¿Pagamos más impuestos en Navarra para tener mejores servicios públicos?

Estando como estamos a punto de ser masacrados por una nueva subida fiscal, conviene examinar esta subida desde al menos dos puntos de vista diferentes pero complementarios.

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El primero de ellos, por obvio que parezca, es el de a quién va a afectar la subida de impuestos. A estas alturas la pregunta ya debería ser absurda puesto que la respuesta la sufrimos todos, pues a todos nos afectan las subidas de impuestos. No existen las subidas de impuestos sólo a los ricos ni las subidas de impuestos progresistas. Desde luego es inútil tratar de argumentar contra hooligans pero los hechos son clamorosos. Este gobierno que no puede haber otro más progresista en el mundo es el que, en plena pandemia, mantiene sobre las mascarillas un IVA del 21%, el que corresponde a los artículos de lujo. Sin duda subirá también los impuestos a los ricos y sus altavoces mediáticos pondrán el foco sobre ello, pero lo que se le viene encima hasta al más pobre es una subida de impuestos sobre los refrescos o el diésel. La única fiscalidad progresista es la que se deriva de contener el gasto del estado, lo que nos lleva al otro punto de vista desde el que analizar esta subida y a la pregunta de si pagando más impuestos obtenemos mejores servicios públicos.

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Acudiendo a las cifras del INE, cifras por tanto oficiales, gubernamentales y escasamente objetables, puede apreciarse que el número de asalariados públicos en 2007 en Navarra era de 38.300 frente a los 48.300 al final de 2019. Es decir, tenemos ahora mismo 10.000 asalariados públicos más en Navarra que en 2007, antes de la crisis, con una población básicamente igual a la de 2007.

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Como se observa en el cuadro, se podría decir que ni siquiera en lo más crudo de la crisis pasada, con el estado en quiebra técnica, se redujo apreciablemente el número de asalariados públicos. Tan sólo en 2009 se aprecia una pequeña disminución en el número. En realidad, desde 2007 no ha habido ni un año salvo ese 2009 en el que el número de asalariados públicos no haya sido superior al de 2007, en el pico de la burbuja y antes de la crisis. Por el contrario, ahora tenemos 10.000 asalariados públicos más, lo que supone un 26% de aumento.

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Si consultamos los Presupuestos Generales de Navarra del año 2007, los gastos de personal ascendían a 986 millones de euros, para un presupuesto de 3.901 millones de euros. Si consultamos los Presupuestos de Navarra para el año 2020, nos encontramos con unos gastos de personal de 1.466 millones sobre un presupuesto de 4.256 millones. Es decir, en 2007 los gastos de personal eran el 26% del Presupuesto, mientras que en 2020 suponen el 34%.

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Conviene conocer este tipo de datos porque los contribuyentes, a menudo, se piensan que si aumenta el gasto público habrá más carreteras, o se construirán más hospitales y colegios, o en esos hospitales y colegios habrá más camas, más UCI, más equipos de diagnóstico, más ambulancias, más helicópteros, más ordenadores… Pues bien, ya vemos que nada de eso. De hecho, subiendo tanto los gastos de personal, los salarios públicos se comen los recursos que habría que dedicar a los medios materiales.

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Por otro lado, existe un notable problema con los costes salariales en el sector público. Por un lado tenemos la brecha salarial, esta sí, en virtud de la cual los asalariados públicos cobran mucho más por el mismo trabajo que los asalariados del sector privado. Si cada vez hay más asalariados públicos, y cada vez es mayor la brecha entre los salarios del sector público y los del sector privado, puede decirse que casi todos los recursos públicos y privados acaban yéndose al pago de los salarios públicos. Todo el esfuerzo fiscal de la sociedad se va en mantener esa brecha.

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Recordemos asimismo algunos datos como que en 2016 los agentes de nivel C (942) de la Policía Foral trabajaron 136.000 jornadas, por tanto 145 días al año ó bien 2,79 días a la semana. Este dato no lo publicó un think tank ultraliberal sino la consejera Beaumont, designada por Bildu.

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Fuentes que nos merecen la máxima credibilidad nos aseguraban en 2014 que un bombero en Navarra trabajaba una media de 56 días al año.

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En el curso educativo 2020-21, en Navarra hay 8.577 profesores en la red pública y 2.868 en la concertada, por 70.122 alumnos en los centros públicos y 35.358 en los concertados. Es decir, hay 2 alumnos en la educación pública por cada alumno en la concertada, pero sin embargo hay 3 profesores en la educación pública por cada profesor en la concertada.

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Reuniendo todos los datos, existen razones para cuestionarse profundamente si por pagar impuestos recibimos mejores servicios, o si los gastos de personal en el sector público consumen una parte desproporcionada de los recursos.

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Por otra parte, todos los recursos que se le quitan al sector privado para pagar el gasto público tienen un coste de oportunidad que de ningún modo se puede dejar de observar con preocupación. O sea, para que los salarios públicos crezcan, tienen que decrecer los salarios privados. La brecha salarial a favor de los asalariados públicos crece a costa de reducir los salarios del sector privado. Cada vez hay que quitar una parte mayor de los salarios privados a través de los impuestos para pagar un sobresueldo cada vez mayor en los salarios públicos. Todo el dinero que se va a pagar la brecha salarial del sector público, deja de ir a inversiones, comercios y gastos privados. La zapatería de la esquina o la frutería de enfrente pagan el coste de que un asalariado público cobre 120 donde un asalariado privado cobra 90, o que para hacer un trabajo en el sector público se necesiten 7 personas cuando en el sector privado bastarían 5. Todo esto, que en el fondo es una mala gestión de lo público,  sin entrar a hablar del gasto que se va en subvencionar medios, subvencionar lenguas o pagar consejerías, altos cargos y estructuras burocráticas. Si nos anuncian nuevas subidas de impuestos sin tocar ninguno de los apartados anteriores y sin pinchar la burbuja de gasto público, que nadie se crea que va a pagar más impuestos pero que a cambio va a tener mejores carreteras o más camas UCI.

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El Gobierno de Navarra se va a gastar más de 4.000 millones de euros, la deuda y el déficit se disparan, pero no hay dinero para pagar el alquiler de Refena, donde se hacen las pruebas de los test PCR. Pero sí hay dinero para Ahotsa, para Euskaltzaindia, para las 13 consejerías del macro gobierno de Chivite, y por supuesto para pagar a los 10.000 asalariados públicos más que en 2007. Lo que no está claro es que con 10.000 asalariados más la calidad de los servicios haya crecido en la misma proporción, y desde luego en proporción a su coste.

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