Mucho tiempo desde la Guerra Otomana

La guerra entre Armenia y Azerbaiyán en Nagorno-Karabakh continúa. Azerbaiyán intenta retomar el control de la región con un apoyo visible de Turquía en materia militar y diplomática. Sin este respaldo, el pequeño Estado de Azerbaiyán no entraría en conflicto con Armenia (uno de los aliados más allegados de Rusia). Esta es una de las acciones más agresivas de la república turca, que está intentando reconstruir su estatus de potencia mayor en la región. Anteriormente, intervino en la guerra civil siria y ocupa ahora poco más de unos cientos de kilómetros cuadrados de tierra, escalando en el mar Egeo el conflicto que hizo a Francia mover su flota de batalla para defender a Grecia. En un futuro, Erdogan y su gobierno en Ankara continuarán, probablemente, intentando recuperar el estatus imperial de Turquía.

Históricamente, el Imperio Otomano fue la mayor amenaza a la Europa cristiana de los recientes tiempos modernos. Tras la toma de Constantinopla en 1453, las fuerzas turcas entraron en Europa conquistando los Balcanes, y avanzando con sus reformas en los siguientes siglos. La única fuerza que pudo detenerles fue la acción coordinada de varios reinos cristianos, principalmente liderados por monarcas del Sacro Imperio Germánico. La batalla de Viena, en 1683, que paró a las fuerzas otomanas, fue uno de los mayores desafíos para la Cristiandad. Tras las victorias del ejército austriaco en 3 guerras a lo largo del siglo dieciocho, la situación cambió y las monarquías cristianas empezaron a recuperar esas tierras previamente tomadas por los turcos. Los Otomanos, por sí mismos, se volvieron menos agresivos, cayendo lentamente en la pereza, lo cual llevó a una degeneración de su Estado. Su imperio finalmente cayó en 1922, 4 años después de su derrota en la Primera Guerra Mundial. En los consecutivos 100 años, Turquía ha estado alejada de la política global.

Actualmente, Turquía tiene 80 millones de habitantes, una economía en crecimiento rápido y un gran ejército. No solo la economía está creciendo, sino también su población, debido a la tasa de natalidad y a la inmigración de los refugiados de guerra de Irak y Siria. La tecnología moderna y la barata mano de obra hacen que sus compañías sean competidores exitosos en muchos mercados. Las ciudades turcas están creciendo, un montón de gente está adquiriendo la formación necesaria para crear su propia tecnología. Las políticas religiosas y conservadoras le dan a Erdogan una opinión más bien buena en muchos países musulmanes, lo que abre la puerta a mayores inversiones directas en África y Asia. Estas oportunidades permiten a Turquía acercarse al estatus de una potencia regional mayor así como reforzar sus intereses en Oriente Medio. Es más, a nivel político ideológico, los éxitos de partidos populistas conservadores en Centroeuropa, principalmente en Polonia y en Hungría, lo cual es muy afortunado para Turquía. Escalando el conflicto ideológico entre Varsovia, Budapest y Bruselas, se da la oportunidad para crear una alianza política de fuertes gobiernos socialmente conservadores (llamados «dictaduras») en la Unión Europea y la república turca. Por supuesto, con Erdogan como una figura principal.

Además de la economía y la diplomacia, hablamos del segundo mayor ejército en la OTAN, con grandes reservas humanas, entrenadas durante un servicio militar obligatorio (esto es el mejor argumento de Erdogan en cualquier conflicto político). 600.000 soldados con armamento moderno parecen ser imparables en Oriente Medio. Es más, el ejército turco tiene acceso a armas nucleares americanos, lo cual le facilita derrotar a casi cualquier enemigo. El presidente Erdogan utiliza este argumento con frecuencia. Cuando quiso controlar el territorio kurdo en Siria, simplemente dio órdenes a sus soldados y marcharon. ¿Qué hizo Erdogan cuando vio la oportunidad de extraer combustibles fósiles bajo el mar Egeo? Él simplemente envió un grupo de buques de guerra para vigilar a un barco turco que buscaba recursos debajo del agua. Este comportamiento es, por supuesto, algo exitoso pero también molesto para sus aliados europeos. ¿Por qué deben apoyar los europeos a un gobierno que es agresivo incluso hacia los miembros de la OTAN?

Durante la Guerra Fría, era obvio que cualquier aliado era necesario para oponerse a la URSS y al Pacto de Varsovia, pero tras el colapso del comunismo en Europa del Este, la amenaza soviética para Europa Occidental terminó. La extendida OTAN es, obviamente, más fuerte que la Federación Rusa por sí sola. Moscú y Europa Ocidental saben bien que tanto París, Roma y Berlín están muy lejos del rango ruso, por lo que seguir molestando a Turquía es innecesario. La OTAN en sí misma tiene, ahora, problemas con la auto-identificación y la definición de su propósito de existencia como una estructura militar. El Presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo que la OTAN había sufrido una muerte cerebral, lo que no da sentido a su existencia. Esta percepción hace que lidiar con una ambiciosa Turquía sea mucho más difícil¿hemos de respaldar nosotros, como europeos, sus políticas porque somos aliados? ¿O más bien debemos intentar frenar a Erdogan dada su hostilidad hacia Grecia, un miembro tanto de la UE como de la OTAN? ¿Hemos de compartir tecnología militar o, más bien, fortalecernos contra nuestro aliado formal?

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CLAVES EN OPINIÓN

2 respuestas

  1. ¿Le parecen populistas los gobiernos de Polonia y Hungría? ¡Ojalá los políticos de España se parecieran a ellos. ¡Qué ocurrencia, hacer una alianza en la que Erdogan fuera el principal! Armenia es cristiana y no representa ninguna amenaza. ¿Los conservadores son dictadores? ¡Huy qué cosas tan raras!

  2. El autor del artículo califica a los gobiernos conservadores como «dictaduras». ¿Cómo llamaría a los gobiernos socialistas? ¿Cual sería el calificativo para nuestro flamante gobierno social-comunista?.

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