Efectivamente, Pedro Sánchez ha acabado con la política de la austeridad. Que hay que ir a un concierto, pues se coge un avión oficial. No digamos por tanto si viene de visita Angela Merkel: se tira la casa por la ventana.
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Este mismo mes de agostó la canciller alemana, Ángela Merkel, visitó Sanlúcar de Barrameda para tener un almuerzo de trabajo en el Palacio de los Guzmanes con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
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Ya en aquella ocasión trascendió que los langostinos habían ostentado un lugar destacado en el menú de la reunión, pero ahora se ha publicado que entre la delegación española y la alemana se metieron entre pecho y espalda nada menos que 50 kilos de langostinos.
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Según publica Informalia, durante su estancia en la zona en aquellas fechas Pedro Sánchez acudió una vez a comer langostinos al Poma, uno de los mejores restaurantes de la localidad de Sanlúcar, pero fue cuando vino Angela Merkel cuando, al parecer impresionado por los langostinos que había probado, decidió impresionar a la canciller alemana encargando nada menos que 50 kilos de langostinos que la delegación hispano-germana se zampó a costa del erario y mientras debatían sobre las penurias que padecen los inmigrantes ilegales que tratan de atravesar el Mediterráneo.
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¿Hay una cierta dosis de demagogia en señalar esta desmesura por los crustáceos? Es posible. Pero si bien puede resultar cuestionable el señalamiento de la compra de los langostinos, seguramente resulta oportuna, en cambio, la denuncia de una cierta hipocresía y también demagogia por parte del partido en el gobierno y su discurso clasista puño en alto de famélica legión. Hombre, muy famélica ya se ve que no.
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