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La esclavitud, los sacrificios humanos y la antropofagia eran habituales entre los pueblos precolombinos. Simplemente saber esto ya debería bastar para liquidar para siempre algunos discursos absurdos. Es decir, simplemente saber esto basta para entender que ni los españoles eran tan malos ni los indios tan buenos. América no era ninguna Arcadia feliz hasta que llegaron los españoles. No lo era en absoluto. De hecho, cuando llegaron los españoles, lo que se solían encontrar era diversos pueblos oprimidos, esclavizados y masacrados, como los tlaxcaltecas por los aztecas, con lo que establecían una alianza. Para los aimaras, los enemigos no eran los españoles sino los incas. Los propios incas utilizaban las divisiones y facciones entre los rivales para hacer la guerra y extender su dominio. Básicamente los españoles hicimos lo mismo.
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Hablar por tanto del día del orgullo Indígena o la resistencia indígena es en primer lugar no saber nada en absoluto. Para celebrarlo podríamos escenificar la captura de prisioneros de otra tribu, sacrificando a unos cuantos en un altar, arrancándoles el corazón y comiéndonoslo, a los que dejáramos vivos los conservaríamos como esclavos. A Juan Díaz de Solís, sin ir más lejos, se lo comieron los caníbales, según la costumbre local. ¿Orgullo de qué? ¿Orgullo de quién? ¿Qué pensarían del orgullo indígena todos los indígenas masacrados o devorados por otros indígenas? ¿Qué modelo de sociedad o de ética era el indígena de la que tengamos que sentirnos orgullosos nosotros, que además no somos indígenas precolombinos?
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Hay una razón por la que fuimos nosotros los que llegamos allá y no ellos los que llegaron aquí. También hay una razón por la que fuimos nosotros los que llegamos y no los franceses o los ingleses. Llegamos nosotros por la misma razón que los primeros en llegar a la Luna fueron los estadounidenses y no los polacos. Porque en 1492 los españoles éramos la primera potencia del mundo. Porque éramos los que teníamos los medios, la técnica, el conocimiento, el arrojo y la fuerza para hacerlo. Suerte tuvieron además aquellos a quienes descubrieron los españoles y no los ingleses, no hay más que ver lo que queda de los apaches y compararlo con las naciones hermanas de Hispanoamérica. Los españoles no exterminamos a los indios sino que nos mezclamos con ellos. Miles de religiosos viajaron a América, jugándose la vida, a convertir a esos nuevos súbditos del rey de España porque no eran animales, eran personas que merecían conocer la salvación y la religión verdadera. Obviamente hubo atrocidades, desde luego ni mucho menos sólo atrocidades, pero sólo las que se pueden esperar del tipo de gente que vivía en el siglo XVI. Las mujeres no pudieron votar en Francia hasta 1945, no pidamos peras al olmo en 1492. Eso si, la Universidad de Harvard fue fundada en 1636, mientras que la de Santo Tomas de Aquino, en la República Dominicana, fue fundada en 1538, la de Lima y la de México en 1551. Digan lo que digan, no lo hicimos tan mal. Hacíamos las mismas salvajadas, de hecho algunas menos, que las que hacía todo el mundo en el siglo XVI. Lo que en cambio no pudo hacer todo el mundo en el siglo XVI es la increíble suma de gestas y hazañas que sí hicieron los nuestros.
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Que descubrimos América tampoco tiene mayor discusión, aunque hasta eso se quiera negar. No es que los indios no existieran hasta que los descubrimos, naturalmente, pero ellos no conocían más que su orilla. Fuimos nosotros los que pusimos un pie en cada orilla, por tanto los que descubrimos que había dos orillas, las pusimos en el mapa y las metimos en la historia. Mala suerte si lo hizo antes un vikingo o un atlante y el suceso se perdió en los anales del tiempo o los mares se tragaron su continente. Sólo mencionar que quienes abominan de la Conquista de América consideran por otro lado muy positiva la mezcla de culturas o la invasión musulmana, bueno o malo depende todo de lo que odias.
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Nota final para el punto 9 del programa conmemorativo: “Presentacion de la Asociación de Txistularis Navarra”. Hay que meter el chistu y el vascuence hasta en la sopa, dirán luego que exageramos, que somos nosotros quienes estamos obsesionados. Igual es que Moctezuma tocaba el chistu. Ya puestos a relacionar a los vascos con el Descubrimiento y la Conquista con algún fundamento recordemos los numerosísimos vascos que participaron en la expansión del Imperio Español, sólo con la “F” recordamos a Francisco de Garay, Francisco de Ibarra o Francisco de Orduña. Si en México hay un estado que se llama Durango, antes Nueva Vizcaya, será casualidad o que los indios le pusieron el nombre tras un referéndum. Curioso ver a los ingratos descendientes de tantos vascos, también navarros, que decisivamente participaron en aquella gesta, homenajeando hoy a quienes los mataron en vez de a sus antepasados.
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16 respuestas
Son unos incultos y hacen el ridículo. Dan vergüenza ajena.