Un gobierno incapaz de recortar gastos.
Reconduzcamos por tanto el ejemplo. Si un gobierno se gasta la mitad del dinero en ginebra, y la otra mitad en ayudar a los parados, cuando nos sube los impuestos, ¿estamos pagando la ginebra o la ayuda a los parados? Dicho de otro modo: cuando el estado nos sube los impuestos, ¿estamos pagando la ayuda a los parados o los déficit gigantescos de las televisiones públicas? Con el IPC cayendo al –1,4%, ¿pagamos la ayuda a los parados o la subida de un 3% del sueldo de los funcionarios? Más aún, con la subida de impuestos, ¿pagamos la ayuda a los parados o el tri-sueldo público de Leire Pajín? Si el gobierno dice que sube los impuestos para ayudar a los parados, pero al mismo tiempo sigue pagando tres sueldos a Leire Pajín, no es cierto que los suba para ayudar a los parados, sino para pagar a doña Leyre. Tras pagar a doña Leyre, evidentemente, no queda dinero para pagar a una veintena de parados. El mismo razonamiento es válido para las televisiones públicas, el gasto corriente de la Administración, o las subidas de sueldo a los funcionarios. Incluso, ya puestos, las nueves sedes faraónicas de tantos y tantos ayuntamientos.