Lo cierto es que nunca tuvo sentido que el PSN negociara primero con Nafarroa Bai sin hacerlo simultáneamente con UPN. Negociando simultáneamente con ambos, hubiera podido respaldar cada exigencia con la amenaza de irse a negociar con el de enfrente. Negociando por turnos, al agotar primero las posibilidades de negociar con uno queda luego abocado a tener que pactar forzosamente con el otro. Seguramente consciente de ello, Zabaleta obligó al PSN mediante ultimátum a comprometerse por escrito para negociar en exclusiva con Nafarroa Bai. Los socialistas picaron el cebo y se comprometieron entusiasmados. Ahora Zabaleta no tiene ningún problema en levantarse de la mesa y amargarle los Sanfermines a Puras.
Sanz, que entendió la estrategia mucho antes, dice que por él no hay problema en repetir las elecciones, es el único que sólo puede ganar o quedarse como está en ese supuesto. Antes ya dijo que Puras no sería presidente con los votos de UPN y que UPN tampoco presentaría candidato si no contaba con una mayoría suficiente. Como ya comentó Navarra Confidencial hace casi un mes, si Puras no consigue pactar con Zabaleta entonces UPN tiene en su mano volver a repetir las elecciones. Basta conque no presente candidato y vote en contra de todos los demás.
Ahora el PSN tiene que elegir si vuelve a llamar a la puerta de Nabai o lo intenta con la de UPN, en cualquier caso habrá perdido la iniciativa y la ventaja. El último en enterarse de la jugada es Pepiño Blanco, que se piensa que Puras puede romper con Zabaleta y llamar luego a la puerta de UPN, exigiendo además penitencia por no haberse creído los navarristas que los etarras se habían vuelto buenos por ensalmo.