Todo aquel que siga en las redes sociales a los líderes locales y nacionales de Podemos, se habrá encontrado en fechas recientes con sus retuits y menciones en apoyo al político brasileño Lula da Silva, condenado actualmente por corrupción y en prisión, que pretende no obstante presentarse a las elecciones presidenciales de 2018 en Brasil.
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Efectivamente, los mismos políticos que en España han hecho bandera de la lucha contra la corrupción, que han apoyado una moción de censura contra Rajoy (que con todas las críticas que se le puedan hacer no está imputado ni condenado por nada), resulta que abogan por llevar a un presunto corrupto a la presidencia de Brasil. Ah, pero es que este político condenado es de izquierdas, toca de nuevo otro cambio en la vara de medir.
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Al igual que los miembros de la manada, la condena de Lula no es firme, no obstante lo cual efectivamente ya tiene sobre sí una condena, en concreto de 9 años y seis meses de prisión, por corrupción pasiva y lavado de dinero, al haber sido encontrado culpable de recibir sobornos de la constructora OAS entre 2006 y 2012 por un valor de 3,7 millones de reales. Concretamente la constructora habría pagado un apartamento de lujo de tres plantas propiedad de Lula, cuya propiedad éste habría ocultado.
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Lula, además, está siendo investigado en otro proceso por una trama de corrupción relacionada con la petrolera Petrobras, que a cambio de favores habría financiado sus campañas políticas y las de sus aliados políticos.
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Un imputado ya es un maldito, pero sólo si es de los otros
Juzgar a Lula cuando el investigado es un político de izquierda, según se ve en el propio comunicado que ha hecho público Podemos, no sólo no es un deseable avance en la lucha contra la corrupción sino un ataque a la democracia. Además, las encuestas le son presuntamente favorables a Lula, pero lejos de que Podemos se escandalice de que un condenado por corrupción pueda ser el favorito en unas elecciones, lo utiliza como argumento para que le dejen presentarse. Rajoy, simplemente porque la izquierda le llamaba corrupto, sin sentencia alguna ni imputación de por medio, era un presidente indigno y había que echarlo como fuera. Una vez echado del poder, por cierto, Rajoy ha vuelto a la vida civil en el Registro de Santa Pola, que es algo un poco raro para alguien que tuviera miles de millones escondidos para darse la vida padre al dejar la política. Claro que el cuatripartito, tras años de años de socavar la legitimidad de UPN en Navarra con acusaciones de corrupción, después de llegar al poder ha reconocido que se ha pasado 3 años buscando algo debajo de las alfombras y no ha conseguido encontrar nada. Por supuesto los líderes podemitas en Navarra, los mismos que respecto a Venezuela se negaron a votar una declaración paralmentaria en apoyo de Leopolo López, apoyan a Lula, así nos hemos enterado nosotros de este nuevo ejercicio de hipocresía.
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Cronología, bastante abrumadora, del caso Lula:
https://elpais.com/internacional/2018/04/05/actualidad/1522917041_563602.html