¿Pero qué le pasa a la gente con VOX?

Si hay alguna formación política en estado de gracia en este momento es VOX. Allá donde va es noticia. Todo lo que hace es foco de debate. Con que de cada diez personas que inevitablemente asisten a ese debate en todos los canales una simpatice con VOX, ya estamos ante una formación a la que le están haciendo la promoción gratis y ya es relevante. ¿Hace falta tener un 50% de votos para ser relevante? No, basta con ser necesario para que los demás puedan sumar ese 50%. Como sucedió con Podemos hace unos años, o como acaba de suceder en Andalucía, es imposible ignorar a VOX. Es su momento.

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Así pues todo el mundo, siquiera para acribillarlo, estaba pendiente ayer del mitin de Abascal en Navarra, que efectivamente consiguió llenar el mayor salón del Iruña Park con un aforo de 1.300 personas. No sólo eso, sino que la sala se llenó bastante antes de la hora y fuera quedaron cientos de personas. VOX consiguió congregar por tanto ayer en Pamplona a unas 1.500 personas. El salón estaba abarrotado de banderas españolas. Por convicción o provocación ni una de Navarra. Una de las ideas repetidas a lo largo del acto por los diversos intervinientes fue que VOX gustará o no gustará, pero ellos hablan claro. ¿No se sentían navarros los asistentes? Improbable, de hecho el acto se despidió, ahí sí, con una interpretación al violín del Himno Nacional y el Himno de Navarra. La explicación por tanto seguramente es otra: hay navarros con mucha sed de bandera española. Donde se puede, cuando se puede (que es raramente), sin tener que preocuparse de cuántas banderas españolas hay por cada bandera navarra.

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En realidad VOX se nutre de un surtido variado de simpatizantes. En el propio mitin se dio explícitamente por hecho que muchos asistentes no compartirían totalmente todas las ideas de VOX. No obstante, VOX se ha convertido en una casa común para personas con un pensamiento no progre. En este sentido cabrían dos consideraciones. Por un lato VOX ha tomado algunas banderas que otros sencillamente han dejado, ya sean el aborto, la ideología de género, la inmigración, la libertad educativa, el control del gasto público, la devolución de poder a la gente quitándoselo al gobierno o, por supuesto, la defensa efectiva de la nación y la lucha contra el nacionalismo. Algunas de estas banderas no es que otros partidos, teóricamente, las hayan abandonado y VOX sólo haya tenido que tomarlas del suelo, pero mucha gente ha perdido la esperanza de que realmente otros partidos, que ya han gobernado en el país o en tal o cual comunidad, vayan a dar la batalla eficazmente por esas banderas. En VOX hay cierta dosis de castigo a los propios, otra dosis de reacción ante los excesos del otro lado, cierto cabreo general y también una visión esperanzada por primera vez en mucho tiempo.

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A los asistentes al mitin de ayer de VOX se les notaba contentos e ilusionados. No tenían dudas de que VOX tendrá representación y es voto útil. De hecho la mayoría de votantes de VOX seguramente piensan que voto inútil es el resto, por más representación que pudieran tener. De todos modos no es lo mismo estar desencantado con los demás que ilusionarse con alguien. Por primera vez en mucho tiempo se observa a mucha gente esperando con ilusión el día de la votación. Con ganas de emitir un mensaje a través del voto. No con la tristeza del que vota en blanco, sino con la ilusión y la sonrisa maliciosa del que piensa que esta vez sí, que con su voto la va a liar.

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VOX, refugio común del discurso no progre

Todos los que se sientan rodeados por un cordón sanitario se sienten cercanos a VOX, en realidad les están empujando hacia VOX. Se trata de toda esa gente que dice España y no estado español. Los que no dicen todos y todas. Los que creen que los niños tienen pene, las niñas tienen vulva y el resto, con todo el respeto y cariño, tienen un problema. Los que creen que ya está bien de sonarse los mocos con la bandera de España. Los que están hartos de pagar impuestos para empoderar a toda una galaxia de jetas. Los que quieren a los okupas en la calle y buscándose la vida como el resto. Los que ya están hartos de escuchar lo buenos y demócratas que eran los comunistas en la Guerra Civil. Los que ya están hartos de la imposición lingüística y la discriminación de los no nacionalistas. Los que todos los días tienen que aguantar que se les ofenda por sus creencias religiosas. Los que ya se han cansado de que quienes sólo condenan las dictaduras y la violencia cuando son de derechas se pasen la vida repartiendo carnets de demócratas. Los que ven que, quienes les intentan encerrar dentro de un cordón, están al otro lado de ese cordón cogiditos de la mano con Otegui, Maduro, Pablo Iglesias, Rufián y Puigdemont.

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VOX se parece también a la bacterias que, de repente, se resisten al antibiótico habitual, lo que está generando pánico en la izquierda. “Sí, somos de derechas, ningún problema”, se escuchó ayer en el mitín de VOX. Sí, todos los días desayuno tres niños crudos, qué pasa, ahora respóndeme a lo que te digo si es que encuentras algún argumento. ¿Será contagiosa esta bacteria? ¿Qué hacemos ahora? Si la izquierda lanza todos sus programas, todas sus cadenas, todos sus tertulianos y todos sus cibertrolls contra una formación, y esta formación no desaparece, sino que de hecho crece en expectativa de voto, algo sin duda interesante está pasando por primera vez en mucho tiempo. Y a mucha gente le gusta que pasen cosas interesantes. Porque hay mucha gente cansada y aburrida con lo que hay. Que a lo mejor tampoco piensa que VOX es exactamente lo que quiere que venga, pero piensa que votar a VOX es una manera de romper la jaula y ya iremos viendo después. Entre toda esta gente de distinto pelaje hay por lo menos un punto en común y es que lo que les diga la tiranía del discurso dominante que pueden pensar o no pensar ya les da un poco igual.

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17 respuestas

  1. Sr. Ispan, entenderá que lo de las K era para tocar un poco los maíces….
    En definitiva, vosotros sabéis más que nadie de una lengua de 40 años …
    Hasta otra.

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