Decíamos esta misma semana que el Boletín Oficial de la CAV, hace sólo unos días, había publicado una curiosa concesión de subvenciones directas a los medios de comunicación de prensa y radio con sede o delegación en Euskadi (el “ecosistema mediático vasco”), con motivo de la afección económica producida por la pandemia de la COVID-19.
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Buceando en la publicación, el Vecino de Uxue ha encontrado esta pequeña coletilla en virtud de la cual una subvención a Bizkaia Irratia, que por audiencia sería de 17.678 euros, por obra y gracia del euskera se obra el milagro de que se convierta en una subvención de 40.000 euros.
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Eso ya, ni nos llama la atención. Es parte del paisaje, el pan nuestro de cada día. https://t.co/xsMXBaM5bz
— el vecino de نxue (@elvecinodeUxue) December 23, 2021
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El euskera es la corrupción del nacionalismo
La resolución a la que nos estamos refiriendo (RESOLUCIÓN 65/2021, de 23 de noviembre, del Director de la Secretaría del Gobierno y de Relaciones con el Parlamento ) efectivamente indica que “Las subvenciones se repartirán en un único pago de manera proporcional a la audiencia”, pero añade el oportuno inciso de que respecto a “las radios que emiten íntegramente en euskera, la audiencia mínima para acceder a esta línea de subvención será de 5.000 personas. En todo caso, la subvención mínima a percibir será de 40.000 euros”. O sea, que a Bizkaia Irratia por audiencia le tocarían 17.678 euros de subvención, pero por el plus euskeriano se convierten en 40.000 euros, es decir 2,26 veces la cantidad inicial.
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En todo esto se aprecia además la extrañeza de que exista una salvedad en virtud de la cual haya 1 medio singular que experimente esta multiplicación. Es decir, si se hace una salvedad que tiene un solo beneficiario, un malpensado podría sospechar que la salvedad tiene por objeto precisamente beneficiar a ese único destinatario.
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En un mundo normal, dar a uno una subvención y negársela a otro, o darle a uno el doble que al otro, podría ser arbitrariedad, amiguismo o corrupción, pero con las lenguas cooficiales todo esto adquiere carta de naturaleza y se convierte en una forma de hacer y de vivir. Nos parece normal porque nos hemos acostumbrado a ello, no porque sea normal. No sólo es seguro que haya corrupción en un sistema que mueve tantos millones de euros en torno a una lengua, es que la corrupción es el propio sistema.
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Como remate a la noticia, tanto el Deustobarómetro como el Navarrómetro, cuando preguntan a la población, coinciden en señalar en que no existe ningún problema que resolver con el euskera. A lo mejor la pregunta es si el problema es todo lo que tiene que ver con los recursos destinados a resolver este no problema.
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