Si nos han venido siguiendo en las últimas semanas, sabrán que la situación de la economía española es de pre-quiebra de la deuda (estamos en DEFCON UNO, según los CDS y el diferencial de nuestra deuda) y pre-colapso financiero. Por si fuera poco Supermán no existe y el piloto de la nave se llama José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Cuándo empiezan entonces las buenas noticias?
Que lo que dice el gobierno sea mentira, es una gran noticia
Buena parte de la defensa del gobierno socialista, ante la situación catastrófica a la que han arrastrado al país sus políticas, es que todo lo que nos está sucediendo responde a una situación de crisis global planetaria de la que el gobierno español no es responsable en absoluto. Afortunadamente esto es mentira y aportaremos al respecto sólo tres datos.
– El paro en Alemania ha caído a su tasa mínima en los últimos 18 años
– El PIB alemán crece a una tasa del 3,9% interanual
– El índice ISM de los EEUU sigue marcando un crecimiento robusto de la economía USA
Si el discurso del PSOE sobre la economía mundial fuera cierto, España no tendría salvación posible en sus actuales circunstancias. Afortunadamente casi todo el mundo lo ha hecho mejor que Zapatero y la demanda mundial, aunque no será fácil, puede ayudar a sacarnos del agujero.
El cervatillo cojo y los especuladores
Como todo el mundo sabe, los depredadores siempre se ceban en el cervatillo cojo. No romperemos una lanza a favor de los especuladores pero tampoco estamos dispuestos a digerir la demagogia gubernamental que trata de desviar hacia la especulación internacional las responsabilidades del gobierno. No estamos cojos porque nos atacan los especuladores. Nos atacan los especuladores porque estamos cojos.
Un comentario
Muy afortunada la expresión de que «casi todo el mundo lo ha hecho mejor»: porque el mundo somos todos los ciudadanos trabajadores. ¿Puede el articulista redactar una nota rigurosa acerca de las características peculiares de la fuerza de trabajo teutona? ¿Acaso no salieron de las guerras del siglo XX con sudor y lágrimas (le preguntaron al presidente Adenauer a cuánto quería que ascendiese la ayuda del Plan Marshall. Respuesta: ni un dólar)? Los trabajadores alemanes están hasta hoy pagando -y continuarán- la gigantesca «multa» internacional impuesta por los vencedores de la guerra. Y fueron por último capaces de absorber la Alemania Oriental cambiando el valor del marco a 2:1. Con gobiernos de distinto signo y coaliciones.