“Política económica ante la crisis”.
Tal era el título de la conferencia, organizada por Institución Futuro, que pronunció José Luis Feito el pasado jueves. Entre los asistentes, consejeros como el Economía y Hacienda, Álvaro Miranda, o el de Ordenación del Territorio y Vivienda, Carlos Esparza. También se encontraban allí Juan Cruz Alli y el actual presidente del CDN, José Andrés Burguete, u otros personajes relevantes como el presidente de la patronal navarra, José Manuel Ayesa. Las palabras que tuvieron que escuchar, como ya les anticipábamos, no fueron suaves. Según analizó Feito, “nunca en la historia de España ha habido una caída tan intensa de los índices económicos. Ni siquiera en 1993, cuando tuvimos tasas de crecimiento negativas, ni tampoco a mediados de los años 70, con la crisis energética y en plena transición española”. A estas alturas, además, diagnosticó que la solución a la crisis “ya no está en manos del gobierno”.
Una economía tríplemente vulnerable.
Feito advirtió que los españoles estamos experimentando “una caída mucho más abrupta que los países del entorno”. Ello lo achacó a una triple debilidad de la economía española respecto a las economías del entorno.
- Tipos de interés: afectan especialmente a España puesto que, según el ponente, “nuestra economía es la más endeudada del mundo”. José Luis Feito expresó además su temor no ya sólo a los tipos del BCE, sino a la prima de riesgo que el mercado puede atribuir a la deuda española. Lo cierto es que el bono alemán, ilustrando las palabras de Feito, rentaba el viernes al 4,66% frente al bono español, que lo hacía al 4,9%.
- Dependencia energética: Somos uno de los países con mayor dependencia energética de nuestro entorno, con niveles que superan el 80%. Feito resaltó esta debilidad señalando además que los españoles “somos muy ineficientes en el uso de la energía”.
- Demasiado ladrillo: Por último, José Luis Feito también subrayó que tanto los bancos y empresas como las familias de nuestro país tienen un porcentaje muy elevado de sus carteras en activos inmobiliarios. “Por ello, la combinación de estos factores está empezando a arrasar la economía española”.
Ante este panorama, el análisis de situación concluyó determinando la irrelevancia de las acciones que pudiera tomar ya el gobierno para evitar la crisis “porque éste no puede hacer nada para evitar que la economía española se hunda”. De hecho, “si la crisis es más o menos fuerte dependerá de la crisis financiera internacional, de los tipos de interés del banco Central Europeo, del precio del petróleo o de la crisis inmobiliaria americana, pero no del Gobierno”. Según las previsiones de Feito, no se va a poder evitar que el crecimiento del año que viene ronde el 1% y el paro suba al 12%.
“Para volver a crecer a ritmos del 3% hay que crear un contexto completamente nuevo”.
Si la crisis es ya inevitable, la salida de ella en cambio requerirá un cambio profundo en la estructura de nuestra economía. En su opinión, hay dos líneas sobre las cuales se debe avanzar fundamentalmente.
- Fiscalidad: Feito propone la bajada del impuesto de sociedades: “no hay que olvidar que los impuestos los pagan las personas, no las empresas en abstracto, sino sus trabajadores, sus dueños y sus clientes”. Feito sentó el axioma de que a más impuestos, menos empleo, y abogó también por rebajar la cuota empresarial a la Seguridad Social porque Feito se situó entre quienes defienden que, en el fondo, el pago de ésta recae finalmente sobre los empleados.
- Trabajo: demostrando escaso temor por la impopularidad de sus afirmaciones, Feito concluyó recordando que “España tiene los costes de despido más altos del mundo”, por lo que habría que reducirlos. Efectivamente, las dificultades para despedir a los trabajadores pueden convertirse en un momento dado en un freno para su contratación. Feito afirmó sin complejos que “los costes de despido reducen la demanda de trabajo”, lo que al final siempre redunda en contra de los ciudadanos.
Consciente de la dificultad para adoptar estas medidas, Feito confió no obstante en su posible aplicación, porque "en las crisis económicas las reformas económicas se aceptan mucho mejor".