Acabamos de recibir en la Fundación Villacisneros una magnífica noticia de la que quiero sean partícipes quienes lean estas líneas. Comenzamos nuestra andadura hace ya diecisiete años con un objetivo principal: La atención a las víctimas del terrorismo y a sus familias, especialmente en su reclamación de Justicia para aquellos asesinatos cuyo autor era desconocido. Como saben, para vergüenza de nuestro Estado de derecho, aproximadamente el 45% de los crímenes de la banda terrorista ETA continúan impunes.
Uno de los casos a los que prestamos apoyo fue el del asesinato de Manuel Zamarreño, concejal del PP en Rentería, asesinado por ETA en esta localidad el 25 de junio de 1998. Contactamos con su hija, Naiara Zamarreño, y nos hicimos cargo de su personación como acusación particular a través del despacho de Santiago Milans del Bosch. La buena noticia es que hoy, 26 años después de su asesinato, la sección segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, presidida por el Magistrado Fernando Andreu, ha condenado a sendos 30 años de prisión a los terroristas Francisco Javier García Gaztelu e Irantzu Gallastegui Sodupe, como autores materiales del asesinato de Manuel Zamarreño.
Esta sentencia ha venido a dictarse en un tiempo en el que algunos quieren hacernos creer que tan solo la amnistía y los indultos son la formula eficaz para reconducir lo que denominan “conflictos políticos”. Exactamente la misma denominación que utilizaba la banda terrorista ETA para justificar sus asesinatos. Nosotros no estamos de acuerdo con esa tesis. La Fundación Villacisneros aspira a que se haga Justicia. Creemos que nuestro Estado de derecho tiene que saldar la deuda que tiene adquirida con las víctimas del terrorismo. Si nuestra democracia y nuestro Estado no fueron capaces de asegurarles el principal derecho del que derivan todos los demás, el derecho a la vida, tiene la obligación inexcusable de esclarecer los asesinatos y juzgar y condenar a sus autores materiales. Solo de este modo las familias de los asesinados podrán tener paz y cerrar su duelo de manera definitiva.
Para la Fundación Villacisneros la perseverancia es una obligación, una tenacidad que en ocasiones tiene el fruto debido que nos anima a seguir adelante. Queremos por ello seguir ofreciendo a los familiares de las víctimas del terrorismo nuestra colaboración desinteresada para que se haga Justicia y para ello ponemos a su disposición la ayuda legal que necesiten para lograrlo. Queremos que pueda haber muchas más personas que, como Naiara y aunque haya transcurrido un tiempo inaceptable, después del daño sufrido por la violencia terrorista, puedan al menos decir con satisfacción a sus familiares “misión cumplida”.