Nabai en su laberinto.

Resulta ilustrativo comparar la composición del Parlamento de Navarra en las 3 últimas legislaturas. Si nos remontamos a la de 1999-2003, Euskal Herritarrok (enésima encarnación de Batasuna) contaba con el 15,58% de los votos. El resto del nacionalismo (PNV-EA), representaba sólo un 5,44%. Total nacionalista, un 21,02%. Virtualmente idéntico porcentaje que el obtenido por Nabai en 2007 (23,62%).

A partir de este dato, no es difícil adivinar cuál es la base social de Nabai, cómo siente y respira el votante de Nabai. Tres cuartas partes de Nabai es el electorado tradicional de Batasuna. Nafarroa Bai es por tanto el partido adoptivo del voto huérfano de Batasuna-Euskal Herritarrok.

En las elecciones de mayo, el voto nulo que pudiera atribuirse a Batasuna rondó el 3%. El proceso de fagocitación del voto batasuno, por tanto, puede darse por concluido o casi concluido. Todo el crecimiento de Nabai, hasta ahora, ha sido poco más que un traspaso de cuenta nacionalista a cuenta nacionalista. Es por ello que en estas próximas elecciones Nabai se enfrenta a una auténtica encrucijada.

Y es que Nabai ha hecho apuestas muy elevadas. Por una parte ha puesto en duda la propia legitimidad democrática del Gobierno de Navarra, a causa de la frustración de un pacto post-electoral que no era sino uno de los posibles tras el mapa electoral que dejaron las elecciones. Por otro lado, viene vaticinando con paralela intensidad tanto la debacle-castigo del PSOE en Navarra como un meteórico ascenso en votos que le permita hacerse con 2 diputados.

Las aspiraciones de Nabai se basan en dos premisas que parecen un tanto aventuradas: que la base socialista en Navarra realmente comparte el sueño de Zabaleta de que los nacionalistas gobiernen Navarra, y que en todo caso la forma de castigo que eligirían los hipotéticos votantes socialistas descontentos sería votar a Nabai.

Pero aún hay más. Como antes ha quedado expuesto, la base electoral de Nabai coincide abrumadoramente con la base electoral de Batasuna. Tanto UPN como PSN pueden estirarse hacia el centro buscando el gran caladero de votos. Nabai en cambio, un frente nacionalista muy descentrado, tendría que estirarse simultaneamente hacia Batasuna y hacia el PSN para captar los votos de ambos, algo así como acelerar y frenar al mismo tiempo.

Si más allá de terminar de fagocitar a Batasuna, Nabai no consigue unos resultados espectaculares, a la altura de las elevadísimas espectativas que ella misma ha creado, quedará en evidencia la falsedad de todas las acusaciones que la coalición ha venido lanzando tras el fallido pacto "de progreso". Quedará demostrada, asimismo, la inexistencia de esa hipotética mayoría paralela a la parlamentaria cuya representación permanentemente se arrogan. Y quedaría claro que, una vez fagocitado el electorado batasuno, el discurso de Nabai estaría agotado.

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