Ningún segundo que pasa es, de por sí, menos oportuno que otro para que, como personas (o ciudadanos, según se nos considere), expongamos todas esas críticas que estimemos oportunas. Por ejemplo, en materia política, estemos o no en crisis o en desgracia.
Puede que de antemano alguien me indique que lo más conveniente es centrar los esfuerzos bien en la puesta en cuestión del sistema o establishment, o en la crítica hacia el totalitario y negligente ejecutivo que tenemos instalado en el Palacio de la Moncloa.
No obstante, eso no es eximente de hacer una evaluación de otros agentes políticos. Así pues, me tomaré el gusto, en base a mi espíritu crítico, de evaluar aquello en lo que, en base a sus hechos (tengamos en cuenta el Evangelio de Mateo) se ha convertido la formación política VOX.
No solo tienen PODEMOS y Ciudadanos sus claros símiles internacionales
Todos los partidos políticos tienen una serie de redes de relaciones internacionales elaboradas, ya sean más o menos complejas. En España, por ejemplo. No obstante, en el debate político, como suplemento de juicio, solo algunos ejemplos han sido muy recurrentes, para hacer símiles.
No se ha solido dudar de la categorización de Ciudadanos como partido liberal y afrancesado, a raíz de las buenas relaciones del mismo con figuras como Emmanuel Macron (de hecho, se ha llegado a decir que el partido ha recibido órdenes del Elíseo).
Lo mismo con PODEMOS, aunque algunos miren a otro lado o traten de negarlo categóricamente. Este partido es una filial del régimen narco-comunista bolivariano y venezolano que, a su vez, lo quiere demostrar con sus medidas y propuestas (de hecho, ya lo estamos viendo, al estar co-gobernando).
Ahora bien, de VOX no se ha llegado a decir lo mismo, aunque sí se incidiera demasiado en la relación de Santiago Abascal con figuras como Marine Le Pen y Matteo Salvini (dejando aparte la tónica habitual del agit-prop más progre y revolucionario).
Pero al mismo tiempo que han ido extendiendo sus alianzas, con sus hechos, están demostrando tener una línea de acción y hacer política bastante similar a la de una de esas formaciones: el partido que gobierna Polonia, Ley y Justicia, que también está en el grupo europarlamentario ECR.
Nunca se ensalza a los polacos en pos de la partitocracia y el estatismo
Del mismo modo que la turba comunistoide ensalza a figuras totalitarias como Hugo Chávez, Fidel Castro y Kim Jong Un, no son pocos los católicos, conservadores y tradicionalistas que centran su atención en la patria natal de San Juan Pablo II.
Nuevamente insisto en que hay razones (independientemente de que este columnista tenga criterios de consideración sobre segunda patria) para ello: una sociología envidiable que siempre está en primera fila frente a los avances revolucionarios, que resiste al suicidio cultural europeo.
De hecho, es alegre ver cómo la no mayoritaria izquierda política sigue desplomándose en los sondeos (nada que ver con la relevancia gaélica del brazo político del IRA) mientras que la juventud polaca es más tradicionalista, religiosa y libertaria con respecto a sus antepasados.
Pero es que el partido que gobierna el país, con mayoría absoluta, no viene a ser el mayor ejemplo político que deba de ser considerado por la derecha del resto de países occidentales. Y no, no es por la mentira constante que infundan el establishment eurocrático y demás tentáculos soristas.
No es cuestión de ser demasiado purista. El problema es que se trata de una formación política que es férreamente partidaria de una economía intervenida y un gobierno hipertrofiado, aparte de incurrir en traiciones a la mayoría social católica respecto al aborto.
Sí, son partidarios de aplicar subidas fiscales, de aumentar el gasto y de mantener determinadas regulaciones a industrias y otros sectores. Luego, lo que ha ocurrido con el aborto (cierto que en principio, el otro día, votaron a favor de tramitar la reforma legal pro-vida) es que han puesto palos en la ruedas.
Lo vaticinados riesgos de VOX se han hecho realidad: el PiS español
Desde hace bastante tiempo, advertía sobre dos riesgos de la formación política liderada por Santiago Abascal (en la que Jorge Buxadé ha adquirido peso): corrupción moral partitocrática y deriva colectivista (esto último también se ha dado en la teutona Alternativa por Alemania).
Así pues, tenemos por un lado a un partido que no aprieta lo suficiente las tuercas a esos gobiernos de «centro-derecha» de algunas regiones para derogar leyes de ideología de género o LGTBI y retirar la financiación estatal a prácticas abortistas.
De hecho, sufren las consecuencias de la ausencia de una fuerza sociológica que ejerza un impulso en pro de la tradición y la libertad (incluso se piensa que algunas figuras clave de la batalla contracultural están siendo dejadas de lado en el mismo).
Por otro lado, dejando aparte sus criterios respecto al Estado de Alarma, quizá interesados en el hecho de haber «escapado mejor» en algunos barrios obreros de Madrid que en otros que históricamente han sido «más de derechas», están dando giros hacia el socialismo.
Pruebas de ello son propuestas recientes, tales como proponer que el Estado asuma el coste de las nóminas de todos los trabajadores del sector privado, la favorabilidad a la regulación del precio y la oferta de mascarillas, y la confusión de la globalización (libre mercado) con el globalismo.
Así pues, ya concluyendo, puede decirse que VOX y el PiS polaco no solo comparten grupo parlamentario en el oficialmente denominado «Parlamento Europeo», sino simpatías por el big government y tendencia a acomplejarse, aparte de que no son contrarrevolucionarios.