Para salir de cualquier aprieto dialéctico la palabra mágica de un progresista es llamar “fascista” a su interlocutor. “Homófobo”, “xenófobo” y “machista” tampoco están mal, pero a alguna distancia de la anterior. A este jugoso repertorio se ha añadido últimamente y a cuenta de la pandemia la acusación de “negacionista”. Normalmente el negacionista es también un fascista, un homófobo, un xenófobo y un machista, porque los enemigos del progresista son siempre los mismos por definición. No hay posibilidad de error entre los progresistas ni de acierto entres quienes no lo son. Pero la verdad es que a estas alturas no interesa tanto discutir sobre el negacionismo como sobre los grandes inquisidores que se dedican ahora a perseguir el negacionismo. En primer lugar porque el negacionismo es ahora mismo un fenónemo bastante anecdótico. Puede haber quien discuta la forma de enfrentar el virus y las medidas a tomar, pero casi nadie niega la existencia misma del virus. En segundo lugar porque el virus ya nos ha pasado por encima. Es decir, estamos como sociedad en la cama con todos los huesos rotos después de pasarnos por encima un mercancías, ya no tiene sentido la discusión sobre si viene un mercancías o no y desde luego ya no nos libramos de que nos pille. Pero en tercer lugar interesa hablar sobre los buscadores de negacionistas porque son casi todos unos farsantes.
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El primer negacionista de este país ha sido el gobierno y los segundos todas sus cacatúas mediáticas. La videoteca es brutal, increíble, apabullante. Vean los vídeos y échense las manos a la cabeza. No sólo es que los actuales perseguidores del negacionismo fueron los mayores negacionistas, sino que lo fueron en el momento decisivo. A fin de cuentas que ahora aparezca el pobre Miguel Bosé diciendo tal o cual cosa resulta totalmente irrelevante. Los que realmente hicieron una labor devastadora en el momento decisivo son las estrellas de la comunicación y las tertulias de este país. Es difícil calcular todo el mal que hicieron los principales creadores de opinión en este país en el momento clave, pero seguramente tienen buena parte de culpa en que España no haya podido tener los datos de contagios y fallecimientos de otros países como Portugal, Alemania, Grecia o Polonia. Si es que ya daríamos por buenos hasta los de Italia.
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Desde luego no es casual que los negacionistas de febrero y marzo sean los perseguidores de negacionistas de agosto y septiembre. Es un claro mecanismo compensatorio. Si parece que estamos más preocupados que nadie por el negacionismo parecerá que nunca fuimos negacionistas. Mientras señalamos y perseguimos negacionistas no nos perseguirán a nosotros, que para disimular encabezamos el grupo de perseguidores. Tratan de meternos en un debate sobre el negacionismo, cuando el debate de verdad debería ser sobre la falsedad, la hipocresía, la responsabilidad por los errores, el seguidismo y la ineptitud. Por supuesto aquí nadie ha asumido su responsabilidad y los mismos soberbios gurús que nos explicaron las cosas justo al revés de como eran nos siguen tratando de explicar hoy cómo son las cosas con el mayor desparpajo. Y cuidadito con llevarles la contraria. Por eso estos vídeos merece la pena verlos y viralizarlos, porque obviamente los grandes medios no van a a recordar estos momentos en los que sus estrellas quedan a la altura del guano. Porque sin recordar esto no se entiende por qué estamos como estamos. Y porque sin recordar el pasado pueden volver a engañarnos.
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https://www.youtube.com/watch?v=m90zDYXPfrE
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https://www.youtube.com/watch?v=sEJKyhMhdWc
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