Insisten estos días los políticos, incluyendo el presidente del Gobierno de Navarra, en que a Batasuna no le vale “decir que se va a cumplir» la ley de partidos, sino que además debe «condenar expresamente el terrorismo y pedir a ETA que deje las armas».
Una declaración en este sentido, sin embargo, no tendría más valor que la declaración de inocencia de un acusado al que por lo demás señalaran como culpable todas las pruebas. Es más, el juicio ya se ha celebrado y la culpabilidad del acusado ya ha quedado demostrada. La condena o no condena sólo es un indicio probatorio, pero no la razón de la condena. La razón de la condena es que Batasuna es ETA y que no se puede ser legal y a la vez formar parte de ETA. Por otra parte, Batasuna ya ha presentado formaciones en el pasado como ANV o Abertzale Sozialisten Batasuna, que condenaban formalmente la violencia. 13 asesinatos convierten aquellas declaraciones en papel mojado.
Las pistolas de ETA son el argumento más indiscutible a favor de las tesis de Batasuna
ETA es la parte de la organización que te pega un tiro en la nuca por discutir con Batasuna. En ninguna democracia del mundo, como así lo ha refrendado el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, puede haber legalmente una fuerza en el parlamento que cuente con un grupo de pistoleros dedicados a asesinar a sus rivales políticos. Se trata de una situación insólita y moralmente inaceptable con la que sólo una formación como Nafarroa Bai puede sentirse cómoda. Tal vez, insistamos en ello, porque los pistoleros de la organización común sólo matan a quienes se oponen a Batasuna.