Una de las cosas curiosas que ha sucedido este fin de semana son los insultos en el campo del Español a Iñaki Williams, jugador del Athletic de Bilbao. El propio jugador se lamentaba de este modo a través de su cuenta de Twitter, lo que fue el detonante de un alud de comentarios y condenas sobre el racismo.
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Obviamente no se trata de justificar en ningún modo el racismo, el racismo es malo amén de anticuado y ridículo. Desde Sabino Arana y Hitler, además, el racismo anda por suerte bastante desprestigiado, aunque Sabino Arana todavía mantenga avenidas con su nombre y haya un partido que decore sus sedes con sus bustos y sus cuadros. No obstante, la pregunta es si cuando una parte de la afición de cualquier equipo llama “negro” a un jugador, en este caso la del Español de Barcelona, lo hace realmente por racismo o por otros motivos.
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Desde luego cuando a Williams le llaman “negro” desde la grada no lo hacen por cariño, eso tampoco está en discusión, ¿pero es el racismo la única forma o el único motivo de nos ser cariñoso con un jugador, por no decir de ser un desgraciado?
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Si repasamos la plantilla del Español, por ejemplo, nos encontramos con que hay un jugador negro, vaya por Dios, y otro chino, a mayor abundamiento. Podemos recordar asimismo al legendario Tommy N´Kono, célebre portero del Español y actual preparador de los porteros del equipo.
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¿Les pita la afición del español a estos jugadores del equipo que no son blancos? Desde luego que no, ¿acaso es que son menos negros?
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Si, por otro lado, Iñali Williams fuera jugador del Español y llevara una docena de goles metidos con el equipo, ¿le pitaría la afición del Español? Si la afición del Español tuviera que elegir entre ganar la Champions o la liga con 11 negros o bajar a Segunda con 11 rubios germánicos, ¿alguien elegiría irse al precipicio con los rubitos?
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Todas estas consideraciones nos permiten ir llegando a la conclusión de que a Iñaki Williams igual no le pitan por ser negro, sino por no ser del Español. Si fuera blanco le llamarían cornudo, tonto, cono, enano, bizco, nenaza, calvo o lo que fuera. Lo que no te llama nunca la afición del equipo contrario es “bonito”. Si ven que además afecta al jugador, y es lógico que le afecte, los gritos de los chalados se cronifican. Evidentemente los negros, blancos, amarillos, calvos, bizcos y cornudos son maravillosos, siempre que jueguen en el propio equipo. Claro que habrá racistas de verdad, ¿pero tantos o todos los que gritan “negro” sólo a los jugadores rivales?
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Desde luego no debería interpretarse todo esto como que las faltas de respeto son admisibles en el fútbol. Estaría bien respetar a los rivales. Sin embargo, a lo mejor llamamos racismo a algo que no nace realmente del racismo sino del forofismo. No está bien llamar negro a Iñaki Williams con una intención despectiva, pero a lo mejor el sentimiento desde el que nace esa alusión despectiva, en cualquier caso rechazable, no es exactamente el racismo.
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