Seguramente a sus votantes no les importa demasiado, pero la hemeroteca del actual gobierno y los partidos que lo sustentan resulta apabullante. Cualquiera se puede imaginar lo que va a salir estos días, a cuenta del coronavirus, repescando en los archivos los mensajes de nuestras autoridades y sus terminales mediáticos. Lo más suave que se puede decir es que va a ser alucinante. Eso sí, no tan alucinante como que habiendo dicho lo que dijeron aquí no pase nada y no ruede ninguna cabeza.
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Dicho esto, al repasar la hemeroteca no sólo van a apareciendo citas terribles respecto a la pandemia, que ya iremos recordando, sino que de repente nos encontramos con cuestiones asimismo significativas que también se observan bajo una nueva perspectiva a la luz de los sucesos actuales con el paso del plazo de un año. Véase si no este tuit de Echenique ahora que tanto le preocupa Pablo Hasel y la libertad de expresión.
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https://twitter.com/PabloEchenique/status/1234554685874413570
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Como puede observarse, los mismos que defienden la excarcelación de Pablo Hasel y que, supuestamente en defensa de la libertad de expresión están dispuestos incluso a legislar ad hominem para sacarlo a la calle, pese a sus agresiones, sus amenazas, su enaltecimiento del terrorismo y sus reincidencias, resulta que querían meter en la cárcel a Eduardo Inda. Se ve que esto de la libertad de expresión depende básicamente de la ideología del que critica y de la ideología del que es criticado. En realidad, resulta pasmoso cómo los líderes de un partido que está en el gobierno hablan de mejorar la democracia metiendo en la cárcel a los directores de periódicos que no les son afines.
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Por supuesto para que alguien pueda hacer gala de esta doble moral con este desparpajo se requiere que disponga de cantidades industriales de cinismo almacenadas en su conciencia. También necesita muchas complicidades, el control de muchos medios y el seguimiento acrítico de la mayoría de sus partidarios. En todo caso no puede pasarse por alto la peligrosidad de que este tipo de gente esté en el gobierno. Gente dispuesta a encarcelar a sus detractores y gente dispuesta a garantizar, hagan lo que hagan, la impunidad de sus seguidores. Si diera lo mismo que este tipo de gente llegara al poder, no habría estados de derecho fallidos.
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