No hay razón para asustarse por el calentamiento global

Ni el título ni la entradilla son esta vez una ocurrencia de Navarra Confidencial. En realidad se trata del título y la entradilla de un artículo publicado el viernes por 16 prestigiosos científicos en el Wall Street Journal. Por el interés de todos los asuntos que exponen estos científicos, hemos traducido y reproducido íntegro todo el escrito. Como evidencia de la verdad que contienen las siguientes líneas, valoren ustedes lo improbable que resulta que puedan leer este artículo en ningún otro medio foral que no sea Navarra Confidencial:

No hay razón para asustarse por el calentamiento global (Traducido del inglés)

No hay ningún argumento científico convincente para “descarbonizar” drásticamente la economía mundial.

(Nota del editor: el texto siguiente ha sido firmado por los 16 científicos listados al final del artículo)

Cualquier candidato a un cargo político en una democracia moderna puede tener que considerar qué es lo que debe hacer, si es que se debe hacer algo, respecto al “calentamiento global”.

Los candidatos deberían comprender que la a menudo repetida afirmación de que casi todos los científicos demandan que se haga algo drástico para detener el calentamiento global no es verdadera. De hecho, un gran y creciente número de distinguidos científicos e ingenieros no están de acuerdo con que se necesiten acciones drásticas sobre el calentamiento global.

En septiembre de 2011, el físico ganador del Premio Nobel Ivar Giaever, quien apoyó al presidente Obama en la última elección, renunció públicamente a su puesto en la Sociedad Americana de Física (APS = American Physical Society) mediante una carta que comenzaba así:

“No renovaré mi pertenecia porque no puedo convivir con esta afirmación de la APS:

“La evidencia es incontrovertible; el calentamiento global está ocurriendo. Si no se toman medidas mitigadoras, es probable que ocurran perturbaciones significativas en los sistemas físicos y ecológicos de la Tierra, los sistemas sociales, la seguridad y la salud humana. Debemos reducir las emisiones de gases de invernadero, comenzando ahora”.

¿Es que en la APS está bien discutir si la masa del protón cambia con el tiempo, o sobre como se comporta un multi-universo, pero en cambio la evidencia del calentamiento global es incontrovertible?”

A pesar de la campaña internacional de muchas décadas para reforzar el mensaje de que las cantidades en aumento del “contaminante” dióxido de carbono destruirán a la civilización, un gran número de científicos (muchos de ellos muy prominentes) comparten la opinión del Dr. Giaever. Y el número de científicos “herejes” crece con cada año que pasa. La razón es una colección de testarudos hechos científicos.

Quizás el hecho más inconveniente es la falta de calentamiento global por más de diez años hasta la fecha. Esto es algo bien conocido por el “establishment” calentólogo, como se puede constatar en el e-mail (del Climategate de 2009) del científico climático Kevin Trenberth: “El hecho es que no podemos explicar la falta de calentamiento en estos momentos, y es un esperpento el que no podamos hacerlo”. Pero este calentamiento falta solamente si uno cree en los modelos por ordenador donde los así llamados “retro-alimentadores” que incluyen al vapor de agua y a las nubes amplifican intensamente el pequeño efecto del CO2.

Esta falta de calentamiento durante más de una década (en realidad, el calentamiento menor de lo previsto desde que hace 22 años el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU comenzó a presentar proyecciones), sugiere que los modelos por ordenador han exagerado enormemente el calentamiento que puede causar el CO2 adicional.

Enfrentados con esta vergüenza, aquellos que promueven el alarmismo han desviado sus toques de tambor desde el calentamiento a los extremos climáticos, a los efectos de conseguir que cualquier cosa inusual que suceda en nuestro caótico clima pueda ser atribuido al CO2.

El hecho es que el CO2 no es un contaminante. El dióxido de carbono es un gas incoloro e inodoro, exhalado en grandes concentraciones por cada uno de nosotros, y es un componente clave del ciclo vital de la biosfera. Las plantas viven tanto mejor con más CO2 que los operadores de invernaderos aumentan a menudo por dos o tres veces las concentraciones de este gas a los efectos de conseguir un mejor crecimiento.

Esto no resulta sorprendente dado que las plantas y los animales evolucionaron cuando las concentraciones de CO2 eran hasta diez veces mayores que las que existen hoy en día. Las mejores variedades de plantas, los fertilizantes químicos y  la eficiencia agrícola contribuyeron al gran aumento de la producción del último siglo, pero una parte de ese incremento proviene casi seguramente del CO2 adicional en la atmósfera.

Aunque el número de los científicos que disienten públicamente está creciendo, muchos científicos jóvenes dicen a escondidas que si bien ellos también tienen serias dudas sobre el mensaje del calentamiento global, tienen miedo de hablar porque temen no ser promovidos… o algo peor. Tienen buenas razones para asustarse. En 2003 el Dr. Chris de Freitas, editor de la revista Climate Research, se atrevió a publicar un artículo previamente revisado por otros científicos con la conclusión políticamente incorrecta (pero ajustada a los hechos) de que el calentamiento reciente no resulta inusual en el contexto de cambios climáticos a lo largo de los últimos mil años.

El “establishement” calentólogo internacional montó rápidamente una fuerte campaña para lograr que el Dr. de Freitas fuera removido de su cargo editorial y despedido de su posición universitaria. Afortunadamente, el Dr. de Freitas pudo mantener su trabajo en la universidad.

Esta no es la forma en la que se supone que funciona la ciencia, pero lo hemos visto antes -por ejemplo en el horrible período en que Trofim Lysenko secuestró la biología en la Unión Soviética. Los biólogos soviéticos que revelaron que ellos creían en los genes, que Lysenko sostenía que eran una ficción burguesa, fueron despedidos de sus trabajos. Muchos fueron enviados a gulags y algunos fueron condenados a muerte.

¿Por qué hay tanta pasión sobre el calentamiento global y por qué el asunto ha llegado a ser tan irritante que la Sociedad Física Americana, a la cual renunció hace unos pocos meses el Dr. Giaever, rehusó el pedido aparentemente razonable de algunos de sus miembros para quitar la palabra “incontrovertible” de su descripción de un asunto científico? Hay varias razones, pero un buen lugar para comenzar es con la vieja pregunta de “¿cui bono?”… o en su versión moderna: “sigue al dinero”.

El alarmismo climático ha sido muy beneficioso para muchos, proporcionando fondos gubernamentales para la investigación académica y siendo una razón para el crecimiento de burocracias gubernamentales. El alarmismo ofrece también una excusa para que los gobiernos aumenten los impuestos y ofrezcan subsidios pagados por los contribuyentes para los negocios que entienden la forma en que funciona el sistema político, y es también un atractivo para las grandes donaciones a fundaciones de caridad que prometen salvar al planeta. Lysenko y su equipo vivieron muy bien, y defendieron fieramente su dogma y los privilegios que les trajo.

Hablando por muchos científicos e ingenieros que han observado cuidadosamente y con independencia a la ciencia del clima, tenemos un mensaje para los poderes públicos: No hay ningún argumento científico convincente para la acción drástica de descarbonizar la economía mundial. Incluso si uno acepta las predicciones infladas del IPCC, las políticas agresivas de control de los gases de invernadero no se justifican económicamente.

Un estudio reciente de una amplia variedad de opciones realizado por el economista de Yale William Nordhaus, demostró que casi el mayor resultado costo-beneficio se alcanza por una política que permita 50 años más de desarrollo económico que no se vea frenado por controles de los gases de invernadero.

Esto sería especialmente beneficioso para las regiones menos desarrolladas del planeta, que aspiran a compartir algunas de las mismas ventajas de bienestar material, salud y esperanza de vida que disfrutan hoy las regiones completamente desarrolladas del mundo. Muchas otras respuestas políticas tendrían un retorno negativo sobre la inversión. Y es probable que más CO2 y el modesto calentamiento que pudiera causar resultara un beneficio generalizado para el planeta.

Si los gobernantes electos se sienten impulsados a “hacer algo” por el clima, les recomendamos que apoyen a los excelentes científicos que están aumentando nuestro conocimiento sobre el clima con instrumentos bien diseñados en los satélites, en los océanos y en tierra, y en el análisis de los datos observados.

Cuanto mejor comprendamos al clima, mejor podremos enfrentarnos con su siempre cambiante naturaleza, que ha complicado la vida humana a lo largo de la historia. Sin embargo, buena parte de la enorme inversión privada y gubernamental en el clima necesita una fuerte revisión crítica.

Cada candidato debería apoyar medidas racionales para proteger y mejorar nuestro medio ambiente, pero no tiene ningún sentido respaldar programas onerosos que desvían recursos de necesidades reales y que están basados en las alarmistas pero insostenibles pretensiones de una evidencia “incontrovertible”.

Firmantes:

Claude Allegre, former director of the Institute for the Study of the Earth, University of Paris; J. Scott Armstrong, cofounder of the Journal of Forecasting and the International Journal of Forecasting; Jan Breslow, head of the Laboratory of Biochemical Genetics and Metabolism, Rockefeller University; Roger Cohen, fellow, American Physical Society; Edward David, member, National Academy of Engineering and National Academy of Sciences; William Happer, professor of physics, Princeton; Michael Kelly, professor of technology, University of Cambridge, U.K.; William Kininmonth, former head of climate research at the Australian Bureau of Meteorology; Richard Lindzen, professor of atmospheric sciences, MIT; James McGrath, professor of chemistry, Virginia Technical University; Rodney Nichols, former president and CEO of the New York Academy of Sciences; Burt Rutan, aerospace engineer, designer of Voyager and SpaceShipOne; Harrison H. Schmitt, Apollo 17 astronaut and former U.S. senator; Nir Shaviv, professor of astrophysics, Hebrew University, Jerusalem; Henk Tennekes, former director, Royal Dutch Meteorological Service; Antonio Zichichi, president of the World Federation of Scientists, Geneva.

Artículo original en inglés en el Wall Street Journal: http://online.wsj.com/article/SB10001424052970204301404577171531838421366.html

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5 respuestas

  1. Independientemente de si es cierto o no, que estamos viviendo un calentamiento global por culpa de los gases, a nadie se le puede escapar que es mucho más sano y beneficioso para la salud pública la disminución de la contaminación ambiental de hidrocarburos.

    Cualquiera que haya estado en un día caluroso de mayo en Madrid o en cualquier otra gran ciudad puede comprobar lo sano que es respirar ese ambiente lleno de humo, los individuos con problemas respiratorios lo pagan todos los años. Y en mayor medida ocurre en ciudades más industriales a lo largo de el mundo.

    Por ello, creo que cualquier política encaminada hacia el perfeccionamiento y extensión de las energías renovables tendría que ser bienvenida por todos.

    Es cierto que no habrá que despilfarrar en programas internacionales de dudoso exito, pero no es menos cierto que investigar y desorrollar energías renovables, que sean económicamente viables, no puede hacer daño a nadie. Bueno, a los países productores de petroleo si.

  2. La manipulación de las gentes con cerebro poco engrasado no es cosa de hoy. Ya sabemos que la historia la cuentan los vencedores a su conveniencia.
    En el programa de la 2 «cazadores de nazis» del pasado sábado, el speeker relataba que se había juzgado por genocidio al Comandante del batallón SS Panzer «Soplete» «por combatir de forma despiadada».
    Naturalmente, quiénes juzgaban más tarde a éste batallón «Soplete», habían sido previamente desarbolados y puesto en vergonzante desbandada en el campo de batalla por el ardor en el combate del batallón SS Panzer «Soplete»; precisamente, porque el batallón combatía de forma despiadada y sus hombres tenían más coraje que los americanos que corrían en desbandada.
    Por cierto, el americano judío que se encargó de los interrogatorios de los ex-combatientes presos del batallón SS Panzer «Soplete», se cargó a puñetazos a un joven SS de 18 años que no quiso firmar la vergüenza que le puso delante.
    YA ESTÁ BIEN DE SOPLAPOLLECES Y DE MANIPULACIÓN

  3. Esto demuestra lo fácil que es crear una opinion a base de repetir una idea y hacer que pensar lo contrario te convierta en hereje, reaccionario o perseguido.
    Dicho esto, coincido con Luis. Siempre que podamos contaminar menos, sera mejor para todos y para el planeta.

  4. Sr. Luis: Creo que cualquier persona normal estará en contra de la contaminación, no solo de CO2 sino de cualquier otra materia que perjudique nuestra salud. Lo que es más discutible es la influencia del CO2 en el tan cacareado calentamiento global, y que, dicho calentamiento sea perjudicial y sea controlable por el ser humano.
    Lo que ocurre que, al igual que con otras cuestiones, alrededor del CO2 y del dichoso calentamiento, se ha montado un considerable pesebre del que se nutre un gran rebaño de «ecologetas» y políticos, como bien señala el artículo que nos ha proporcionado NC.

    Asimismo estoy a favor de las energías renovables, pero ¡ojo! siempre que sean eficientes y, como Vd. dice, económicamente viables. Lo que pasa, es que tengo muchas dudas sobre si, los modelos de energías renovables que se están implantando en España y en otros países, cumplen con los requisitos de efciencia y economía.

    Y ahora, permítame que le haga la misma pregunta que realizó un científico (no recuerdo el nombre) a los asistentes a una de sus habituales conferencias:
    ¿Cuántos impuestos de más estarían dispuestos a pagar para que la Tierra no sea 2ºC más cálida dentro de cien años?

  5. Ojo:
    Siguiendo el hilo, ¿Por qué no nos preguntamos a quien favorece esta opinión?
    ¿A los países que tratan de disminuir la polución aunque les cueste más (Europa) o a aquellos que contaminan mucho y no quieren pagar por ello? (China, EEUU)
    Creo que hay que ser ecologista con cabeza, cada uno a su nivel y sin dogmatismos, para poder dejar un mundo que dure muchos años y sea algo mejor que lo que encontramos.

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