Como el fantasma de las Navidades pasadas de Dickens, Asirón se manifestó el día 26 para denunciar ante las redes sociales un flagrante caso de euskarafobia y autoodio. O eso decía él. La razón era la forma en que Diario de Navarra había informado sobre la llegada de Olentzero a Pamplona, advirtiendo a los lectores sobre las alteraciones del tráfico que este hecho provocaría en la capital. Asirón mostraba como prueba irrefutable de esta euskarafobia y autoodio la manera en que este mismo medio había informado sobre la llegada de Papá Noel.
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Obviamente en Pamplona no hay ninguna alteración circulatoria de la que informar a causa de la llegada de Papá Noel porque, a diferencia del Olentzero o la tradicional Cabalgata de los Reyes Magos, quizá por suerte no se organiza ningún acto en las calles para recibir a este personaje más propio de otras culturas y latitudes. Los tuiteros, por otro lado, rápidamente pusieron en su sitio al alcalde y sus argumentos.
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Quedaba por tanto más que demostrado que el Diario de Navarra no hizo sino informar sobre el Olentzero y la incidencia sobre el tráfico en los mismos términos (incluso más cariñosos) que cualquier otro diario, incluyendo medios tan poco sospechosos de autoodio y euskarafobia como los del Grupo Noticias. Pero no es lo único que quedó demostrado con esta brillante intervención de Asirón en los medios sociales.
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También han quedado demostradas cosas como que el soberbio ex-alcalde Asirón no puede reconocer un error, rectificar, ni disculparse. Queda demostrado también un cierto afán de encontrar odio donde no lo hay. Parece que se denuncia, pero en el fondo se desea la existencia de ese mal que se denuncia. De lo que se trata no es denunciar una supuesta euskarafobia, sino de que los amantes del vascuence odien a los señalados por la supuesta euskarafobia, real o inventada.
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La izquierda abertzale, por otro lado, es la fuerza menos indicada por estos pagos para hablar de autoodio. La izquierda abertzale odia a los vascos mas que nadie, al punto que no hubiera condenado el asesinato del 75% de ellos. De hecho aún sigue sin condenar los asesinatos cometidos entre ese 75% de vascos. Ese es el nivel real de amor a los vascos de los supuestos patriotas vascos. Los asesinos de vascos son los héroes a los que se les hacen ongi etorris. Vascofobia la suya, a todos los vascos que no piensan como ellos. Autoodio también el de aquel que la lengua que literalmente le ha enseñado su madre, el español, la considera una lengua extraña. O que llamándose Urko y apellidándose Pérez odia lo español. O que ama mucho el vascuence pero ese amor no se manifiesta aprendiéndolo él, sino obligando a que lo aprendan los hijos de los demás a golpe de imposición.
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