solución.