«J.E. Vera de Bidasoa» La obcecación batasuna tiene, o ha tenido, dos enemigos recientes. Uno era el pacto antiterrorista que tanto ha tranquilizado las calles de Navarra. El otro es la pura apatía social consumista que hace que la gente no se mueva ni para bien, ni para mal. Sin embargo, a pesar de su actual estado de debilidad el nacionalismo izquierdista vasco no está ni quieto ni parado. El sábado 5 de noviembre, con la excusa del suicidio del amigo de ETA José Angel Alzuguren Perurena (alias Kotto), muchos cientos (tal vez miles) de personas se juntaron en Vera para protestar todo lo que les dió la gana. Además los tentáculos financieros y mediáticos de esta gente nunca descansan. Por si fuera poco el esfuerzo realizado de sustituir el diario EGIN por GARA se sabe que tienen ya preparado -por si acaso vuelve el PP al gobierno- la maquinaria de relevo en Bayona. Los progres por fin se empiezan a dar cuenta de algunas cosas. Mikel Buesa, por ejemplo, habla en público de “la religión del nacionalismo”. Efectivamente; el nacionalismo es como una religión (y el Nafarroa Oinez como el Domund). Una “religion” que exije a sus devotos una entrega digna de mejor causa.