Pablo Iglesias hizo ayer algo verdaderamente notable, y es explicar en un tuit de 3 líneas por qué este gobierno no da una a derechas en la crisis sanitaria, por qué el estado español se dirige irremisiblemente a la ruina financiera y por qué el comunismo no funciona. Naturalmente todo esto lo explica además Pablo Iglesias sin pretenderlo. De hecho hay que pensar que pretendía todo lo contrario de lo que consigue, o sería un auténtico genio, pero vean el tuit antes de que expliquemos cómo de jugoso es todo su contenido.
X
x
¿Por qué las decisiones se toman tarde y mal? ¿Por qué un día se dice una cosa y al día siguiente la contraria? ¿Por qué no hay equipos de protección? ¿Por qué se compran unas mascarillas o unos test que no funcionan y se sustituyen por otros que tampoco funcionan? Pues bien, leyendo el tuit anterior queda bastante clara la explicación. O sea, un tipo que es vicepresidente, que habla con un ministro, que se reúne con el equipo de la vicepresidencia segunda, que está con el equipo de Sanidad, habiendo además otro equipo de desescalada, a los cuales coordina nada menos que una vicepresidencia cuarta... ¿Pero alguien se extraña de que todo salga tarde y mal en esta maraña de vicepresidencias terceras y cuartas, ministros, equipos y parejas de ministros? Por debajo de los cuales, por supuesto, habrá más equipos, más cargos, más parentela y más entramado burocrático.
X
Naturamente todo lo anterior explica que todos los recursos se pierdan en esa infinita y por tanto ineficiente pero inevitablemente cara cadena burocrática, en la que la capacidad de decisión se divide por 100 y los gastos se multiplican por 1.000. Si la explicación de Pablo Iglesias es un buen ejemplo del funcionamiento del estado en cualquiera de sus niveles, fácilmente se comprende por qué va a quebrar y por qué es ineficiente sea cual sea el nivel de recursos disponibles, ya que a más recursos no mejores servicios, sino más mutiplicación de la burocracia. Los recursos que entran del bolsillo del contribuyente a borbotones por un extremo de la tubería, salen por el otro extremo a cuentagotas. Ni siquiera es corrupción, o no sólo corrupción, sino ineficiencia absoluta.
X
No se crean sin embargo que el vicepresidente segundo, para ilustrar más si cabe lo que decimos, se limitó a escribir un solo tuit, sino que abrió un hilo añadiendo otro en el que también se congratulaba de las directrices de una Dirección General de Derechos de la Infancia y de la Adolescencia que por lo visto también estaba implicada. Aparte del coste y de la dificultad de tomar alguna medida en este politburó que pueda recorrer rápidamente la cadena de transmisión administrativa sin desvanecerse por el camino, cabe preguntarse dónde se junta toda esta gente para reunirse y cómo mantiene el distanciamiento social. Necesitan tres o cuatro campos de fútbol.
x
X
Todo lo anterior ayuda también a entender el fracaso inherente a los regímenes comunistas. Si la administración y todo su aparataje burocrático se atascan en la compra de unas simples mascarillas, salta a la vista el problema de pretender que el gobierno a través de sus organismos y departamentos burocráticos planifique absolutamente toda la economía. Hay muchas más razones por las que el comunismo sólo puede estar destinado al fracaso, pero para empezar el fracaso es inevitable ya sólo porque se trata de una ideología que convierte la ineficiencia en categoría. Cuando algo no funciona en un régimen comunista, el gobierno responde enumerando la cantidad de organismos que se encargan del problema, como presumiendo de ello, sin comprender que si el problema no se arregla es precisamente por todos los organismos que se encargan de intentar solucionarlo. Si el sistema es ineficiente el gobierno responde creando una dirección general de lucha contra la infeciencia, con siete vicepresidencias.
X
Por lo menos gracias a Pablo Iglesias hoy podemos entender un poco mejor por qué este gobierno no funciona ni puede funcionar de ninguna manera.
X