Una de las conclusiones del día de ayer es que ahora el PSN tendrá que conseguir la presidencia del Gobierno de Navarra como sea, porque la alternativa no sería sólo haber perdido la presidencia del Gobierno, sino también la presidencia del Parlamento y la alcaldía de Pamplona. Una alcaldía que a fin de cuentas ya hay quien piensa que pende de un hilo y que en cualquier momento podría ser sometida a una moción de censura. Eso si no revienta el traje a la medida para Frankestein por cualquier otra costura, nacional o foral, porque menos que todo es inseguro nada en la política nacional parece seguro.
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Pueden discutirse los calificativos que merecerá el presumible nuevo gobierno navarro, pero plural no será uno de ellos. Por un lado porque los socios del gobierno en el fondo son bastante iguales, y por otro porque no se puede excluir al 40% de la población navarra y después declararse plural. Serán lo que quieran menos plurales.
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Se demuestra que el PSN no es una garantía contra el nacionalismo y que más PSN no es más Navarra sino más nacionalismo, o como poco más inseguridad. A partir del agostazo el PSN perdió un tercio de sus votantes, pero conservó dos tercios. Cuando surgió Podemos el PSN, a diferencia de los socialistas del resto de España, apenas lo notó electoralmente porque los votantes más radicales ya habían abandonado el partido. La cuestión ahora puede ser qué sucede con los dos tercios de votantes socialistas que se quedaron tras el agostazo. El PSN da por hecho que todos sus votantes prefieren nacionalismo a algún tipo de acuerdo con Navarra Suma. Sería bueno para Navarra Suma comprobarlo intentando seducir a todo ese electorado del PSN que hoy puede estar no del todo satisfecho. Por lo demás salta a la vista que el nacionalismo ha conseguido más del PSN y sus militantes tratándoles de traidores y vendidos que el centro-derecha tratando de relacionarse amistosamente con ellos.
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En la nueva dinámica inaugurada por el PSN, lo lógico es que el presidente del PNV en Navarra sea el presidente del Parlamento de Navarra. Decía el PSN que su objetivo era evitar el control de las instituciones por parte del nacionalismo y la derecha y, en su paradoja, pone en la presidencia del Parlamento a un nacionalista de derechas. Podría decir el PSN que no lo ha puesto pero no es verdad, porque está claro que los nacionalistas han reaccionado mostrándose contentos con el PSN, y no como si hubieran tenido que nombrar presidente a alguien del PNV a pesar del PSN. Y porque el PSN podría haber provocado otra elección distinta y de sus acciones, omisiones y reuniones ha salido un presidente del Parlamento del PNV. Por poder, perfectamente podía haber salido un presidente del PSN.
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Resulta importante tener claro que lo que se nos avecina no es un gobierno del PSN con el programa del PSN, sino un gobierno del PSN con un programa consensuado con Geroa Bai, Podemos e IE, más el apoyo externo de Bildu. Interesa tener siempre presente este dato porque Navarra Suma no es ya que apoye o no apoye puntualmente a un gobierno en minoría del PSN con su programa socialdemócrata no nacionalista, sino que a lo que tendría que dar su apoyo Navarra Suma sería a un programa con Geroa y Podemos. Obviamente el PSN no está buscando el apoyo de Navarra Suma con un programa de gobierno pactado con Geroa y Podemos, y el votante de Navarra Suma quizá tampoco entendería otra cosa que no fuera una oposición decidida y generalizada a dicho programa, lo cual por otra parte confirma que se elige tácita y conscientemente a Bildu como una pieza esencial e imprescindible en la presidencia de Chivite.
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Para fraguar el gobierno de coalición entre PSN y Bildu es probable que asistamos a algo parecido a lo que estamos viendo en otros lugares de España cuando el apestado es VOX. Si Ciudadanos se niega a cualquier contacto con VOX, es el PP quien se reúne con VOX, hace suyas algunas de sus propuestas y después se reúne con Ciudadanos. Aquí será Geroa Bai quien se reúna con Bildu, haga suyas algunas de sus propuestas y después se las traslade al PSN, que de este modo podrá ir negociando por persona interpuesta el apoyo de Bildu.
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“Si Navarra es entregada a EH Bildu, que no cuenten con nosotros para nada», estas fueron ayer las palabras de Javier Esparza tras lo ocurrido en el Parlamento. Efectivamente, no puede haber un balancín y menos pretender que Navarra Suma apoye el programa de PSN, Geroa Bai y Podemos. Navarra Suma no puede dar estabilidad a un gobierno de PSN, Geroa y Podemos. Ante un eventual “kesito” a la inversa ahora no queda otra que ir a por los 26 diputados en las próximas elecciones y para eso no valen los pactos ni las estrategias aritméticas, es la hora de recabar el apoyo de más votantes convenciendo a más electores, cultivando y mejorando ese tejido social, civil, intelectual, cultural, educativo y mediático que le viene faltando a la derecha.
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El PSN, no obstante, tiene aún tiempo para pensar y hagan lo que hagan la respuesta no será el odio, los insultos ni las persecuciones en la calle como a Maite Esporrín, pero sí la tristeza, la decepción y, llegado el caso, el trabajo para derrotar democráticamente al futuro gobierno y revertir cuanto antes la situación.
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6 respuestas
Resulta que Miguel Sanz tenía razón con la teoría del quesito…
Aquí se bombardeó sin tregua aquel planteamiento y el resultado es este. Ahora nadie dice nada sobre aquello.
Es cierto que el planteamiento de Navarra Suma llegó a asustar a sus contrarios. Como efecto mediático ha sido bueno, pero al no llegar a meta, ahora se convierte en un verdadero problema para UPN.
Siendo el distintivo de UPN la defensa de la foralidad navarra, unirse e Cs parece un disparo en el pie. Se quiera ver o no, en Navarra el nacionalismo es más reducido que en País Vasco porque existe un foralismo. El foralismo es un nacionalismo taimado.
Arrimadas intenta asustar con la viejuna transitoria cuarta, cuando la amenaza más inminente y plausible para la identidad de Navarra viene sustentada por su partido que en cuanto le sea posible va a abolir cientos de años de historia foral (que, dicho sea, son más años que los que tiene la bandera de España y la ikurriña).
Por lo que leo y escucho en editoriales, informaciones y tertulias, está instituido con criterio general que si PP, C’s y Vox se abstuvieran para que gobernase Sánchez quien, al fin y al cabo ha ganado las elecciones por disgregación de otros, serían unos pardillos. Estaría de acuerdo si fuese a cambio de nada, sin garantías.
Pero no acepto que llegados a día de hoy, visto lo visto hasta en las últimas horas, los partidos constitucionalistas de centro-derecha no hayan dejado aparte sus rivalidades para lograr el gran interés general. Y eso no pasa por quejarse de lo que hace Sánchez. Mañana sería tarde si no se reagrupan en liderar este país, en ofrecer a esa gran Calamidad que ha superado individualmente en votos a los demás, públicamente, pactos de Estado, con sus fronteras insalvables frente a los nacionalistas y ultraizquierdistas que quieren reventar nuestro sistema de libertades y el ordenamiento jurídico.
Número de diputados no les falta para ese liderazgo. Les falta voluntad y les sobra creer que cada uno de los votos recibidos lo son para mantener sus intereses como partido. Y no es así. En España, millones de votos hubiesen sido intercambiables. Lo que se votó en ellos fue una estrategia para fortalecer el Estado y conseguir erradicar el permanente chantaje nacionalista. En Navarra se logró esa unión, pero no fue suficiente.
Esos votos en España, de momento, se han ido a la basura. Ni PP ni C’s ni Vox están dispuestos a condicionar de manera efectiva la política española para evitar la destrucción del Estado, y eso que no ganan nada abandonando sus responsabilidades. Todos perdemos. Se perdieron los votos. Perderemos España.
Hace falta un liderazgo del constitucionalismo. Están a tiempo.
Yo sé que si le digo a don Pinpon que los derechos forales de Vizcaya, de Guipúzcoa, de Álava o de Navarra son algo un poco pasado de moda en un Estado moderno y que Europa ya los enfila, me voy a llevar un montón de dedos hacia abajo, condenándome a los leones. Así que no lo digo, por respeto a los pobres leones, acostumbrados a mejores manjares. Y no sé qué pasaría si dijese que una disposición transitoria de la Constitución no puede ser eterna sino, como significa, con alguna temporalidad. Y que ya habría debido de caducar, también. Siglo XXI, o así. Por si acaso, tampoco lo digo.
Y sí, la bandera de España nació el 28 de mayo de 1785 en el Real Sitio de Aranjuez, cuando el rey Carlos III escribió de su propia mano los colores y sus proporciones. La ikurriña parece tener su origen en 1894, y los nacionalistas navarros dicen que se bordó la primera en el Paseo Sarasate de Pamplona. La española era representación de otros siglos de Historia. La segunda era una invención de ensoñaciones heptamilenarias de unos vizcaínos.
Muruzabal:
Me temo que la Unión Europea «enfila» unos cuantos aspectos que no son de su incumbencia (de la UE) y adopta otros claramente perjudiciales para las naciones europeas.
No equipare los fueros navarros con los vascongados. No tienen el mismo contenido ni tampoco el mismo origen, evidentemente. Los fueros navarros se explican por su condición de antiguo reino. No se puede decir los mismo de Guipúzcoa, Vizcaya o Álava.
España anteriormente tuvo una bandera de fondo blanco y unas aspas. La bandera de España (aunque no la actual) fue muy anterior a la fecha que usted cita.
El ikurriño está inspirado en la bandera británica. Sí, les va lo british, lo que da colitis, que diría aquel.
A don Alambique le admito la mayor, la foralidad no proviene del mismo origen. Ya le he dado al «me gusta».
Pero, como dice, los fueros navarros se explican por su condición de antiguo reino. Ya muy antiguo. El Viejo Reyno. Y en Europa, que también ha tenido muchos reinos antiguos, no se concibe que las naciones actuales tengan las islas que tenemos nosotros. Vivimos en el sentimiento y en el orgullo y hasta en el amejoramiento, pero me temo que todo ello tiende a declinar.
Y bien que lo siento, que a mí también me gusta. Como los reyes magos y otras tradiciones. Pero estos tiempos no son los de los Palacios Cabo de Armas y nos van a arrastrar en todo.
Muruzabal:
Tampoco en la mayoría de la UE conciben un sistema tan descentralizado como el de las comunidades autónomas, por ejemplo. Cada nación tiene su historia particular. No tenemos porqué ser iguales. De todas formas, para mí, antes que la foralidad está la españolidad de Navarra.