El gobierno ha pasado por Pablo Iglesias sin cambiar nada a Pablo Iglesias, lo que dice poco de Pablo Iglesias. En realidad el paso de Pablo Iglesias por el gobierno ha sido un fiasco y una prueba de hasta qué punto este personaje está sobrevalorado. ¿Qué clase de activista prefiere estar en una tertulia o en una columna que haciendo que las cosas sucedan? Pablo Iglesias ha estado donde las cosas suceden y se ha vuelto en menos de media legislatura a la comodidad de las columnas, las televisiones y las radios amigas, a criticar lo que hacen o no hacen los demás en vez de ser él quien las hace. Lo ha hecho además, consciente o inconscientemente, antes de que su paso por el gobierno lo convirtiera en algo distinto o mejor que un mero activista. El baño de realidad que experimenta más tarde o más temprano todo gobernante le convierte al salir, normalmente, en alguien más templando que al entrar. Las medicinas prometedoras no curan como se esperaba y se producen graves efectos secundarios. No todo son alabanzas. El dinero no es infinito. Si se quita un naipe de aquí o de allá, aunque molesto, todo el castillo se pone a temblar. Para volver a un tertulia a decir insensateces hay que no haber pasado por esa experiencia, o haber salido corriendo al ver lo que iba a pasar. Pablo Iglesias ha decidido no evolucionar, ser para siempre Peter Pan. Por renegar de las responsabilidades, dicen que se ha borrado hasta de padre, al menos nominalmente en algunos de sus perfiles. A fin de cuentas, a estas alturas de la historia, ¿qué clase de persona que no se niegue totalmente a evolucionar y a reconocer la realidad sigue siendo comunista en el año 2021?
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Toda esta consideración viene a cuento del artículo que Pablo Iglesias ha publicado en uno de esos medios mullidos en los que tras salir del gobierno ha buscado colocación. El artículo es una brasa considerable. El ámbito propicio para las ideas de Pablo Iglesias es el mitin o el tuit. A una persona con propuestas bien fundamentadas el tuit se le presenta con una estrechez asfixiante. A una persona que sólo maneja eslóganes un texto de 10.000 caracteres le resulta un inmenso desierto imposible de llenar y decorar con sólo un par de jarrones. Esto es lo primero que se puede decir de Pablo Iglesias cuando escribe un artículo.
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Por supuesto todo el artículo, titulado ¿”Y si gobernaran PP y VOX?”, es además de aburrido un absoluto despropósito. En la cabeza de Iglesias, desde la que las neuronas contemplan la realidad haciendo el pino, advierte de si gobiernan el PP y VOX aumentaría la tensión inter-territorial, al punto que los nacionalistas podrían volverse locos y dar un golpe de estado. ¿Pero este hombre no se da cuenta de que eso ya ha pasado? Habla además como si Podemos y el PSOE fueran de algún modo un freno al conflicto independentista, cuando poner a Podemos y el PSOE en el gobierno ha sido la jugada de los independentistas tras perder la carta de la declaración unilateral de independencia por la vía de los hechos. Una declaración de hecho que hubiera funcionado sin detenciones y antidisturbios de por medio, por supuesto Iglesias está contra las detenciones y contra los antidisturbios. La pregunta clave entonces no es qué horrores cometerían el PP y VOX si llegaran al gobierno, sino qué horrores cometerían el PSOE, Podemos, Bildu y los golpistas catalanes con sus CDR. ¿Asumirían la derrota electoral? ¿Aceptarían democráticamente el resultado de las urnas? ¿Cuánto tardarían las calles en arder? Si las neuronas de Pablo Iglesias dejaran de hacer el pino la pregunta preocupante sería, ¿Y si el PSOE y Podemos pasaran a la oposición?
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Todo lo anterior, sin embargo, queda eclipsado por el detalle que se ha tragado todos los farragosos párrafos de Iglesias y que es lo único de lo que se habla, a saber la imagen que ilustraba el artículo: una pistola con las siglas de PP y VOX grabadas en el armazón. Hay que ser muy torpe para cargarse su propio artículo usando esa imagen. No sólo es que toda la atención se desvía hacia la foto, sino que el mensaje de la foto, si se hubiera querido desviar la atención hacia él deliberadamente, resulta catastrófico para Iglesias. Al final un tipo que ha estado en el gobierno hasta hace cuatro días reaparece como un activista descerebrado y un mequetrefe. Hablábamos de Peter Pan y de la petrificación de la mentalidad adolescente, pero lo cierto es que quitando el “Pan” a la trayectoria de Pablo Iglesias le cuadra más el Principio de Peter. Por lo demás, ilustrar un texto con una pistola en la que están grabados los nombres de tus adversarios no dista mucho de mandar una carta con un par de balas a tus adversarios. Hay que ser muy obtuso o estar muy zumbado en cualquiera de los dos casos. Al final puede que a Pablo Iglesias no le quede muy grande sólo el puesto de gobernante sino hasta el de tertuliano. Tal vez debería volver a sus orígenes, a la melena, a los conciertos, al “soviet de la Complutense” y a bajarse sus calentones, como dicen que solía hacer, refrescándose en los baños de los bares.
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