Nuevo vídeo de Verónica: ¿de verdad hay que acabar con las hipotecas?

A nadie se le escapa que, más allá de los casos (reales) de algunos jetas, un desahucio es un drama de enormes proporciones. Nos referimos, claro está, sobre todo a los desahucios que dejan a una persona o una familia en la calle, despojada de su primera y acaso única residencia. Ahora bien, ¿cuál es la manera inteligente de afrontar este problema?

Naturalmente existen opciones como la dación en pago o las ayudas directas a los afectados. Y liberalizar el suelo ayudaría mucho a facilitar el acceso a la vivienda (nunca ha llegado a aplicarse la liberalización del suelo en España, aunque a veces incluso se acusa de la burbuja a esta inaplicada liberalización). Tampoco se puede permitir que los bancos persigan a los deudores incluso después de quedarse con la casa que garantizaba la hipoteca y hasta con sus ingresos futuros. Pero lo que no puede hacerse es detener sin más los desahucios, pretender que desaparezcan las hipotecas, asumir con normalidad que la gente pueda dejar de pagar sus créditos o dejar que los bancos asuman todas las pérdidas. ¿O acaso no somos conscientes de que el dinero prestado por el banco para comprar un piso no es del bacno, sino de los ahorros de los españolitos? Si ese dinero no se le devuelve al banco, el banco tampoco puede devolvernos luego nuestros ahorros.

La inmensa mayoría de los españoles devuelve el dinero que debe y en realidad hay recursos públicos para atender los casos dramáticos. De lo que va este vídeo es de que para resolver esas situaciones extremas, mucho menos generalizadas de lo que a veces se nos ha hecho pensar, no se puede volar por los aires la propiedad privada, el crédito, la seguridad jurídica o el sistema bancario.

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3 respuestas

  1. Pues a pesar de esta explicación racional, la izquierda seguirá exigiendo que se haga lo que ella diga, imbuída en ese infantilismo atroz que le impide el pensamiento racional, sólo los románticos y gratuítos, cuya frase definitoria sería: «el gato es mío y me lo f*ll* cuando quiero».
    Ni el gato es suyo, ni se puede hacer cualquier cosa en cualquier sitio, además probablementeal gato no le mole, de ahí los arañazos. Pero la izquierda ya está en fase pre-revolucionaria, y cree que una manifa de resentidos y damnificados varios, carga más de razones que 10 millones de votos razonados metidos en las urnas.
    Lema para las siguientes elecciones: «PODEMOS F*LL*RNOS AL GATO CUANDO QUERAMOS»
    Y encima, habrá gente que les vote.

  2. bieeeeeeeen,me alegro un montón de ver nuevamente por aqui a Veronica,asi que un saludo para ella,que un toque de humor de(y en) las noticias,esta muy,pero que muy bien,asi que espero verte mas amenudo por aqui,con tus rincones de Veronica.

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