La estructura de la pirámide, de hecho, es muy parecida en las cuatro comunidades. En todos los casos se trata de una pirámide regresiva. Es decir, que la franja de población más abundante es la de mediana edad, estrechándose hacia la base, donde se encuentra la población más joven. Se trata por tanto de una población en proceso de envejecimiento y sin recambio generacional. Esta estructura, sin embargo, ha cambiado en los últimos años, y se aprecia en la base misma de la pirámide un reciente ensanchamiento, producto de un aumento de la natalidad, buena parte de él a consecuencia de la población inmigrante, con un índice de natalidad notablemente superior al de la población nativa.
Fuente: FEDEA
En lo que respecta a la vivienda, una característica importante puede ser el contingente de población entre los 15 y los 24 años. Se trata de un contingente numéricamente muy inferior al de entre 24 y 35 años, edad en la que habitualmente la población va accediendo a la propiedad de la vivienda. Es decir, que a la actual generación de propietarios de entre 24 y 35 años, le va a suceder una generación sensiblemente menos nutrida. Es una de las consecuencias a futuro de la generación del baby crunch, que ya padecieron los colegios.
Esta situación, junto a otras, necesariamente tendrá algún efecto sobre la vivienda, como sobre otros muchos sectores. El baby crunch no es sin embargo un aspecto al que se le suela prestar gran atención al abordar este asunto. Es por ello que nos ha parecido interesante plantearlo para sumarlo al melting pot hipotecario.