Los habitantes de San Sebastian silbaron el sábado el espectáculo inaugural de la capitalidad europea de la cultura 2016. El espectáculo de luces en el puente de María Cristina, para el que se habían congregado cerca de 40.000 personas, defraudó a buena parte de los asistentes que acabaron pitando el show al punto que el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia (PNV), ha tenido que reconocer que el espectáculo inaugural «no cubrió las expectativas». Que si desde muchos lugares no se veía bien, que si el acto no pudo entenderse completamente, que si se asumió el riesgo de no ir a lo seguro con unos fuegos artificiales… El coste del acto silbado fue de 660.000 euros. Sirva en descargo de la organización del acto, ideado por un ex miembro del grupo La Fura dels Baus, que el público donostiarra tiene su punto. Sólo así se explica que por la mañana silbara también el himno de Europa en otro acto celebrando la capitalidad europea.
En todo caso, como siempre que aludimos a la capitalidad europea de la cultura, a la que también aspiró Pamplona, ante toda cosa que salga mal cabe el consuelo de pensar que nadie sabe quién fue la capital europea de la cultura de 2015, o de 2013, ni cuál fue su gran acto inaugural. Es decir, que el desastre queda en familia.
Cabe decir en disculpa de todo lo sucedido, y de la propia capitalidad, que a ver quién es el guapo que se opone a la competición por la celebración de un acto «cultural», convirtiéndose en un enemigo de la cultura por no querer gastarse unos cuantos cientos de miles o millones de euros. La cultura, como todo el mundo sabe, no es gasto sino inversión. Sobre las fachadas de las casas, además, se proyectaban palabras como «diálogo», «diversidad» y «convivencia». ¿Qué clase de persona podría pensar en un dinero mal invertido ante semejantes eslogans? Por otro lado, la gente siempre aplaude estas cosas. ¿Cómo de mal hay que organizar un acto para que se pite algo tan indiscutible, tan incuestionable y tan políticamente correcto?
Justo el sábado se cumplió también el aniversario del asesinato de Gregorio Ordóñez, el valiente concejal popular cuya prometedora carrera política frustraron, para que sirviera como advertencia, las balas de la ETA.
Dialogo. Diversidad. Convivencia. Capitalidad europea.
Dinero público. Farsa. Teatro.
2 respuestas
Con algunos ni se puede ir ni cobrar un giro, no ya porque le tengan alergia al agua y el jabón, aborrezcan desodorantes y colonias, le vista su peor enemigo aunque entre la merma y los kaleborricos esa ‘moda’ haga furor, si no porque sobre todo, es posible, muy probable, que se venga sin en giro y con los pies por delante.
Algunos colocan mal, puede que malintencionadamente, el Cordón Sanitario, porque a alfunos hay que cokocarlo por múltiples razones: política, higiénica y sanitaria
Vaya, parece que todavia escuece que Donostia le quitase a Barcina su gran proyecto.