Entre el coronavirus, las cambiantes cifras de muertos, el lío de Marlaska con la Guardia Civil y el pasado terrorista del padre de Pablo Iglesias, casi pasa inadvertida una noticia que en otro momento hubiera merecido ríos de píxels. La noticia es que dos conocidos personajes del PSOE, Montilla y Pepe Blanco, han sido nombrados miembros de consejo de administración de Enagas, posición por la que cobrarán 160.000 euros al año.
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¿Cómo justifica Enagás el fichaje de estos dos antiguos prebostes del PSOE? La pregunta es maliciosa y no ha lugar puesto que la razón es evidente: el valor añadido que ambos aportan ante el COVID 19. Ante la contundencia de esta jusitifcación, carece de sentido seguir cuestionándose sus nombramientos.
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Montilla y Blanco no son sin embargo los únicos agraciados, aunque obviamente sí los más conocidos. Un poco menos advertido dentro de lo inadvertido ha pasado el nombramiento de Cristóbal Gallego, un asesor energético de Podemos. Por su mala conciencia o consciente de la mala imagen, ha prometido donar una parte de su sueldo para que lo que cobre de Enagás no sea más de lo que cobra como profesor universitario. O sea, que en principio podría doblarse el sueldo sin faltar a su compromiso.
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Todo esto resulta bastante escandaloso de por sí y vuelve a poner el foco sobre las puertas giratorias, la corrupción y la compra de políticos por parte de las empresas energéticas. Sin embargo, cabría indicar que esto sucede al ser el sector energético un sector híper-regulado. O sea, como los precios dependen del gobierno las empresas energéticas compran a los políticos. Contra la corrupción estamos todos, pero conviene entender que, como con el ladrillo, la corrupción no es una consecuencia del libre mercado sino del control gubernamental. No tiene sentido, como seguimos viendo gobierne quien gobierne, pretender acabar con la corrupción dando más poder a los políticos, puesto que la corrupción nace precisamente en buena medida de la necesidad de obtener la aprobación política para poder hacer cualquier cosa.
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Querían el poder para acabar con la corrupción, pero era para entrar en Enagás
Una vez más la hemeroteca le arde en las manos a Pablo Iglesias. No sólo es que Podemos haya colado a uno de los suyos entre los nombramientos, sino que ahora forma parte del gobierno y ya no es por tanto un mero observador de estos hechos, sino responsable de ellos. Es decir, es tan responsable Podemos del nombramiento de Blanco o de Montilla como el PSOE. Da la impresión de que cuando Podemos u otras fuerzas populistas denuncian la corrupción no lo hacen para acabar con ella cuando llegan al gobierno. Simplemente utilizan la denuncia de la corrupción para llegar al gobierno, lo cual es completamente distinto.
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