El beneficio para el subvencionado es indiscutible.
No tiene sentido medir el éxito de una subvención por la satisfacción del subvencionado. Si mañana un funcionario del Gobierno de Navarra se pusiera a repartir cheques de 100 euros en la puerta de una conocida tienda de ropa, es más que probable que aumentaran las ventas de esa tienda de ropa. Y es seguro que todas las demás tiendas de ropa de Navarra y de España estarían encantadas si, ante la puerta de cada una de ellas, un funcionario del Gobierno se dedicara a repartir cheques de 100 euros a los clientes que entraran. Ahora bien, aunque ni el Gobierno de Navarra ni algunos medios parecen conscientes, para que haya un funcionario del Gobierno repartiendo 100 euros en una puerta, necesariamente hace falta que haya otro funcionario cobrando 100 euros en alguna otra puerta. El número de billetes que regale el primer funcionario, al final, necesariamente coincidirá con los que el segundo recoge en la otra.
El Plan Renove no genera recursos, simplemente los desvía.
El Plan Renove no genera actividad, se limita a desviarla de un sector a otro, el subvencionado. El Plan no tiene sentido si no se venden más televisores o más coches que si no hubiera existido el Plan. Pero todo ese dinero que se ha gastado en televisores o coches porque estaban subvencionados es un dinero que se ha dejado de gastar en ropa, en bares, en libros, en viajes, en calzado o en muebles porque no estaban subvencionados.
La subvención es una forma pública de dopaje.
En las procelosas aguas del mundo de la empresa, la subvención es una ventaja que un comerciante recibe a costa de otro. La subvención, como el dopaje, provoca que no todas las empresas compitan en igualdad de condiciones. Al igual que la necesidad de doparse sólo la experimenta quien no encabeza la carrera, casi por definición las subvenciones sólo las necesitan los sectores en donde se está destruyendo riqueza. A su vez, el dinero de las subvenciones no cae del cielo, sino que en último término proviene de los sectores en los que se crea riqueza. Es decir, que las subvenciones consisten en detraer recursos de donde se genera riqueza para desviarlos hacia donde se destruye. Salta a la vista que se trata de una política suicida y que un gobierno prudente debería promover exactamente lo contrario en una sociedad que quiera prosperar.
Otro punto necesario de meditación es que los 100 euros que el Gobierno de Navarra paga a alguien que compra un televisor no los paga el Gobierno de Navarra. El Gobierno de Navarra no paga nada. Miguel Sanz no paga nada. José María Roig no va a pagar ni un solo televisor de su bolsillo. El que paga todos los televisores es el contribuyente navarro. Se da sin embargo una curiosa circunstancia, que se suma a todas las anteriores, sobre la que merece la pena llamar la atención. Aunque al contribuyente le cuesta 100 euros pagar un cheque-televisor de 100 euros, un cheque-televisor no tiene el mismo valor que un billete de 100 euros. La razón es que con el cheque-televisor no se puede comprar un café. Nadie en su sano juicio cambiaría un billete de 100 euros por un vale que no se puede gastar más que en una televisión. Nadie excepto el Gobierno de Navarra y sólo con el dinero de los contribuyentes. Una máquina de convertir billetes de 100 euros en cheques-televisor de 100 euros es una máquina de perder valor. Por tanto un billete de 100 euros siempre tendrá más valor en el bolsillo del contribuyente que convertido en impuesto y transformado en un cheque-televisor. Nada impide por otro lado, al no existir esa subvención, que quien ha tributado esos 100 euros de menos y por tanto tiene un billete más de 100 euros en el bolsillo se compre si quiere un televisor.
Todo lo anterior puede resultar un tanto denso, pero en Navarra Confidencial no estamos por el pensamiento único ni por el pensamiento leve. Sin embargo podemos ilustrar los posibles efectos perniciosos del celebrado Plan Renove de una manera mucho más gráfica. Apenas un par de días después de expirar el Plan Renove hemos vuelto a dar un paseo por algunos centros comerciales cercanos a Pamplona, comparando los precios DESPUÉS de acabar el Plan Renove con los precios ANTES de que acabase. De hecho ya nos hemos tropezado –véase el ejemplo- con algunos carteles que distinguen el precio del televisor ANTES, y nos reciben con un acogedor “ahorra 150 euros”. ¿Han pasado apenas dos días y ya empiezan a bajar los precios?
Hemos intentado localizar exactamente los mismos televisores que mostramos en nuestra anterior comparativa. En algunos casos ya no hemos encontrado exactamente el mismo modelo, en otros el precio seguía siendo el mismo, y en otros –tal y como sospechábamos- el precio ha bajado. Si esto pasa apenas a los dos días, no sabemos lo que pasará a los dos meses de terminar el Plan Renove. Pero puede que en dos meses volvamos a hacer la prueba.
Es la segunda comparativa similar de precios que llevamos a cabo en relación con el Plan Renove. La primera la realizamos comparando los precios de los centros comerciales que rodean Pamplona (subvencionados) con el de algunas de las tiendas on-line más populares (no subvencionadas) de artículos electrónicos. La conclusión fue entonces que, a pesar de los 100 euros ofrecidos por el Gobierno de Navarra, más valía andarnos con ojo porque podía resultar que el mismo televisor nos costara hasta 214 euros más caro que si lo comprábamos por internet. Hemos escrito “a pesar de los 100 euros ofrecidos por el Gobierno de Navarra”, pero a la vista de la comparativa de hoy quizá debiéramos concluir que la diferencia se produce precisamente por culpa de los 100 euros de subvención del Gobierno de Navarra. De ser así, además de todo lo anterior, la diferencia la está pagando usted con sus impuestos y a eso nunca nos atreveríamos a llamarlo “éxito”.