Si nombramos a Galileo o Miguel Servet, todo el mundo asocia estos nombres a la persecución religiosa contra los hombres de ciencia. De esta manera se opone razón a fe o se etiqueta como intolerante a la religión. Sin embargo, es poco frecuente que alguien conozca el nombre de Nikolai Vavílov, un científico ruso que nació hace ahora 125 años.
La inquisición laica y la izquierda radical como enemiga de la ciencia
Vavílov era un botánico y genetista ruso que tuvo la mala suerte de vivir bajo la dictadura científica basada en los principios marxistas, cuya aplicación había de conducir al paraíso proletario tan indefectiblemente como los ángulos de un triángulo suman 180 grados. Las teorías marxistas de la época venían a determinar que la naturaleza humana no existía y que lo que llamamos naturaleza no es sino el resultado de los condicionamientos culturales y ambientales sobre los seres humanos. Si esto les suena muy remoto, piensen que este mismo principio es el que se suele conocer como “la tabla rasa”, o la idea de que el hombre al nacer es una hoja en blanco, que es el mismo en virtud del cual se articulan doctrinas como la ideología de género. Estas doctrinas chocaban con las modernas investigaciones sobre la genética y la evidencia de que parte de lo que somos lo somos por herencia biológica y viene determinado por nuestro pasado. El caso es que Vavílov defendió la genética en la URSS cuando el comunismo la consideraba una “seudociencia burguesa”, por lo que acabó en un GULAG en el que al poco tiempo murió por desnutrición. Los GULAG eran campos de trabajo similares a los campos de concentración nazis, en los que las condiciones de vida eran similarmente inhumanas a estos y en los que a lo largo de varias décadas de dictadura comunista murieron millones de prisioneros, buena parte de ellos presos políticos. Por alguna extraña razón, ni los GULAG soviéticos son tan conocidos como los campos de exterminio nazis ni Nikolai Vavílov es tan popular como Galileo en cualquier debate sobre religión y ciencia. Con la diferencia de que Galileo murió de viejo en 1642 mientras que Vavílov lo hizo tan recientemente como en 1943. Una conclusión provisional de todo esto es que el fanatismo y la racionalidad pueden ser característicos tanto de los creyentes como de los ateos.
3 respuestas
Sólo una pequeña corrección a NC. El Gulag NO se parecía a los Campos.de concentración nazis…por el.contrario, los.campos.nazis de.concentración eran copia de los.soviéticos. Fueron allí a copiarlos, en su funcionamiento. Luegp por necesidades de.guerra lo tecnificaron y mecanizaron; y aun así los Gulags comunistas.mataron más gente y durante más.tiempo. Algo que parecen olvidar Aralar, Bildu, IU y filosoziatas….pero que a los demás nos convendría no olvidar. No descarten que los del puerta a puerta popongan crematorios de basuras locales para valorizar la bildubasura, accíon apoyada seguro entusiásticamente por la izquierda. Mala.señal. Como el nombre elgido de la.instalación;: Berriotreblinka.
En la URSS, cualquier calamidad, cualquier tortura al pueblo era posible, incluso que, como consecuencia de los planes agrarios soviéticos, tres millones de campesinos murieran de hambre en un país con un potencial agrícola inmenso.
Por cierto, se rumorea que Almodóvar va a rodar una película sobre la vida (y la muerte) en los GULAC, con los Bardem como protagonistas. La va a hacer con el dinero que recibe (también ahora) de nuestros impuestos. ¿Se lo creen Vds.?
Es completamente inexacto decir que los Gulag eran campos de trabajo similares a los campos de concentración nazis, como es inexacto decir que fulanito de tal es clavadico a su hijo.
Jusq au contraire, mon ami. Son los hijos los que se parecen a los padres y por eso son los Campos de Concentración nazis los que se parecen a los Gulags y no al revés. 20 años tienen la culpa, los que van de 1922 a 1942.