Ayer en Antena3 Pedro Sánchez se reveló una vez más como lo que en los EEUU llamarían un auténtico “obstruccionista”. Por un lado rechazó un posible acuerdo con PP y Ciudadanos (“nunca lo he querido”), indicando por el contrario que la idea de que pueda gobernar oscilando hacia el centro es “un trampantojo» que promueven desde el PP, para “esconder sus pactos con la ultraderecha”, o desde Podemos para «esconder que ha votado cuatro veces» contra la investidura de un presidente socialista. O sea, que si los resultados electorales no cambian tampoco lo piensa hacer Pedro Sánchez o lo que es igual de cuestionable desde el punto de vista democrático: si acaba manteniendo otra postura, no la habrá expuesto antes a los españoles para que la apoyen en las urnas, sino que por el contrario se la habrá ocultado.
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Recapitulando a Pedro Sánchez, el obstruccionista
Pedro Sánchez llegó a la presidencia tras la moción de censura del 1 junio de 2018, la cual salió adelante con los votos del PSOE, Unidos Podemos, ERC, PNV, PDeCAT, Compromís, Nueva Canarias y Bildu.
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Como simplemente había sacado adelante una moción de censura, pero no tenia un programa de gobierno pactado ni unos apoyos estables, en febrero de 2019 los votos del Partido Popular, Ciudadanos, PDeCat, ERC, Foro Asturias y Coalición Canaria tumbaron la propuesta del Gobierno de Presupuestos Generales del Estado para 2019. Este hecho hizo que Pedro Sánchez convocara elecciones anticipadas para abril de 2019.
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Incapaz de alcanzar los votos necesarios para la investidura tras estas elecciones anticipadas, Pedro Sánchez vuelve a convocar elecciones anticipadas para el 10 de noviembre.
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A todo lo anterior habría que añadir que a esta inestabilidad se llega ya anteriormente también por los actos de Pedro Sánchez, ya que al bloquear un posible gobierno de Rajoy tras las elecciones de 2015, en marzo de 2016 intentó ser investido presidente, sin conseguirlo, tras haber llegado a un acuerdo con Ciudadanos.
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El fracaso de Sánchez y su negativa a apoyar alternativamente a Rajoy, desencadenó un adelanto de las elecciones generales en junio de 2016, tras el que se repitió la misma situación de bloqueo.
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Tras no haber conseguido ser nombrado él mismo presidente con el apoyo de otros grupos, ni tampoco conseguir suficientes apoyos propios en la repetición de las elecciones, hasta el PSOE maniobró internamente para quitárselo de encima y posibilitar un desbloqueo, el cual desembocó en la investidura de Rajoy en octubre de 2016, con la abstención del PSOE..
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Tras ser descalabrado de la secretaría general del PSOE, Sánchez inicia desde entonces el camino de retorno que nos devuelve al primer punto de este recopilatorio, a la moción de censura a Rajoy, al bloqueo y a la constante e infructífera sucesión de citas electorales en la que estamos instalados.
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En todo este tiempo y a través de todos estos avatares ha quedado bastante claro que Pedro Sánchez es el hombre que esta bloqueando el gobierno de España. ¿Es posible alguna duda al respecto? No tiene mayoría absoluta, pero ha tenido/tiene dos formas evidentes de conseguirla: o con la extrema izquierda radical y los separatistas, o con el centro-derecha. Simplemente tenía que elegir cuál de las dos fórmulas elegía, pero tenia que elegir una.
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Votar a Sánchez es votar bloqueo
Por el contrario, Pedro Sánchez ha estado haciendo algo tan absurdo como pactar un programa de gobierno con Podemos, con quien no sumaba mayoría, en vez de pactar un programa de gobierno con la derecha, que era con quien sumaba. ¿Qué sentido tiene pedirles los votos para gobernar a aquellos con los que no pactas el programa de gobierno y pactar el programa de gobierno con quien no tienes los votos para permitirte gobernar? ¿Y qué clase de alternativa a hacer algo lógico es repetir una y otra vez las elecciones aunque se repitan los resultados? ¿Cuántas veces puede un presidente repetir unas elecciones porque no le gusta el resultado? ¿No empieza a ser cuestionable que Pedro Sánchez sea un demócrata si no puede aceptar el resultado de las urnas?
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