x
Susana Díaz ha abierto un importante debate en torno al sistema de financión autonómico. Para la presidenta andaluza, si una comunidad baja impuestos es que se encuentra sobrefinanciada, por lo que no se puede permitir que les haga “dumping” fiscal al resto de comunidades, estableciendo un sistema fiscal más atractivo para contribuyentes e inversores. La contrapropuesta de Díaz es una armonización fiscal general, o al menos el establecimiento de unos topes máximos y mínimos, sobre todo mínimos, ya que el discurso de Susana Díaz no tendría demasiado sentido si los topes supusieran una armonización a la baja, al menos para alguien que no crea en el buen criterio de Laffer.
x
El argumento de Susana Díaz pone en evidencia que eso de la autogestión, lejos de ser un privilegio, se puede convertir en una carga insufrible, ¿o cómo llamar a que si una comunidad está bien gestionada haya que subirle los impuestos para darle el dinero a una comunidad mal gestionada? Susana Díaz pretende ser ella quien se beba las copas y que sean los demás quienes se las paguen. ¿Para qué tendría que gestionar bien Andalucía Susana Díaz? Que gestionen bien los demás y que luego le manden dinero a Susana Díaz. Por otro lado, nunca un político está sobrefinanciado. Incluso comprándole el argumento a la aspirante a secretaria general del PSOE, en vez de bajar los impuestos cualquier comunidad siempre podría aumentar un 20% el presupuesto de Sanidad y Educación en su comunidad antes que mandar un euro a Susana Díaz, si es que es ésa la disyuntiva. Lo que sucede es que Susana Díaz no entiende que tener impuestos lo más bajos posibles es estimulante. A la larga se genera más riqueza y se recauda más estimulando el consumo y la inversión que estrangulándolos.
x
Hay dos características notables en la situación de Andalucía. La primera de ellas es que es la comunidad más pobre de España. La segunda característica es que lleva 40 años gobernada por el PSOE. Cualquiera diría que hay una evidente relación entre ambas realidades.
x
Sin embargo, al mismo tiempo no puede dejar de resultar sorprendente que un partido incapaz de sacar a una comunidad del último puesto en todo, sin embargo perdure 40 años en el poder. ¿Cómo es posible? ¿Cuál es la explicación?
x
Una posible respuesta es que Andalucía es una comunidad donde el gobierno mantiene a un enorme conjunto de la población subsidiada y en la que los servicios básicos no los paga el gobierno andaluz gracias a su gestión, sino gracias al dinero que todo el resto de España le aporta a Andalucía. Si Susana Díaz quedara librada a su suerte y Andalucía dependiera sólo de su gestión, faltaría el dinero para lo más básico y todo ese conjunto de población subsidiada dejaría de seguir estando mantenida por el gobierno. En tales circunstancias es probable que el voto no se mantuviera inmóvil durante otros 40 años. La solidaridad del resto de españoles mantiene los servicios básicos andaluces, pero también el chiringuito gubernamental y el monopolio político del PSOE.
x
Dumping político
Aunque Susana Díaz habla de dumping fiscal, lo que ella practica habitualmente es en realidad dumping político. Es ella la que puede ofrecer a los andaluces unas prestaciones muy por encima de las que le corresponderían a Andalucía por su propia riqueza, a costa del resto de regiones. Todas estas aportaciones sirven para ayudar a los andaluces, lo cual está bien, pero también para mantener en el poder al PSOE, ya que en gran medida la calidad de vida de los andaluces no depende de lo bien que lo haga el PSOE andaluz, sino de que lo hagan bien los demás y de que financien desde fuera los servicios públicos de Andalucía. Con esta sobrefinanciación, por ejemplo, Susana Díaz puede seducir a los electores rebajando la jornada laboral de los funcionarios a 35 horas, como acaba de anunciar. Que trabajen más los madrileños para que los andaluces puedan trabajar menos y, en agradecimiento, seguir votando al PSOE. Dice Susana Díaz que son los que tienen impuestos más bajos los que están sobrefinanciados, pero acaso estos puedan bajar los impuestos porque no reducen las horas de los funcionarios, no espantan a las empresas ni a los inversores o no mantienen televisiones públicas que, como Canal Sur, cuestan 140 millones de euros al año.
x
El modelo foral
Durante la Transición, es un hecho cierto aunque poco publicitado que a Cataluña se le ofreció un sistema de autogestión como el navarro o el vasco y que los políticos catalanes lo rechazaron. La razón fue que no tenían claro que la autogestión les fuera a beneficiar o que establecer los propios impuestos resultara popular. Susana Díaz no quiere de ninguna manera un modelo de autogestión porque quiere gastar más de lo que Andalucía es capaz de generar y vive políticamente de ello. Pero entonces, ¿uno quiere autogestión por interés o por amor a su independencia y su libertad? Y si la financiación de uno no depende de su gestión, ¿qué estímulo existe para esforzarse y hacer las cosas bien? Y si uno no tiene estímulo para esforzarse y hacer las cosas bien, ¿cómo va a dejar nunca de ser el último? Es fantástica la solidaridad, pero empieza a ser veneno cuando superado cierto punto libera a los gobernantes de tener que ser eficaces. Solidaridad no es pagar eternamente desde fuera la incompetencia socialista. Lo antiandaluz es desearles a los andaluces otros 40 años de socialismo y cultura del subsidio. Otros 40 años haciendo lo mismo darán como resultado…lo mismo.
x
Libertad para elegir = responsabilidad por lo que uno elige
Tras 40 años de políticas socialistas, potenciadas además por una lluvia de dinero proveniente del resto de España, si el socialismo funcionara Andalucía tendría que ser California. Si todas las demás comunidades siguen políticas equivocadas y Andalucía es la única que sigue la política adecuada, y encima el resto de comunidades le envían dinero a Andalucía, sólo una escombrera de excusas baratas puede explicar que al cabo de 40 años Andalucía no esté en el primer puesto y el resto de comunidades a sus pies. Lo cierto es que el sistema autonómico del que nos hemos dotado, no digamos el foral, para bien o para mal implica que un territorio puede apostar por su propio camino hacia el progreso. Obviamente la apuesta puede salir bien, y entonces diremos que la autogestión es magnífica, o puede salir mal y entonces diremos que la autogestión es castastrófica. La verdad es que la autogestión no es ni buena ni mala, lo que son buenos o malos son los gestores que se encargan de ella.
x
6 respuestas
OH_oh!!!!!!
Mucho me temo que acabamos de encontrar la causa por la que Uxueita Barcos ha ido a la reunión.
Socialismo, incremento de impuestos, incremento de funtzionarios agradecidos.
Oh cielos!!!!!!
Nazionalsozialismo eta batúa en vena. Qué pena.
¿Cuándo se dejará de derrochar? ¿Para qué existen los interventores, los tribunales de cuentas, los auditores, los jueces …?
Lo que quiere la señora Diaz es una versión retocada del «mal de muchos, consuelo de tontos». En definitiva, como el gobierno autonómico andaluz es un desastre en términos de gestión pues toca estrangular para mantenerlo, como ella no puede hacer atractiva su comunidad para invertir mejor eliminamos la competencia, y así…. muy progre
Amigo Caña, pues yo creo que Dña. Uxue fue a esa reunión de presidentes en representación de su jefe Urkullu. A la vuelta, paró primero en Vitoria para dar novedades al que manda. Mira por donde, está palomika nos ha salido mensajera.
Injusta forma de tratar a Andalucía. Me parece que obviáis la situación en la que estaba esa región hace 40 años y cómo está ahora. ¿Eso no es algo digno de tener en cuenta?
Curioso comprobar cómo el nacionalismo se toca la mano con el foralismo de UPN.
Obabatarra, la situación en Andalucía era un desastre hace 40 años y sigue siendo un desastre 40 años después. El socialismo andaluz no ha hecho nada por salir de la pobreza sino crear una cultura de la vida de la subvención.
Cuando a las personas se les acostumbra a las subvenciones se vuelven improductivas porque cobran de no hacer nada, para qué van a esforzarse en cambiar las cosas si ya tienen las subvenciones. Las subvenciones fomentan la mediocridad