Nos vende a todos para seguir gobernando

Para responder a la pregunta de si iba a convocar elecciones, no hacía falta que Pedro Sánchez escribiera un libro, bastaba con que hubiera dicho que “no”.

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Ahora bien, ya que lo ha escrito se suscitan algunas cuestiones, aunque a este respecto poco se puede añadir a lo que en un par de líneas han explicado algunos tuiteros por las redes sociales.

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¿Qué tiene en la cabeza Pedro Sánchez con su entreguismo a los separatistas? Hay tres hipótesis en juego. La primera es que no tiene nada en la cabeza. La segunda que sólo le importa aguantar como sea y al precio que sea el tiempo que pueda como presidente tal como indica el título de su libro. La tercera hipótesis es que realmente Pedro Sánchez es un infiltrado de VOX.

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En Navarra la pregunta es qué puede esperarse del PSN, pero está bastante claro que la alternativa al cuatripartito no pasa por el PSN, o muy difícilmente mientras al frente del PSOE esté Pedro Sánchez. Hace unos días Albert Rivera, de paso por Navarra, reclamaba al PSN que se retratara de cara a los futuros acuerdos postelectorales, aclarando si apoyaría un gobierno de Ciudadanos y UPN o uno nacionalista. La respuesta de María Chivite ha sido que los pactos en Navarra los decidirá la militancia. Cuando en mayo de 2017 la militancia socialista navarra participó en las primarias del PSOE, el 70% apoyó a Pedro Sánchez. La militancia socialista no es lo mismo que el electorado socialista, sino un núcleo mucho más reducido y radical del que efectivamente no está claro qué se puede esperar. Como para Podemos, para el militante socialista su patria no es España sino el Ministerio de Agricultura, Paradores Nacionales o el Observatorio de Igualdad. O sea la administración, por supuesto cuando la administran ellos.

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La idea de patria crea lazos entre distintos, a diferencia de la idea de partido

La carencia de una idea de patria es un déficit importante que arrastra España hace décadas. En realidad este déficit explica bastante el comportamiento de Sánchez. La idea de patria es en el fondo un concepto bastante progresista porque implica una unión entre uno mismo y el vecino que piensa distinto. Por el contrario, la izquierda sólo entiende la formación de grupos ideológicamente uniformes. Es por esto que tiene un problema para identificarse con una patria si en ella no todo el mundo piensa igual, y como donde se piensa uniformemente es en el partido el partido sustituye a la idea de patria. El problema es que la idea de patria une pese a las diferencias ideológicas y la idea de partido excluye, divide y enfrenta. Eso por no mencionar que las luchas interinas de los partidos son las peores, ya que no se lucha por las ideas sino llanamente por el poder.

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El mediador-relator

La vicepresidenta del gobierno, porque Sánchez está haciendo bueno a Mr Plasma, comparecía ayer con la misión imposible de convencernos de que el mediador internacional es una figura absolutamente imprescindible cuya misión será no hacer nada. Misión imposible porque o no hace nada o es imprescindible, lo uno o lo otro. Pero ahí estaba la vicepresidenta demostrando que puede cumplir una misión sin sentido como si fuera un robot. De hecho podría ser un robot enviado desde Oumuamua.

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Cerdán ensancha y ensancha el término fascista para descalificar a los críticos de Sánchez

Ayer fue un día complicado para los defensores de Sánchez, pero menos que mañana, puesto que el pecado de origen de Sánchez todos sabemos cuál es. Aquí hay unos separatistas que han intentado llevar a cabo una rebelión golpista, cosa reconocida por el propio Sánchez, y a continuación Sánchez, para llegar al poder, se ha echado en brazos de esos mismos golpistas rebeldes. Y claro, no se puede depender de los golpistas y al mismo tiempo combatir a los golpistas. Así que cuando España se revuelve contra nada menos que el nombramiento de un mediador internacional entre la nación española y la catalana, que además no es Cataluña sino la minoría social independentista, resulta bastante patético que Santos Cerdán, antes las críticas, aparezca decretando una alarma universal antifascista. Siquiera porque hace cuatro días el propio Pedro Sánchez, cuya hemeroteca es su peor oposición, también sería un fascista.

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El tuit de Cerdán llamando fascistas a todos los que critican a Sánchez, con un concepto de fascismo que se ensancha día a día, por otro lado debería incluir a algunos socialistas-fascistas como García-Page, Fernández Vara, Soraya Rodríguez, Alfonso Guerra, Javier Lambán… hasta Patxi López. Cuando la alerta antifascista sólo excluya a la ETA, Podemos, los golpistas catalanes y medio PSOE, a lo mejor Pedro Sánchez y Cerdán se dan cuenta de que se ha quedado al margen del 80% de la población española.

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Difícil también lo tuvo María Chivite, intentando explicar que esto del mediador es una nadería, incluso una medida estupenda y muy conveniente. El problema es que Torra lo explicó mucho mejor que ella publicando los 21 puntos negociados con Pedro Sánchez el tercero de los cuales dice que “Es necesaria una mediación internacional que tiene que facilitar una negociación en igualdad”. Esto de excusarse diciendo que los 21 puntos de Torra son un desvarío de Torra está muy bien hasta que España ve que, un día después de que los separatistas presenten una enmienda a la totalidad a los Presupuestos de Sánchez, los puntos de la lista empiezan a cumplirse. O Sánchez combate a los rebeldes o, si no puede porque depende de ellos, su alternativa es unirse a ellos. Lamentablemente ya no se trata de sospechas sino de lo que vemos que está pasando.

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Incluso asumiendo que lo del mediador es una nadería intrascendente que nada tiene que ver con una seria cesión, en tal caso habría que ponerse en el escenario de que alternativamente es un brutal error de comunicación. Sería absurdo, y resultará revelador lo que pasa, mantener este personaje si resulta que no es algo importante y le supone un brutal desgaste al PSOE. Así que a ver si Sánchez a pesar de todo lo mantiene confirmando que es un punto importante de la negociación con el separatismo catalán. Lo que pasa es que, en todo este asunto, si algo no llevan del todo mal Sánchez y los golpistas es justo la comunicación. Cuando se reúnen Sánchez y Torra, el uno no le puede vender a los suyos el encuentro como una “cumbre” ni el otro a sus respectivos como una mera “reunión”, así que acuerdan que de cara a los suyos uno le llame cumbre y otro reunión. Sucede lo mismo con el mediador. Como el uno no lo puede vender a los suyos como un “mediador internacional” y el otro a sus respectivos tampoco como un “relator”, uno le llama relator y otro mediador internacional. Pero la gente no es tonta y percibe tanto este doble lenguaje como que lo que se va cumpliendo es el programa de exigencias del golpismo nacionalista catalán.

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