¿Sería el comunismo una solución a la inmigración? Pues puede que sí. Es decir, hacerse comunista no resolvería el problema de los inmigrantes, pero conseguiría que ningún inmigrante quisiera venir, o al menos eso parecen decirnos los datos.
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En realidad no quedan muchos países a los que se pueda llamar aún comunistas. La lista no iría mucho más allá de China (con muchas reservas), Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Cuba, Laos y vietnam. Eso sí: otros problemas tendrán estos países, pero no el de la inmigración. Como todo el mundo sabe, el problema de los países comunistas (recuérdese el Muro de Berlín) no suele ser cómo entrar, sino cómo salir.
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Atendiendo a las cifras publicadas por datosmacro.com, el país con más porcentaje de inmigrantes de la lista sería Venezuela, con un 4,52% de población inmigrante en 2017, algo inferior al 5,28% que había en 1990, por ejemplo.
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Según esta misma fuente, la inmigración en Cuba resulta prácticamente anecdótica, con un 0,11% en 2017. En 1990 el porcentaje era del 0,33%.
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Anecdóticos o insignificantes son también los porcentajes de población inmigrante en Corea del Norte, Vietnam o Laos, similares a los de Cuba.
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Ni siquiera China presenta niveles de inmigración apreciables, de hecho son todavía menores: un 0,07% en 2017. En realidad hay casi un millón de inmigrantes en China, pero comparados con su población el porcentaje resulta escasamente apreciable.
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En cierto sentido, podríamos concluir que los países comunistas se encuentran entre los menos solidarios del mundo. Los comunistas españoles abren los brazos a la inmigración, se oponen a las vallas y piden papeles para todos, pero los comunistas de los países comunistas o no tienen los brazos tan abiertos o es que la alternativa es peor. Es decir, puede que los líderes de los países comunistas abran tanto los brazos a la inmigración como los líderes comunistas españoles, pero entonces no es que no tengan los brazos abiertos, es que nadie quiere ir allí. El hecho es que los países comunistas, teóricamente basados en la solidaridad y el reparto dela riqueza, no aportan nada a la hora de acoger inmigrantes.
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Efectivamente, el salario mínimo en Venezuela ronda los 6 euros al mes. El salario medio en Cuba los 25 euros al mes. Eso explica que los inmigrantes quieran ir a España, Francia o Italia y no a Cuba o a Venezuela. Lo que no explica es que esos inmigrantes, a veces, cuando pueden votar en España, Francia o Italia voten a partidos comunistas, para que conviertan el país al que han querido ir en uno de esos a los que no han querido ir.
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A la vista de los países que siguen siendo comunistas, por otro lado, tampoco se explica demasiado el fervor con el que parte de la sociedad española vuelve a abrazar el comunismo. ¿Volvemos a citar los países de la lista? ¿Hay algún país atractivo en la lista más allá de para viajar como turista con el salario y el acceso a los bienes de consumo de turista? ¿Cómo es que los políticos que han asesorado a Venezuela y han tomado a sus líderes como referentes reclaman un salario mínimo de 1.000 euros en España si el salario mínimo en su país y sistema político de referencia son 6 euros al mes? Si se aplican las políticas y sistemas que son sus referentes, ¿no sería lo lógico que en España el salario acabara siendo de 6 euros al mes? Si en España, Francia o Italia el salario es mucho mayor, ¿no será precisamente por tener otro tipo de sistema y otro tipo de políticas? Si en Cuba el salario medio son 25 euros al mes, ¿seguro que lo que está en crisis es el libre mercado? ¿Seguro que el comunismo es la solución?
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Volviendo al problema de la inmigración, convertirse en un país aún más pobre que aquel del que vienen los inmigrantes es el mejor freno para la inmigración. Y para conseguirlo el comunismo parece la receta mejor.
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