Ospa Eguna: los fascistas que se creen antifascistas

El pasado sábado, 1 de septiembre, volvió a celebrarse el Ospa Eguna en Alsasua para mostrar el rechazo de los participantes a “todas las fuerzas represivas” (todos los que no son ellos) y reivindicar “la unidad popular, en camino de construir un futuro sin represión” (y pobre del que intente desmarcarse de esa unidad popular). Para el Ospa Herri Mugimendua, la detención y enjuiciamiento de la manada de Alsasua es una simple “caza de brujas” y se reivindica un año más la salida de la localidad (en realidad de toda “Euskal Herria”) de la Guardia Civil, de la Policía Nacional y de la Policía Foral. En definitiva, todo es represión y sólo quedan demócratas a la izquierda de Beaumont.

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Este año ya no hace falta disimular

El Ospa Eguna de Alsasua experimentó un paréntesis el año pasado pues se consideró que la celebración podría perjudicar la suerte judicial de los acusados de apalizar a dos guardias civiles y sus parejas. La misma izquierda abertzale que presenta todo lo sucedido como una mera trifulca tabernaria como tantas otras que suceden cotidianamente por toda España, entendió que todas esas otras trifulcas tabernarias no vienen precedidas de videoguías de cómo hay que pegar a los policías que entran a un bar o de manifestaciones en las que se queman muñecos vestidos de guardias civiles y se exige su expulsión del pueblo. Como es lógico y normal, mucha gente podía ver entre el Ospa Eguna y la paliza a los guardias civiles una relación causa-efecto. Puesto que los “txabales” de Alsasua ya han sido condenados en primera instancia, la izquierda abertzale parece haber conluído este año que ya no tiene sentido andar con disimulos, o que en el fondo los “txabales” están siendo más útiles a la causa en la cárcel que de copas por el pueblo.

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Pegar a alguien suele ser una injusticia, no el resultado de una injusticia

Merece la pena detenerse un momento en una de las frases de Ospa cuando anunció la convocatoria de este año porque, según declaró: “La convivencia solo puede darse en una justicia real, y para los que sufrimos este sistema no hay justicia”. El razonamiento tiene su miga porque apunta la inversión de la lógica que practica la izquierda abertzale en la realidad y su necesidad histórica de la violencia. Es decir, no es que como consecuencia de la injusticia se les pegue a los enemigos de la izquierda abertzale, sino que pegar a los enemigos de la izquierda abertzale vendría a ser la prueba de la injusticia. Pega a tus rivales, incluso mátalos, y quedará probado que padeces una injusticia. Parece demencial, pero mucha gente le ha comprado a la izquierda abertzale esta mercancía averiada durante décadas, incluso hoy en día. Es más, esa mercancía averiada empieza a verse ahora en Cataluña.

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La vuelta a la celebración del Ospa Eguna, en cualquier caso, evidencia que tras todo lo sucedido la violencia nacionalista no ha hecho ninguna autocrítica, que por el contrario se busca perpetuar el acoso a los agentes y a todos los que se relacionan con ellos.

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Fuera del mundo estrictamente nacionalista, en el ámbito de la extrema izquierda, existe una aprobacion de la exclusion de un sector de la sociedad y de estos actos preparatorios de las agresiones que, si se dirigieran contra otros colectivos como los inmigrantes o los homosexuales, se considerarían totalmente intolerables. El caso es que, como de costumbre cuando hablamos de la izquierda radical, lo intolerable se convierte en tolerable y hasta jarabe democrático cuando se dirige contra colectivos que piensan diferente de la izquierda radical. En ese momento la violencia nacionalista se convierte en una aliada al menos circunstancial contra un enemigo común.

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Sea como sea, tanto la izquierda radical como el nacionalismo practican, fomentan o toleran prácticas totalmente fascistas, a las cuales paradójicamente llaman antifascistas. El problema es que, como siempre en estos casos, si es verde, alargado, con cola, tiene cuatro patas pequeñas y una boca enorme llena de dientes, aunque lo llamemos ardilla es cocodrilo. Y si en vez de llamarlo ardilla lo llamamos anticocodrilo, pues lo mismo.

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2 respuestas

  1. Qué juventud más maja y más sana hay en Alsasua. El aspecto de estas mozas enmascaradas y con sus preciosos vestidos es inmejorable. Veo que tienen un libro representando La Santa Biblia. Imagino que lo echarán a la hoguera que hay a su lado. Qué extraño que no hagan lo mismo con el Corán. Dan unas ganas de ir a Alsasua de turismo que no veas…

  2. que MIEDO de foto uffff…., como para salir de noche por Alsasua, y te cruces con esas personas (si es que son personas)…., jooooood…. er…, yo me las cruzo y juro ante quien sea que EXISTE EUSKADI.., EUSKALHERRIA…, PITUFILANDIA…, NARNIA.., PAPA NOEL…, OLENTZERO…, los REYES MAGOS y lo que me pidan…, jooood…. er….

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