Bajo el estruendo mediático del caso Begoña o con el conflicto abierto por Pedro Sánchez con Argentin, ayer en el Congreso se produjo un hecho significativo: la derrota del PSOE en la votación de una ley sobre el proxenetismo. Puede parecer poco relevante, pero el hecho de que el PSOE pierda una votación como esta puede marcar un antes y un después en la legislatura, particularmente si lo ponemos en relación con los resultados electorales y las novedades de Cataluña.
Pese a que ayer el PSOE perdió en principio la votación por el abandono de Podemos, el caso es que como señalamos en nuestro titular existe en el Congreso una mayoría absoluta de 177 diputados entre el PP (137), VOX (33) y Junts (7). Naturalmente construir una alternativa a Pedro Sánchez con esto puede ser harto difícil, pero en cambio hacerle la vida imposible sería muy fácil.
Contra lo que suele pensarse, seguramente porque lo repite constantemente la izquierda y lo corean sus terminales mediáticos, no existe una mayoría social progresista en España ni en el Congreso de los diputados. Esto ya de por sí debería ser un hecho relevante en circunstancias normales. Desde luego lo sería si Junts no fuera un partido en plena deriva golpista y separatista. Irónicamente es para la izquierda, a cambio del poder, para quien no es un problema pactar con Junts aunque sea una formación derechista y golpista.
El problema es que el resultado de las elecciones catalanas obliga a Pedro Sánchez a vender a Illa y colocar a Puigdemont en el poder o a encumbrar a Illa y dejar a Junts en la oposición, fuera del poder tanto en Cataluña como en Madrid. Pero entonces, ¿cómo va a retener permanentemente el PSOE los votos de Junts?
No es probable que Junts en su actual deriva apoyara una moción de censura o un gobierno alternativo al de Sánchez de la mano del PP y de VOX, pero si Sánchez no se inventa algo para asegurarse los votos de Junts, y no lo tiene fácil quitándole la Generalidad, cada votación en la que Sánchez no tenga asegurados sus votos se puede encontrar con un muro de 177 diputados levantado, cada uno por su motivos, con los votos coincidentes del PP, VOX y Junts. No sólo es que esta forma de votar de Junts fuera lógica por despecho, o por falta de pago de Sánchez, o por evitar caer en el mismo papel de muleta del PSOE que tanto ha castigado a ERC su electorado, sino que en muchos asuntos realmente podría haber una coincidencia ideológica natural entre PP, VOX y Junts. En este momento, sin embargo, bastante problema tiene Sánchez sólo con tratar de asegurarse los votos de ERC.
Finalmente, resulta llamativa una vez más la multiplicidad de varas de medir y razonamientos contradictorios de la izquierda a la hora de conseguir o conservar el poder. En Cataluña hay que dejar gobernar a Illa, porque hay una mayoría social de izquierdas y el PSC es el partido más votado, pero esa lógica desaparece cuando se trata del conjunto de España, en donde como vemos hay una mayoría social y electoral de derechas y el más votado es Feijóo. Sin duda Sánchez puede intentar aguantar hasta el final de la legislatura 3 años más, pero si lo hace sin conseguir fidelizar no puntualmente sino constantemente los votos de Junts, la realidad aritmética es que hay 177 diputados con la suma de PP, VOX y Junts. Sánchez lo tiene muy difícil para poder gobernar con el apoyo constante de Junts, pero más difícil aún para gobernar, o por lo menos legislar, sin el apoyo constante de Junts. Con el resultado de las catalanas y la aritmética del Congreso y el Senado, por debajo de «muy difícil» no hay ningún escenario que Pedro Sánchez pueda contemplar para poder gobernar. Si lo tenemos que soportar como presidente 3 años más, por lo menos puede ser un consuelo su dificultad para poder legislar.