Aunque en el día de ayer la comisión de investigación consumió horas y horas de tiempo, la clave de la jornada la aportó en menos de un minuto el ex número dos de la Hacienda Tributaria, Manuel Arana. En su comparecencia del viernes, Idoya Nieves mencionó que cuando supuestamente se produjo la conversación en que Lourdes Goicoechea le pidió el Plan de Inspección de Hacienda lo comentó posteriormente con otras personas. Entre ellas citó a Manuel Arana, entonces director de planificación y control tributario, que compareció ayer para dar su versión de los hechos.
Interrogado por esta conversación, Manuel Arana confirmó la versión de Idoya Nieves: “Si. Yo constato que ella (Nieves) me cuenta la conversación que mantuvo en El Mercáo con la entonces consejera de Industria, Empleo y Medio Ambiente y me cuenta tanto la solicitud que hace la consejera como la respuesta que ella le da”.
Asimismo, preguntado si le constaba que Idoya Nieves previniera a otras personas sobre este comportamiento, Arana contestó escuetamente: “sí”.
La declaración de Arana coloca en el punto de partida a Lourdes Goicoechea, porque puede concebirse que una alto cargo despedida, por despecho y venganza, se invente una conversación comprometedora ahora aunque -salvo que malinterpretara lo que le pedía la consejera en 2011 – no parece lógico que lo haga ahora.
La cuestión es que no le debió parecer tan grave a posteriori aquella insinuación porque:
cuando se produce esa presunta solicitud Goicoechea NO era la superior jerárquica de Nieves , lo era Miranda y si le pareció tan grave debía haberlo hecho constar oficialmente.
¿cómo aceptó -después- ser la mano derecha de alguien «que no sabía donde estaba» y que le había hecho peticiones improcedentes?
¿Esa solicitud en la famosa comida fue algo irrelevante durante casi tres años pero se convierte en algo importante cuando ha sido relevada de su puesto para ella y para el a su vez mano derecha Manuel Arana?
¿Quiso presumir tras la comida ante sus compañeros de insobornable y modelo a seguir frente a presuntas peticiones improcedentes?,
El resto de comparecencias, incluida la de la propia Lourdes Goicoechea, no aportaron ninguna novedad al debate del resto de los asuntos.
Desde el pasado viernes, los límites de ese debate, establecidos por la propia Idoya Nieves, que evitó expresamente hablar de corrupción, son si las actuaciones de la consejera supusieron alguna intromisión, injerencia o descalificación de la actuación de sus subordinados, o si bien respondieron a las labores normales que pueden esperarse de la consejera de Economía y Hacienda, las cuales (de nuevo reconocido por la propia Nieves) incluyen la capacidad de preguntar, solicitar información e incluso discrepar y mostrar desacuerdo. Es más, ambas cosas son posibles simultaneamente significando tan sólo que la forma de trabajar de la consejera, aún dentro de sus competencias, podía resultarle incómoda a la directora, al punto de decidir, legítimamente, presentar su dimisión.
En definitiva, fuera del incidente de El Mercáo, todo lo demás parece un debate no demasiado interesante respecto a si nos encontramos ante una consejera un poco entrometida o una directora de Hacienda un poco suspicaz. Lo cual, por otro lado, no debiera tener mayor incidencia en el debate político de la Comunidad y, de hecho, seguramente en otras circunstancias no lo tendría. Tampoco es probable que el escándalo tenga recorrido judicial pese a las pretensiones del señor Rascón (PSN), incluso en el caso del Mercáo, aparentemente el más inexplicable para la consejera, claro que para cuando la Justicia se pronuncie sobre algo de todo esto, sea en un sentido o en otro, ya puede haber caído un gobierno, haberse formado otro, caer este y volver a formarse otro.
A fin de cuentas, quizá no debamos olvidar que lo que en este momento se está debatiendo son una serie de cuestiones que son la explicación de una dimisión, las cuales no necesariamente pueden pasar por sí mismas y todas ellas a justificar una moción de censura, una denuncia penal o una causa general.
6 respuestas
A mi me asaltan dos ideas. La primera es que es posible que una parte de la administración (Industria), que concede ayudas y subvenciones, y planifica actuaciones sectoriales etc etc…no veo raro que deba concer a grandes rasgos las actuaciones de otra parte de la administración (Hacienda) para evitar contradicciones y choques. Apuntando también que habránque tene mecanismos para evitar uso fraudulento de esa información…al igual que el resto de información emanada de la administración.
La segunda idea es que si ahora nos parece tan grave esa petición…¿por qué no les pareció tan grave hace más de dos años? También había elecciones cercanas….
Ah, pero entonces el Quesito creía tenerlo todo atado y bien atado. Pero luego Barcina echa a Roberto y descabalga a Catalán. Y entonces lo que no se le dió importancia, se le da. Porque si no tienen la cabeza de Barcina, que tampoco es que sea un gran trofeo todo sea dicho, y la tengan en breve plazo, se les pasa el arroz, y la posibilidad de manejar las listas en la municipales.
Si llega ese momento, Delenda Est Quesito. ¡¡¡¡¡Y sobre todo los Queseros!!!!!
Estimados contertulios,
Ciertamente, la tesis que defiende que la exdirectora gerente de la HTN actúa a posteriori denunciando irregularidades por despecho o quizás porque está involucrada en una operación política para acabar con el gobierno actual de UPN, incluso por una parte de la misma UPN, podría ser plausible, salvo que: 1.Se procede rápidamente a desacreditarla con argumentos como «¿por qué no lo denunció en su momento?»: pues obviamente por lealtad y por sensatez. A un director/a de la HTN u otro director general, en su sano juicio, no se le ocurre denunciar a su superior jerárquico-político, sino que le puede hacer ver la improcedencia de su «solicitud» o «sugerencia», porque también es cargo de confianza y sabe el lío que se montaría. 2. Podemos estar cometiendo el error grave de matar al mensajero simplemente porque denuncia «a destiempo» o «por despecho»: lo relevante del caso, en el terreno moral, y no en el penal, es si las «sugerencias», «opiniones» y «solicitudes» de la vicepresidenta pretenden influir en el subordinado y entrometerse en sus competencias para que cometa las irregularidades a favor del superior y sin que éste se manche, y si esta forma de actuar es moralmente aceptable en alguien que tiene que actuar con presumible rigor legal y trasparencia. Y 3. Es evidente que, como las «irregularidades» llegan hasta la mismísima presidenta, la única estrategia que le queda a ésta consiste en llamar a rebato a todos sus acólitos del gobierno, a quienes puede exigir lealtad por razón del cargo de que disfrutan gracias a su dedo, y todos a una defienden sin fisuras la honorabilidad de la vicepresidenta y, al miso tiempo, se dedican a difamar a la exdirectora de la HTN con razones como las expuestas. Mi conclusión es clara: moralmente la vicepresidenta es culpable, y su superior también.
Muy bien, pero conociendo la forma de actuar y el tipo de “sugerencias” y “solicitudes” que solía hacer la vicepresidenta, y las intromisiones en sus competencias para que cometa irregularidades, accede sin chistar o, mejor dicho, ella se ofrece a seguir en el puesto de Directora-Gerente a las órdenes de tan «entrometida» Consejera. ¿Por qué?
Otra cosa: ¿Es leal y sensato divulgar la carta de dimisión entre sus subordinados?. ¿Y, qué razón hay para enviarla al parlamento, del que no tiene ninguna dependencia?.
¿Qué le solicitó, en qué términos, en qué contexto, reiteró la solicitud tras la respuesta fundamentada de Idoia (fundamentada, en otro caso, mi estimadísima Idoia:¡no!)? ¿Aceptó la respuesta? ¿No es cierto que después seguisteis (Edurne e Idoia) teniendo trato más que cordial? ¿Es que esos hombres (ni una sola mujer en la Comisión!!!) no entienden? Idoia: ¿lo pasaste ese día peor que cuando te echaste a llorar delante de Miranda y compañeros?
Somos muchos a los que nos asquea esta cleptocracia dirigida por fracasados en el mundo laboral que, sabedores de su limitación para progresar en un mercado libre, decidieron dedicarse al expolio de fondos públicos, al chantaje de constructoras, al saqueo de entidades financieras y a vivir del cuento, esto es, los que se autotitularon políticos y se pusieron, manos a la obra, al oficio del saqueo.
Esta gleba cretina y ágrafa ha cometido tales y tan groseras tropelías que nos han llevado al atónito e indignado pasmo ante los enormes desmanes protagonizados impunemente ante nuestras narices.
La verdad, todas estas bandas compuestas de intrigantes arrabaleros -habituales participantes en baratas tertulias de mofadores con las que se distrae a la plebe-y que han arrasado impunemente y a placer la totalidad de las taifas y administraciones varias innecesarias en que previamente disgregaron España, no merecen sino la cadena perpetua y el escupitajo en la jeta. Lo más jodido es la sensación de impunidad.
El amigo Manuel Arana «constata», y en la misma comparecencia reconoce que dimitió porque no le habian hecho gerente. Vamos, otro rebotudo más en la corte de los milagros.