Alguien ha propuesto que los inmigrantes que no trabajen tampoco cobren ayudas públicas. Es decir, obviamente los inmigrantes sin empleo reciben ayudas y es razonable que sea así, pero la medida va dirigida a inmigrantes que hayan estado viviendo de las ayudas estatales en los últimos 3 de los 4 años. De lo que se trata en el fondo es de que quien no quiera trabajar que tampoco cobre ayudas. Las ayudas deben ser un soporte puntual, no una forma de vida alternativa a trabajar.
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La razón de haber introducido esta noticia sin citar a quién se le ha ocurrido es que, con lo leído hasta ahora, cualquiera pensaría que se trata de una idea de VOX, o del gobierno húngaro, acaso el polaco, o en todo caso alguien radicalmente derechista. Por el contrario, quien está planteando esta medida es el gobierno de Dinamarca, que para más señas es un gobierno socialdemócrata.
Dinamarca retirará las ayudas a los inmigrantes que no trabajen
https://t.co/7cePexOotp— EL MUNDO (@elmundoes) September 8, 2021
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Si se lee la letra pequeña de la noticia lo cierto es que la medida parece que afectaría a muy pocos inmigrantes y está destinada a tener un impacto más mediático que económico. De hecho aquí estamos hablando de ello y ni siquiera somos daneses. Lo cierto es que ya sólo atreverse a plantear este tema resulta bastante osado. En España, como decíamos, proponer algo así sería inmediatamente calificado como de fascista o de discurso del odio, ¿pero acaso no es una idea que según como se desarrolle podría ser muy razonable? No en vano hablamos de Dinamarca, ese país que Pablo Iglesias llegó a decir que era su modelo cuando decidió dar el paso a la política. Aquí tenemos a Pablo Iglesias, por ejemplo, junto a la foto del anterior presidente danés y la bandera de Dinamarca:
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Una posible crítica a esta medida, al menos si habláramos de aplicarla en España, sería que la tasa de paro en Dinamarca es del 4% mientras que en España es del 15%. Es decir, si alguien lleva mucho tiempo sin trabajar en Dinamarca es más plausible que en España sospechar que no trabaja porque no quiere. Claro que en virtud de este mismo razonamiento habría que preguntarse por qué la inmigración no se reparte entre los países europeos en base a sus niveles de paro. ¿Cómo vamos a integrar en España a la inmigración que nos llega con el triple de paro que Dinamarca? Por no mencionar que toda esa mano de obra desempleada y no cualificada presiona los salarios españoles a la baja. Por otro lado el gobierno danés propone que los inmigrantes que estén cobrando ayudas tengan al menos que realizar tareas sociales, ya sea la limpieza de parques o el cuidado de bosques, cualquier cosa para que quien recibe ayuda a su vez ofrezca una contraprestación a la sociedad y para que, por otra parte, las ayudas no desincentiven la búsqueda activa de un trabajo.
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Resulta interesante que en Dinamarca, donde por otro lado existe un amplio estado del bienestar, una idea como esta sea transversal y la defiendan lo mismo la derecha que los socialdemócratas. Lo cierto es que precisamente si se quiere mantener un amplio estado del bienestar seguramente resulta indispensable adoptar medidas en este sentido, que demás ayudarían a integrar a la población inmigrante. Lo que no tiene sentido es lo de nuestra izquierda, que quiere los niveles de vida de los países nórdicos pero sin imitar ninguno de sus esfuerzos para conseguirlos. Desde luego la propuesta danesa aún podría merecer una vuelta adicional de tuerca en el sentido de que no sólo los inmigrantes que demuestren cierta fobia al trabajo puedan quedarse sin ayudas estatales, la idea resulta igual de lógica para aplicársela también a los nacionales.
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