Es de temer que el estado de alarma pueda servir para muchas más cosas además de para luchar contra el coronavirus. De hecho, el gobierno no se está distinguiendo demasiado por su aptitud combatiendo el coronavirus, al punto de que España ya es el segundo país del mundo por número absoluto de contagiados, es más: proporcionalmente a nuestra población somos campeones del mundo de coronavirus.
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Por contra y como decíamos, el gobierno está adoptando un gran número de medidas eficaces para controlar nuestras vidas, los medios de comunicación, el parlamento, o la economía. Está por demostrar que todas esas medidas de control vayan a servir para erradicar al coronavirus o para erradicar la libertad y sumirnos en una especie de régimen comunista-boolivariano crónico.
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En realidad, a estas alturas no es ya la posibilidad de una replicación en España del régimen chavista lo más inquietante, aunque lo sea, sino la casi certeza de llevar al país a la ruina. Y no nos engañemos, en un país en ruina no hay pensiones, ni escudo social, ni sanidad de calidad, ni llegados a cierto punto siquiera disponibilidad de productos de primera necesidad. Las medidas de confinamiento tienen que tener un marco y unos límites razonables por la misma razón que, en nombre de salvar vidas, no se destruye un órgano vital para salvar otro, no se prohíbe el trabajo para evitar accidentes laborales, o no se dedica el 100% de los Presupuestos Generales del Estado a Sanidad, o a carreteras, de entrada porque al final eso costaría más vidas de las que salvaría.
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El plan de someternos a todos a arresto domiciliario puede ser una medida de choque puntual para reducir la velocidad de propagación y ayudar a que no colapse el sistema sanitario, pero no tiene proyección en el futuro. Cualquier persona razonable se tiene que preguntar dónde está la salida del plan, cuál es el objetivo, cuál es el próximo paso. Curiosamente uno de los lugares en los que ya se están haciendo esa pregunta es Andorra. Es por ello que resulta interesante el informe que dos expertos acaban de elaborar tomando como referencia el modelo andorrano. Después de ir a remolque de los acontecimientos a nivel sanitario, lo que nos ha convertido en campeones mundiales de coronavirus, corremos el riesgo de ir también a remolque en el desbloqueo del confinamiento, lo que nos convertiría en campeones del mundo de paro y miseria. Este el informe que se ha publicado con los pasos para ir procediendo a un desconfinamiento gradual y paulatino.
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Un comentario
Para llegar a un régimen bolivariano primero hay que llevar al país a la ruina, hay que terminar con la clase media y hacer que abunde la pobreza. Una vez conseguido esto, hay que echar la culpa al «capitalismo opresor», y ya está.
El coronavirus es la coartada perfecta, y nuestros gobernantes lo saben.